El 22 de junio del 2017 se registró uno de los incendios más grandes en la historia reciente de Lima. El hecho ocurrió en el complejo comercial “Las Malvinas”, en el Cercado de Lima. Producto del fuego dos jóvenes que se hallaban al interior de un contenedor de la galería Nicolini perdieron la vida calcinados. Por más que lo intentaron, Jovi Herrera Alania (20) y Jorge Luis Huamán Villalobos (19) no pudieron escapar por encontrarse encerrados bajo llave.
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Luego de cinco días, el incendio fue finalmente apagado por los bomberos. Tras lo sucedido, los dueños del contenedor Vilma Zeña Santamaría (44) y su esposo Jhony Coico Sirlopú fueron hallados culpables y sentenciados a 32 y 35 años de prisión, respectivamente, por el delito de violación de la libertad personal, en la modalidad de trata de personas agravada con fines de explotación laboral y esclavitud.
Sin embargo, a 6 años del siniestro, la policía no logra dar con el paradero de ambos, pese a que existe una orden de requisitoria en su contra. Precisamente, a fin de obtener información relevante que permita la ubicación y captura de Zeña Santamaría, el Ministerio del Interior (Mininter) la incluyó en su Programa de Recompensas, ofreciendo la suma de S/50 mil.
Fue la Dirección Nacional de Investigación Criminal (Dirnic) de la Policía Nacional quien solicitó que la mujer prófuga de la justicia sea incluida en dicha lista. Asimismo, si algún ciudadano colaborador tiene información sobre los fugitivos puede comunicarse de manera gratuita al número telefónico 0800 40 007. La policía ha señalado que garantiza su seguridad y confidencialidad.
Para conocer la lista completa y rostros de los requisitoriados incluidos en el Programa de Recompensas del Mininter ingresar a la página web www.recompensas.pe.
Un infierno desatado en Las Malvinas
Era alrededor del mediodía del jueves 22 de junio del 2017, cuando una intensa humareda se vislumbraba en una de las esquinas más concurridas de “Las Malvinas”. Se trataba de un incendio en la exgalería Nicolini. En el lugar se habían apilado varios contenedores que funcionaban como centro de labores de distintos jóvenes de escasos recursos.
Uno de esos contenedores albergaba a Jovi Herrera y Jorge Huamán. Ambos jóvenes permanecían atrapados, sin poder escapar del fuego, ya que habían sido encerrados bajo llave. Luego se supo que los jóvenes trabajaban de forma inhumana; su empleador sellaba la única puerta de ingreso y salida del contenedor argumentando que lo hacía para “evitar pérdidas en su mercadería”.
Decenas de bomberos y personal de rescate trataban por todos los medios de pagar el fuego y rescatar a los dos jóvenes atrapados. Mientras tanto, una de las víctimas sacó su mano por una de las rendijas del contenedor para avisar dónde se encontraban y pedir auxilio. En otro momento sacó un objeto fluorescente y lo movió de un lado a otro a fin de ser ubicados más rápidamente.
Mientras todo esto ocurrió, los familiares de ambos jóvenes se hallaban totalmente desesperados en las inmediaciones de la exgalería Nicolini. Algunos de ellos mostraron a los medios los mensajes de texto que recibían de parte de los jóvenes, quienes en un primer momento confiaban en que iban a ser rescatados.
Sin embargo, a cada minuto que transcurría el fuego parecía extender aún más. El trabajo de los bomberos resultaba insuficiente. Los materiales que se almacenaban en aquella manzana eran altamente explosivos y la situación se tornó incontrolable.
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Algunos de los mensajes que enviaban Jovi Herrera y Jorge Huamán y que narraba los momentos de pánico que empezaron a vivir dentro del contenedor fueron: “¡Ayúdame tío, ayúdame, por favor!”; “Nadie me abre la puerta y el humo está entrando”. Al cabo de unos minutos, la batería de los celulares de Jovi y Jorge se iba agotando, al igual que sus esperanzas de ser salvados. “Por favor, cuiden a mi hija, no la dejen. Que mi mamita no llore”, fue el último mensaje que envió Jovi Herrera.
Los restos de ambos jóvenes recién fueron rescatados el 29 de junio, es decir, siete días después del inicio del incendio. “Trabajábamos encerrados. No había ventanas y todo era enrejado. Me pagaban 20 soles”, comentó uno de los amigos de Jorge Huamán. “No había espacio ni para ir al baño. Tenías que orinar en botellas”, sostuvo otro joven que dijo tener 17 años.
Lo cierto es que todos estos jóvenes recibían un mísero pago mensual de S/200. El trabajo consistía en borrar la marca china de los fluorescentes y estampar el nombre de marcas más comerciales. Es decir, no solo existía explotación laboral, sino que también era parte de un negocio ilícito de malos empresarios.
Uno de los jóvenes que trabaja en el sitio y bajo esta modalidad contó que para burlar a las autoridades de fiscalización los dueños los sacaban a todos rápidamente y mientras ellos se iban a sus tiendas. Los jóvenes permanecían afuera hasta que los fiscalizadores se iban y nuevamente los encerraban en contenedores.
Vale decir que Vilma Zeña Santamaría y su esposo Jonny Coico Sirlopú recibieron una pena de 32 y 35 años de prisión, respectivamente. Sin embargo, en el 2019, la Sala de la Corte Superior de Justicia de Lima redujo la condena de ambos a 15 y 30 años.
Madre de víctima clama justicia
La señora Bertha Villalobos, la madre de Jorge Huamán, uno de los jóvenes que murió en el incendio de la exgalería Nicolini, sostuvo que en todo este tiempo nunca ha dejado de buscar justicia por la muerte de su hijo, por lo que mencionó que esta recompensa ofrecida para encontrar a Zeña Santamaría le da cierta esperanza de que la mujer pueda pagar por lo que hizo.
“Pensaba que se habían olvidado de mi caso. Siempre estoy detrás preguntando a la abogada. Son seis años en que no he recibido ni siquiera un sol [de reparación civil]. Siempre vuelvo al lugar, veo que lo han tumbado parte”, comentó.
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La señora Bertha también mostró su inconformidad por el poco avance de la policía en la búsqueda de la principal responsable de la muerte de su hijo. “Pareciera que no han hecho nada en todo este tiempo. Después de 6 años veo esto, recién la han puesto en el Programa de Recompensas”, expresó.
En tanto, la señora relató que la familia de los responsables en algún momento se disculpó con ella, pero que al parecer el fin fue intentar convencerla de desistir en su reclamo. Indicó que si bien ha sentido el apoyo de parte de algunas personas y comerciantes de la zona, habría un grupo de estos que rechazarían su presencia y que por ello no la han invitado a las misas celebradas en anteriores ocasiones en el sitio.
“Algunos me hablan poco, porque me conocen. Peor otros cuando hacen misa nunca me llaman”, detalló.
¿Qué pasó con el terreno de la exgalería Nicolini?
En marzo del 2022, luego de cinco años de ocurrido el incendio en la exgalería Nicolini, inició el proceso de demolición de este predio ubicado en el conglomerado Las Malvinas, debido a las condiciones de inhabitabilidad con alto riesgo de colapso que presentaba.
Mediante una reunión en el lugar, los empresarios de la exgalería entregaron a los funcionarios de la Municipalidad Metropolitana de Lima un expediente técnico para efectuar la demolición de la estructura, que contaba con 5.000 metros por piso.
La comuna capitalina informó que la mayoría de los propietarios de esta galería iniciaron esta medida correctiva “luego de las resoluciones e informes del Colegio de Ingenieros y las gerencias de Gestión del Riesgo de Desastres y de Fiscalización y Control”.
El informe pericial concluyó que las estructuras: losas, ábaco de las losas, columnas y sus capiteles, presentaban daños severos, especialmente en el tercer, cuarto y quinto piso del bloque “B”. Asimismo, de acuerdo al Dictamen Pericial Técnico, la Asociación de Comerciantes del Edificio Nicolini (Acofeni) señalaron que existía complicación en una posible rehabilitación y reforzamiento de las zonas mencionadas, por tanto, ante un sismo severo los bloques del predio colisionarían entre sí.
La edificación se había convertido en un espacio que albergaba a delincuentes y personas de mal vivir de la zona.
Ya en julio del 2022, se iniciaron los trabajos de “encapsulado” del edificio, para en los meses siguientes proceder con la demolición total del recinto, la cual duró cerca de dos meses. Para proteger el lugar se ha colocado un cerco metálico en todo el perímetro. Sin embargo, ya ha pasado casi medio año y aún no se observa obras de construcción.
La idea es que se levante un nuevo edificio, el cual tendrá una fachada moderna, patio de comidas, estacionamiento, áreas verdes, locales ferreteros, escaleras eléctricas, depósitos, cancha deportiva, salas de reuniones, auditorio e, incluso, oficinas y espacios para talleres.
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