(Fotos: Jim WATSON y SAUL LOEB / AFP).
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/ JIM WATSON SAUL LOEB
Pedro Ortiz Bisso

Incluso entre los propios votantes demócratas, Joe Biden no es un candidato que despierte mucho entusiasmo. Pero su triunfo en las elecciones presidenciales de noviembre próximo es indispensable, no solo por el bien de Estados Unidos.

Donald Trump no puede seguir al mando de la primera potencia del planeta.

El debate de ayer, el primero de los tres que tendrán los candidatos antes de los comicios, mostró la peor versión del republicano, lo que ya es mucho decir si nos atenemos a los estándares a los que nos tiene acostumbrados. Además de interrumpir permanentemente a su contrincante y desafiar al moderador, volvió a mostrarse altanero, desagradable y falto de modales.

En uno de los peores momentos de la noche se negó a condenar a los supremacistas blancos e insistió en la posibilidad de fraude en las elecciones. Nunca se lo vio tan parecido al Biff Tannen en su versión de multimillonario en “Volver al futuro II”.

Biden tampoco se comportó a la altura. Llamó ‘payaso’ a Trump y le dijo que se callara, recordando la famosa frase que le espetó el rey Juan Carlos a Hugo Chávez; sin embargo, su descenso a los infiernos no alcanzó los niveles de su contrincante.

Poquísimas ideas y demasiados ataques, símbolos de un país dividido que ha fracasado en el combate a la pandemia. No, no estamos hablando del Perú, sino de Estados Unidos. Si la democracia de la primera nación del planeta peligra, todos nos debemos preocupar.

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