Debido a la evolución de la pandemia en el Perú, las restricciones en el transporte han ido modificándose. Durante la Semana Santa, por ejemplo, habrá inmovilización total para evitar las reuniones familiares y sociales y reducir el impacto de la segunda ola. Sin embargo, las medidas se ajustan también con base a factores epidemiológicos. Al respecto, El Comercio conversó con Eduardo González, titular del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC).
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–¿Cuál fue el principal sustento para establecer las restricciones totales de Semana Santa?
Las medidas de Semana Santa se decidieron porque es evidente que los días feriados, al margen de la celebración religiosa, se usan para tener reuniones familiares y sociales. Entonces, se tiene como base la experiencia de Navidad y Año Nuevo, donde se multiplicó el contagio y [provocó el colapso del] sistema de salud. Eso es lo que no queremos repetir con la Semana Santa.
–Pero se permitirán las salidas a farmacias y mercados, tanto a pie como en bicicleta. ¿Qué garantiza que los ciudadanos no se movilizarán o saldrán innecesariamente de sus casas bajo esta excusa?
Claro, pero entenderás que todas las tiendas y establecimientos públicos estarán cerrados... es cierto que siempre hay personas que salen a comprar, a pasear sus mascotas, a abastecerse de alimentos de primera necesidad. Se podrá utilizar la bicicleta porque es muy sano y va una sola persona; no genera ninguna posibilidad de contagio.
–¿Por qué se prohíbe totalmente el uso del transporte particular?
Porque es una forma de desincentivar que las personas que tengan auto puedan trasladarse a visitar a sus familias o amigos. Para eso se usa generalmente el transporte particular. Si tengo auto, puedo trasladarme; pero si no, ya dudaré en ir con el transporte público [...] Lo más importante es que la ciudadanía tome conciencia de que tiene que cuidarse.
–¿Ustedes van a medir el impacto y efectividad de estas restricciones de movilidad por Semana Santa?
Sí, por supuesto. No solo eso: lo medimos todas las semanas. Uno de los criterios que se utiliza para evaluar el crecimiento de la pandemia y las medidas que se toman en los diferentes niveles de alerta es el de la movilidad urbana y movilidad interprovincial e interdepartamental. La Sutrán nos reporta periódicamente la cantidad de empresas y personas que se movilizan en el transporte interprovincial e interdepartamental, y la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) nos reporta la movilización de personas y de vuelos en diferentes partes del país.
–Claro, pero esa es una evaluación de la movilidad. En cuanto a criterios epidemiológicos, ¿se ha cruzado esa información con el número de fallecidos o de contagios? ¿Si los reduce o no?
Utilizamos varios criterios. También recogemos de Google la cantidad de concentración de personas que existen en diversas partes, y la propia evolución del contagio que se tiene en diferentes zonas del país. Son algunos criterios que se utilizan para evaluar los niveles de alerta.
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Aglomeraciones en el transporte
Hace algunos días, vimos imágenes de la Estación Gamarra del metro de Lima que mostraban una gran aglomeración de personas. Son escenas estremecedoras porque, probablemente, algunos ciudadanos que hacían largas colas fallecerán por un eventual contagio. ¿Qué sensación le genera eso?
El tema es cómo todos somos capaces de asumir, responsablemente, el cumplimiento de los protocolos. Hemos ampliado en parte el aforo de las personas que se movilizan en la línea 1 del metro, porque también somos conscientes de que si hay un aforo muy reducido, en los paraderos habrán aglomeraciones que generan contagios. Aquí hay un esfuerzo permanente. Lamentablemente, tenemos problemas estructurales: nuestros paraderos no han sido construidos pensando en la posibilidad de que haya una pandemia; tenemos que recurrir siempre a la presencia y control en los paraderos por parte de la ATU y de la PNP, en colaboración con el Ejército.
–Sin embargo, el problema de las largas colas y aglomeraciones continúa.
Estamos poniendo un esfuerzo importante en ello. Pero finalmente lo que puede marcar una diferencia es el comportamiento de las personas.
–¿Pero no reconoce que hay una demanda insatisfecha en el transporte público?
Evidentemente hay una demanda insatisfecha, somos conscientes de ello. Pero además tenemos los problemas estructurales, donde la gente prefiere transportarse a veces en colectivos informales y no en los buses formales. Estamos empujando para que haya líneas formales. Para que las líneas 3 y 4 del metro de Lima, salgan; para que la línea 2 corra lo más antes posible. Buscamos que exista un Sistema Integrado de Transporte (SIT) en Lima Metropolitana y no tenemos un plan maestro, recién está formulándose. Son temas estructurales y terribles que como Estado representan una deficiencia, pero están buscando superarse.
–¿Cuáles son las soluciones propuestas?
Hay estrategias de corto plazo: por ejemplo, que en la entrada de cada estación se mide con un contador, y conforme va llegando el tren, los usuarios van ingresando; que se publican los horarios de funcionamiento del tren; que se ha aumentado la frecuencia, ahora cada tres minutos va el tren. Son medidas inmediatas. Las de mediano plazo están vinculadas al SIT, a la posibilidad de hacer concursos de rutas. A largo plazo tenemos las líneas del metro, que tienen que correr y avanzar. Son una solución estratégica al problema de transporte en Lima; y en el caso del país, a que existan otros SIT en las principales ciudades.
–Debido a las aglomeraciones en estaciones y paraderos, y con las actividades económicas tan abiertas, ¿no se evaluado modificar el horario del toque de queda y que se inicie, por ejemplo, a las 11 p.m.?
Sí, es un tema que efectivamente está en evaluación. Vamos a seguir evaluando. Se han tomado medidas en enero, febrero, y ahora en marzo por Semana Santa; también vienen las elecciones. Es un buen tramo para evaluar todo este periodo de medidas e ir corrigiendo y estableciendo las mejores acciones posibles, que combinen esta necesidad de protocolos y de menor movilidad, así como de mayor espacio para la movilidad.
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Movilidad y variantes del virus
–En cuanto a la división territorial por la pandemia. Uno puede viajar de Ancón a Huacho y las restricciones serán totalmente distintas en el transporte; si uno va por la avenida Colonial y pasa de Lima a Callao, también. ¿Esto no es un sinsentido en términos de movilidad?
Tiene que haber necesariamente un marco sobre el cual se tomen las decisiones, y ese marco es la jurisdicción provincial. Hay provincias cercanas, sí, pero son las menos. Si pusiéramos como línea de división a los distritos, sería más difícil. En el caso de Lima y Callao, que es el ejemplo que pones, hay una unidad territorial y es complicado, pero lo cierto es que el indicador [epidemiológico] estaba alto en el Callao y en Lima iba bajando.
–Se ha establecido un rango entre el 50 y 100% para el aforo de buses de transporte interprovincial. ¿Bajo qué criterio se ha establecido ese rango tan amplio?
En las zonas de riesgo extremo y muy alto, hemos permitido que las empresas puedan realizar viajes con 100% de aforo si los usuarios tienen una prueba antígena o molecular [negativa], y al 50% de aforo si no cuentan con la prueba. Esto es en los viajes mayores a cinco horas. Incluso, en los buses con 50% de aforo, los pasajeros van pegados a las ventanas. Esto lo controla Sutrán, que está en los terminales terrestres y en las carreteras con operativos de control que se realizan periódicamente.
–En marzo se dejó de exigir la prueba molecular negativa para vuelos nacionales y la cuarentena para extranjeros que llegaban en vuelos internacionales. ¿Por qué esta sería una buena idea, teniendo en cuenta la aparición de variantes del virus que son más infecciosas?
Veamos: hoy están prohibidos los viajes internacionales aéreos a Brasil, Reino Unido y Sudáfrica, que son los tres lugares de donde vienen las cepas encontradas y que han generado las variantes más contagiosas. Adicionalmente, exigimos que los pasajeros proveniente del extranjero vengan con prueba molecular [negativa] y están obligados a hacer cuarentena. Pueden levantarla si se sacan una segunda prueba, antígena o molecular, al momento de llegar al país. Así estamos casi seguros de que no tienen el virus. Esa es la condición.
–Pero en el caso de los vuelos nacionales ya no se exige ninguna prueba.
En ningún país de Latinoamérica se exigen pruebas en vuelos nacionales. En segundo lugar, hay una investigación desarrollada por la OACI donde se señala que en los vuelos no se producen contagios, debido a los filtros HEPA [de aire]. Según ese estudio, solo el 0.038% de las personas que viajan en un vuelo aéreo se pueden contagiar; es decir, cero.
–¿Ese estudio de la OACI no se hizo antes de la aparición de las variantes?
[Silencio] Es un estudio que se hace antes, pero es válido. O sea, ha medido el nivel de contagio en un vuelo aéreo. Además entiendo que en viajes con una duración mayor a dos horas; nosotros tenemos vuelos menores a una hora y media, y obligamos a todos los pasajeros a usar mascarilla y protector facial.
–En esa balanza entre economía y salud de la que tanto se habla, ¿en qué lado está el transporte?
Tiene que estar en el justo medio. Lo principal es la vida de las personas; tenemos que buscar un transporte que garantice la vida y la salud de las personas. No un transporte que ponga en peligro su vida. Por eso, cuando vinieron los transportistas [durante el reciente paro] y nos dijeron que querían operar con el 100% de aforo, les dijimos que era imposible. Estamos convencidos de que las decisiones que se van a tomar tienen que garantizar un transporte digno y de calidad.
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Digitalización de servicios
–El sector está digitalizando los servicios, como la emisión de licencias de conducir electrónicas. ¿Esto lo puede tramitar quien va a sacar por primer vez el documento y quien lo va a revalidar?
Así es. Para poder sacar un brevete nuevo, para recategorizarlo o para revalidarlo. El costo es menor: S/6,80.
–¿Cómo se dará la fiscalización para evitar duplicaciones de estas licencias que dependerán de un código QR?
Primero, tenemos el Sistema Nacional de Conductores (SNC), donde están registradas todas las personas que tienen licencia, sea digital o física, y qué tipo de licencia tienen. Efectivamente, el código QR lo que permitirá es verificar la validez de la licencia y su vigencia. ¿Eso quién lo comprueba? La Policía Nacional cuando realice sus controles, o en su defecto las autoridades de tránsito. Deben contar con un lector de código QR, que lo tiene cualquier celular.
–¿Cuál es la coordinación realizada con la PNP para que identifiquen estos brevetes electrónicos?
Hemos coordinado con el ministro del Interior, con los responsables de la PNP y también hemos capacitado a la policía. Estamos coordinando para salir con ellos en operativos conjuntos, a fin de verificar que los conductores tengan los brevetes en cualquiera de sus modalidades. Empezamos ese proceso en Lima y Callao. De repente habrá uno u otro mal policía que no quiera validarlo, pero también está la capacidad de nosotros como Estado, del ministerio, de la PNP, en responder e ir corrigiendo. Hablamos de un proceso histórico.
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