Aldo Miyashiro no quiere una estatua frente al Monumental o una placa con su nombre, pero si consigue lo que se ha propuesto, les aseguro que habrá que hacerle eso y mucho más.
Acabar con la agonía de Universitario de Deportes, que abruma al hincha de impotencia, y convertir al club en uno sano y viable –un automóvil cero kilómetros para usar sus palabras– sería lo más parecido a un milagro. Hasta más.
Que 650 mil hinchas se metan la mano al bolsillo durante 2 años, a razón de 30 soles por mes, suena irrealizable en un país que, más allá de esta inédita fiebre futbolera, lleva años lejos de los estadios, ahuyentado por el mal espectáculo que se brinda y la violencia presente adentro y afuera.
Más aun en un club como el merengue, víctima de malos manejos de antiguas dirigencias y de la desesperante ineptitud de los administradores impuestos por sus acreedores.
Paz institucional es lo menos que ha tenido la ‘U’ desde que aterrizaron estos supuestos especialistas en reconstruir empresas al borde la quiebra.
El ‘Chino’ Miyashiro ha logrado reunir a los infinitos grupos de hinchas que orbitan alrededor del planeta ‘U’, así como economistas, abogados, músicos, actores y humoristas, gente de los palcos y la popular, niños que se entusiasman y hasta pesimistas profesionales que daban al club por perdido.
La idea es simple: apelar a ellos para pagar la deuda concursal. Hay un compromiso de manejar el dinero en una cuenta bancaria que exude transparencia y en dos años– si la solidaridad y los números ayudan– pagar lo que se debe.
¿Qué se necesita? Convencer a Gremco y a la Sunat que se les quiere pagar, pedirles que aflojen un poquito y abran la puerta a esta alternativa novedosa.
La constructora tiene una estupenda oportunidad para demostrar cuáles son sus reales intenciones respecto al club, que liquidar el club para quedarse con sus activos no es su deseo.
Un poco de buena voluntad no hace daño. Luego la chamba es del hincha. Si todo sale bien, además, se quitarán un tremendo peso de encima y recuperarán su dinero.
Pocas empresas peruanas podrían sobrevivir con la deuda de más de 100 millones de dólares que arrastra Universitario. Si la crema no ha muerto aún es porque tiene intacto su patrimonio más valioso: sus hinchas. Esos que, ahora, tienen la oportunidad de salvarla. Esos que quieren gritar el gol más feliz de sus vidas.
Miyashiro se juega mucho. Si su apuesta es exitosa, el bronce es un hecho; si le va mal [y hay gente que debe estar esperando que suceda], se juega su prestigio. Hoy podría estar tranquilo con su familia, en el trabajo, mirando los partidos desde su palco. Ha decidido saltar a la cancha. Por la ‘U’, que le vaya bien.