Lizet Quispe pide justicia para su hermana Yesica, quien lleva 20 días en coma por el brutal ataque que sufrió en Huaral. (Jessica Vicente / El Comercio)
Lizet Quispe pide justicia para su hermana Yesica, quien lleva 20 días en coma por el brutal ataque que sufrió en Huaral. (Jessica Vicente / El Comercio)

Ninguna cámara se enfocó en este brutal ataque. Yesica Vilma Quispe Quispe iba a ser una víctima anónima. La madrugada del 25 de setiembre pasado, mientras la policía de Huaral hacía un patrullaje por el centro poblado Las Casuarinas, la encontró tirada a un lado de la carretera con el rostro destrozado y lleno de hematomas. Tenía tres tajos profundos a la altura de la ceja derecha, un colgajo en la parte trasera de la cabeza y numerosos cortes en el cuello y en los brazos. La blusa blanca que vestía se había teñido de rojo.

Cuando los agentes trataron de levantarla para llevarla a un hospital, ella rogó: “¡Ya no me pegues más, por favor, ya no me pegues!”. “Somos la policía. Te vamos a llevar al hospital. ¿Cuál es tu nombre?”, le preguntaron los suboficiales. La mujer no atinó a responder nada. No podía abrir los ojos. Se abrazó a sí misma y se quedó callada. Los agentes la subieron al patrullero y la condujeron al hospital San Juan Bautista, del Ministerio de Salud. Como no portaba documentos, fue internada como NN.

Los médicos que la recibieron se quedaron asombrados. Tras sacar las placas respectivas, descubrieron que tenía seis fracturas en el rostro, rotura del globo ocular izquierdo y edema cerebral. Su caso era tan grave que ese día por la tarde tuvieron que inducirla al coma.

Yesica Quispe (36) lleva 20 días en coma tras ser encontrada tirada en una carretera de Huaral en ‘shock’ y con el rostro desfigurado.
Yesica Quispe (36) lleva 20 días en coma tras ser encontrada tirada en una carretera de Huaral en ‘shock’ y con el rostro desfigurado.

La víctima es una moqueguana de 36 años y madre de cuatro niños. El domingo 24 de setiembre, ella y su conviviente, José Miguel Luciano Quineche, de 34 años, acudieron a una fiesta patronal en honor a la Virgen. Llegaron a las 6 de la tarde y se quedaron bebiendo hasta la medianoche. Con varias cervezas encima, la pareja comenzó a discutir. Ella le reclamó en público por una infidelidad. Él le lanzó la cerveza a la cara, la insultó y la empujó.

La situación se tornó tan violenta que, de acuerdo con otros asistentes a la fiesta, a Luciano tuvieron que echarle agua para que se calmara. Yesica abandonó el lugar a pie y él fue tras ella. Luego de eso, ni los amigos ni la familia supieron nada de la mujer.

El martes, a las 7:30 de la mañana, los hijos de Yesica llamaron a su tía Lizet Quispe, para que los ayudara a emprender la búsqueda. Lizet fue a la casa de su hermana y encontró a su cuñado con varios arañazos en la cara y el cuello.

–¿Quién te ha hecho eso? –le preguntó.
–Tu hermana, pero yo no le he hecho nada por si acaso –juró él.
Lizet rebuscó la casa. “¿Dónde está Yesica?”, le preguntó. E insistió: “¿Qué le has hecho a mi hermana?”. Según Lizet, Luciano bebía licor dos a tres veces por semana. Cada vez que lo hacía, se cruzaba y le pegaba a Yesica. “Los arañazos en el rostro de mi cuñado me hicieron pensar que ella había querido defenderse de él”, dice.

Cuando Lizet llamó a la policía, Luciano se puso nervioso. No pudo decir dónde había estado el resto de la noche. Todo lo que repitió fue que Yesica lo había abandonado al descubrir que él tenía una amante. “No tenía sentido. Yesica lo cogió in fraganti dos semanas antes de la fiesta y ella le perdonaba todo”, asegura Lizet.

#175

tentativas de feminicidio y 94 crímenes consumados se han registrado en lo que va del año en el país. De las mujeres atacadas, 4 eran gestantes.

85%

de los feminicidas, de acuerdo con cifras del Ministerio de la Mujer, mantenía una relación con su víctima o era su ex pareja.

El 26 de setiembre por la tarde, tras recorrer todos los hospitales de la zona, Lizet encontró a su hermana en la unidad de cuidados intensivos del San Juan Bautista. Para ese momento, Yesica ya estaba en coma y debía ser trasladada a Lima. “A su hermana la han agarrado a machetazos. Traiga a la policía”, le dijeron los médicos. Lizet le tomó fotos a su hermana y volvió a la comisaría. Los policías reconocieron que era la mujer a la que habían encontrado la madrugada del lunes en la carretera. “La hallamos por el restaurante Robertín”, le dijeron a Lizet. El lugar quedaba a unos 200 metros de la casa de los padres de Luciano.

En cuanto la Fiscalía Provincial Penal Corporativa de Huaral tomó el caso, abrió un proceso por lesiones graves en contra de Luciano y pidió que se lo arrestara de manera preventiva. Este viernes, el Poder Judicial ordenó que el sujeto permanezca siete meses en el penal de Carquín, en Huacho, mientras duren las investigaciones.

La Defensoría del Pueblo, que asesora a la familia de la víctima, solicitará que se cambie el delito a tentativa de feminicidio. “Es evidente, por la brutalidad del ataque, que la intención era matar a Yesica. Este, de hecho, es uno de los casos más graves de violencia de género que ha detectado la institución”, explican los funcionarios. “Hay muchas falencias en el sistema de justicia. Falta capacitar a nuestras autoridades”, se queja la adjunta para los Derechos de la Mujer, Eliana Revollar.

—No había semana sin golpes—
Cuando Yesica Quispe conoció a José Luciano hace cinco años, ella trabajaba vendiendo productos de belleza y cuidando niños. Él no tenía empleo estable. A veces cachueleaba como mototaxista, otras como árbitro de fútbol o estibador. Al poco tiempo, se mudaron juntos y ella quedó embarazada. Él le prohibió trabajar. Los golpes, los insultos y las sacadas de vuelta se iniciaron en el 2014, cuando el hijo de ambos cumplió 1 año. “En cuanto me enteré de eso, le pedí a mi hermana que se separara de él. Le advertí que esto no iba a terminar bien”, recuerda Lizet. Pero, pasadas las borracheras, Luciano convencía a Yesica de su “arrepentimiento”. “Te prometo que voy a cambiar. Por nuestro hijo”, le decía.

José Luciano cumple prisión preventiva en el penal de Carquín, en Huacho.
José Luciano cumple prisión preventiva en el penal de Carquín, en Huacho.

Tras veinte días en coma, los médicos del hospital Cayetano Heredia mantienen un pronóstico reservado. “Dicen que si mi hermana se salva, quedará con secuelas neurológicas y perderá el ojo derecho. Sería una paciente dependiente por el resto de su vida”, explica Lizet.

Yesica Quispe (36) fue encontrada tirada en una carretera de Huaral en ‘shock’ y con el rostro desfigurado. Lleva 20 días en coma. Su conviviente fue encarcelado al ser el principal sospechoso.

—Otros casos—
Hasta setiembre de este año, el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables ha registrado 94 feminicidios y 175 intentos frustrados en el ámbito nacional. La mayoría de las víctimas tenía entre 18 y 35 años (65%). Más del 70% de ellas eran madres. Cuatro estaban embarazadas. Y en el 85% de los casos los agresores fueron sus propias parejas o ex parejas.

Hasta setiembre del 2017, las ocho Comisarías de Mujeres de Lima han atendido 4.735 denuncias por violencia física y psicológica. Las de Villa El Salvador, Canto Rey e Independencia son las que han recibido más casos. “Pero en la capital hay 160 comisarías. Y a todas ellas llegan denuncias de este tipo”, señala la mayor PNP Karla Rondón, jefa de la comisaría de Mujeres ubicada en el local del MIMP.

► Casos atendidos a nivel nacional en Centro de Emergencia Mujer(CEM):

Tipo de CEM Nro. CEM Mujer Hombre Total
Regular 240 44.224 7.511 51.735
7 x 24 5 6.479 1.324 7.803
En comisaría 37 5.439 1.012 6.451
Total 282 56.142 9.847 65.989

“El problema es que algunas víctimas no siguen todo el proceso, no pasan por el médico legista y no piden medidas de protección contra el agresor. Esto es importante. Cuando el agresor es el esposo o el conviviente, el Poder Judicial puede dictar el retiro forzoso de este del hogar”, explica la mayor Rondón.

“Hay casos en los que las víctimas viven con la familia del agresor y tienen miedo de que las vayan a botar a la calle. En ese caso pueden acceder a los refugios del Estado”, dice la oficial. Como Vanessa Arzapalo, cobradora de combi a quien su ex pareja le reventó la nariz. Ella ha debido esconderse en uno de estos refugios mientras duran las investigaciones, pues su agresor, Bruno Huacachín Cóndor, se encuentra en libertad.

Arzapalo, de 31 años, se encontraba en Huaycán el pasado 5 de octubre. Estaba contando el dinero de la jornada cuando Huacachín la sorprendió y la lanzó de cara al suelo. Luego de la agresión, el sujeto quiso llevársela a su casa, pero los testigos del hecho lo forzaron a llevar a la víctima al Hospital de Huaycán. Al llegar al establecimiento, Huacachín dijo a los médicos que Vanesa se había caído sola. Luego fugó del sitio. “Le fracturó el tabique. Vanesa necesita una cirugía”, comenta Eliana Revollar.

Vanesa Arzapalo denunció en dos oportunidades a Huacachín. De hecho, la mujer tenía medidas de protección desde julio del año pasado porque el sujeto no comprendía que la relación ya se había terminado. En su cuenta de Facebook, Huacachín colocaba fotos de Vanesa con leyendas como “te amo y no pienso dejarte nunca”. “El problema es que las comisarías tienen gran carga por la cantidad de denuncias por violencia contra la mujer y faltan mapas georreferenciados para establecer las zonas de riesgo en cada caso”, se queja la adjunta Revollar. Y añade: “Por eso, la mayoría de las denuncias por maltrato psicológico se archivan y muchas víctimas de maltrato físico no toman medidas”.

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