(Jéssica Vicente/El Comercio)
(Jéssica Vicente/El Comercio)
Oscar Paz Campuzano

Luego de las críticas por pintar de dorado las cuatro estatuas de la , la (MML) contrató al restaurador Gustavo Ávila Arguedas, a quien se le encargó “recuperar la originalidad” de estos monumentos de bronce que datan de los años 80.

Este trabajo costó S/37 mil, reveló Jorge Oyarzábal, funcionario de la Gerencia de Promoción de la Inversión Privada, de la MML. Según precisó a El Comercio, la comuna capitalina contrató “directamente” al restaurador, pero el dinero no salió de las arcas municipales sino del fondo privado (fideicomiso) con el que se financió la obra de la nueva alameda y el ‘by-pass’ de 28 de Julio.

En dos comunicados enviados días atrás a este Diario, el Ministerio de Cultura precisó que ninguna de las intervenciones a los monumentos contó con autorización, pese a que la ley de patrimonio lo exige. Debido a esto, se inició un proceso sancionador a la comuna por afectación al patrimonio que podría terminar en una multa de hasta S/4 millones (1.000 UIT).

Al respecto, Oyarzábal señaló que la responsabilidad por pintar de dorado las estatuas recae sobre la empresa contratista. Agregó que, luego de descubrir la alteración a los monumentos, la MML “actuó de la mejor manera” al solicitar recomendaciones técnicas al sector Cultura.

“El 7 de diciembre del 2017, pedimos al Ministerio de Cultura que nos hiciera llegar el mejor procedimiento para hacer un tratamiento a los bustos. Han pasado más de tres meses y hasta hoy no tenemos respuesta”, dijo Oyarzábal.

Cultura –según uno de sus comunicados– iba a brindar asistencia técnica a la comuna para “revertir las alteraciones”. Antes de eso, la comuna debía remitir “un plan para la nueva intervención” de las estatuas. Este no habría sido enviado.

—Intervención—
El restaurador Gustavo Ávila –quien dijo que no había tenido ningún tipo de coordinación con el sector Cultura para esta obra– explicó que el retiro de purpurina dorada se hizo al 100% y que los monumentos no resultaron afectados.

Una segunda parte de su intervención consistió en limpiar el metal con bencina y agua sin sales. Al final, aplicó una pátina (capa de sales de cobre) a las cuatro estatuas para devolverles la apariencia que tenían hace 10 o 15 años. “El dorado que se ve actualmente es el mismo bronce. No son rastros de la púrpura dorada”, remarcó.

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