Ricardo Beltrán ha sido 40 años guardián del mercado de San Isidro. Creció y vivió dentro del centro de abastos la mayor parte de su vida, protegiendo el trabajo de los comerciantes que, como él, dependen de sus negocios para subsistir. Así fue hasta la mañana del 29 de mayo, cuando un grupo de personas lo sacó del mercado que para ese momento llevaba cerrado un mes. “Cumplía la cuarentena con mi perrita y me sacaron a empujones. La recuperé luego de un mes, se había quedado encerrada sin comida ni agua”, dice. Su mayor preocupación es la mascota de 15 años que nació en el mercado, aunque él, a sus 58 años, no tiene dónde vivir ni comer. Desde que lo sacaron duerme en un parque cerca de la residencial Santa Cruz.
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Él es una de las más de 100 personas que perdieron su trabajo con el cierre del único mercado de su tipo en el distrito. Delia Castillo, vendedora de pollos y huevos por 30 años, sostiene que no tiene cómo pagar el alquiler de su vivienda y su situación es la misma de sus compañeros. “Tengo clientes que me llaman todos los días y me piden volver a vender. Nuestro trato era de amigos, de muchos años”, cuenta. Sin embargo, su puesto ya no existe.
Más de 70 días sin trabajo
El 25 de abril, la Municipalidad de San Isidro ordenó el cierre del mercado porque se detectaron siete casos de COVID-19. Durante esas semanas, varios mercados de país sufrieron la misma suerte como parte de las intervenciones ordenadas por el Ejecutivo para romper la cadena de transmisión del virus. Sin embargo, la mayoría abrió semanas después luego de aislamiento de los contagiados y la incorporación de protocolos sanitarios para atender de forma segura. Esto no pasó con el mercado de San Isidro.
Según el alcalde, Augusto Cáceres (Acción Popular), una inspección en el mercado concluyó que no contaba con las condiciones necesarias de infraestructura y salubridad para volver a operar. “Tenía desagües que daban al acantilado. Con informes técnicos se determinó que se tenía que remodelar de manera urgente”, asegura a El Comercio. La remodelación costaría unos S/10 millones y concluiría en los primeros meses del 2021. Luego, se tiene previsto realizar una subasta abierta para definir a los nuevos inquilinos de los puestos.
Para los comerciantes, los contagios fueron una excusa para el cierre definitivo y la puesta en marcha de un proyecto que nos los incluye. “Nos enteramos del cierre por Facebook. Nosotros no somos ajemos a la pandemia, pero el alcalde aprovechó esa oportunidad para hacer un desalojo ilegal”, indica Adolfo Pino, presidente de la asociación de comerciantes.
En medio de las quejas, el domingo 28 de junio, día de inmovilización social obligatoria, la gestión de Cáceres retiró todo lo que quedaba en el mercado y días después se ejecutó una demolición. “Teníamos congeladoras, exhibidoras, refrigeradoras, cortadoras de carne, dinero, hasta los documentos de la Sunat. Todo se lo llevaron”, dice Delia.
Los comerciantes interpusieron una denuncia en la comisaría de Orrantia por usurpación agravada, hurto agravado y daño simple. El 2 de julio, la 26° Fiscalía Provincial Penal de Lima incluyó a Augusto Cáceres en la investigación preliminar por el presunto delito contra la administración pública, en la modalidad de abuso de autoridad. Se hizo lo mismo, contra los funcionarios Genoveva Baylón, Benjamín Rodríguez y Hugo Prieto.
Carlos Aguilar Contreras, abogado de los comerciantes, explica que la comuna necesitaba una orden judicial para el desalojo. “Rompieron los candados y se llevaron todo. Eso es usurpación. Por más que la municipalidad sea propietaria no puede llevarse las cosas así”, indica. Según sus estimaciones, ese día se retiró irregularmente aproximadamente 5 millones de soles en equipos y mercadería.
Al respecto, el alcalde asegura que los comerciantes fueron notificados y que deben acudir a la comuna para solicitar la devolución de sus enseres que se encuentran en los almacenes. “Hemos actuado de acuerdo a la ley y a nuestras competencias”, insiste.
Larga batalla legal
Uno de los argumentos de Cáceres para justificar el retiro de los comerciantes es que la municipalidad es dueña del predio. Eso es cierto; sin embargo, los vendedores piden que se respete que son posesionarios de los puestos desde hace más de 50 años.
Por ese tema, en el 2004 entablaron un proceso judicial bajo la figura legal de la prescripción adquisitiva de dominio para obtener la titularidad del predio. En el 2017 el proceso fue archivado y desde entonces quedó pendiente que se defina el monto del alquiler que debían pagar. Manuel Velarde, quien entonces era alcalde de San Isidro, señala que, aunque la comuna mantiene la titularidad, sí se reconocía la posesión de los trabajadores. De hecho, se inició un proceso de reconocimiento para que sean locatarios y se acuerde la merced conductiva (precio pactado por el arrendamiento). “Estábamos elaborando un proyecto de remodelación con ellos en sus puestos, pero terminó mi gestión”, explica a El Comercio.
Pino reitera que están dispuestos a pagar el alquiler que se defina y asegura que ha solicitado reuniones con el alcalde antes de la pandemia, sin recibir respuesta.
Cáceres, por su parte, sostiene que hubo tres mesas de trabajo con la asociación de comerciantes en las que se les propuso participar en mercados itinerantes, vender por delivery o alquilar espacios en el puericultorio Pérez Aranibar, ubicado en Magdalena. Ninguna de las alternativas fue aceptada.
Con un mercado demolido, lo que los comerciantes piden es que les aseguren que pueden volver a trabajar en condiciones de formalidad y que les considere, a través de un documento, como prioritarios en la subasta. En medio de los efectos económicos de la pandemia, su principal pedido es poder trabajar.
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¿Qué es un coronavirus?
Los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden llegar a causar infecciones que van desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, que se pueden contagiar de animales a personas (transmisión zoonótica). De acuerdo con estudios, el SRAS-CoV se transmitió de la civeta al ser humano, mientras que el MERS-CoV pasó del dromedario a la gente. El último caso de coronavirus que se conoce es el COVID-19.
En resumen, un nuevo coronavirus es una nueva cepa de coronavirus que no se había encontrado antes en el ser humano y debe su nombre al aspecto que presenta, ya que es muy parecido a una corona o un halo.
¿Qué es el COVID-19?
La COVID-19 es la enfermedad infecciosa que fue descubierta en Wuhan (China) en diciembre de 2019, a raíz del brote del virus que empezó a acabar con la vida de gran cantidad de personas.
El Comité Internacional de Taxonomía de Virus designó el nombre de este nuevo coronavirus como SARS-CoV-2.
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