A las 7 de la mañana (de ayer), Raúl Rivera, de 75 años, estaba listo para votar. A las 7:30, era uno de los primeros electores en llegar al Polideportivo Manuel Bonilla de Miraflores para ejercer su voto. Tres horas después, seguía en el mismo lugar, sentado, mirando de frente a su esposa, de 73, mientras esperaban que los miembros de mesa designados aparezcan o que alguien se anime a asumir la función por la que salieron de casa luego de varios meses de aislamiento. “Vine antes para evitar las aglomeraciones, pero igual me toca esperar”, dice. Detrás de él está Juan Mogrovejo, de 79 años, que hasta antes de la pandemia no había dejado de participar en todas las elecciones, pese a no estar obligado por ser adulto mayor.
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En Chorrillos, los esposos Aviv López (86) y Juana Torres (87) llegan de la mano al estadio de Cocharcas al mediodía en mototaxi. El horario recomendado por la ONPE para las personas vulnerables era de 2 a 4 de la tarde, pero, como en los otros casos, quieren sufragar cuanto antes. “Somos el voto duro”, dice Aviv. Hacerlo les toma apenas dos minutos. Desplazarse es lo complicado. Juana requiere sostenerse de su esposo y de personal electoral para llegar a su mesa. Aun así, votan y se van.
La segunda vuelta ha significado una presencia más marcada de adultos mayores en comparación con el proceso anterior. De hecho, en medio de una polarizada campaña electoral, surgieron en redes sociales varias iniciativas – algunas cuestionadas por el riesgo de exposición al COVID-19– para movilizar a abuelos, tíos o familiares mayores y así sumar votos a un partido.
Aunque cada uno de los adultos mayores consultados para esta nota asegura que tuvo una motivación política distinta, todos coincidieron en que un factor clave para que esta vez sí votaran fue la vacunación.
El 11 de abril, día de la primera vuelta, todavía no había empezado la inmunización de adultos mayores. Lo haría seis días más tarde. Dos meses después, con la doble dosis en el hombro, dicen que salir a la calle es un poco más fácil. “Ahora salgo más reconfortado, pero sin descuidarme”, explica Juan. Lo que no ha cambiado son las circunstancias en las que se movilizan. Por eso, algunos llegan en mototaxi, once cuadras a pie -como Zoila Aliaga de 71 años-, en sillas de ruedas o con oxígeno al lado.
Según el padrón de la ONPE, 2′173.544 electores tiene de 70 años a más y representa el 8,60% de los ciudadanos habilitados. Otro grupo de 2′441.376 personas tiene entre 61 y 69 años (9,65%). Entre ambos, apenas superan el 18% del total.
Sin embargo, dicha lista cuenta con una cifra escondida por el impacto de la pandemia. El padrón se cerró definitivamente el 5 de setiembre del 2020, cuando oficialmente se contaba 30 mil muertos por el virus. Esta semana se supo que en total fueron 180 mil muertos, cuyo 70% tenía de 60 años a más.
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