En el cruce del Jirón Chancay con el Jirón Huancavelica, en el Centro de Lima, los miembros de la Hermandad del Señor de los Milagros vuelven para realizar el tradicional recorrido procesional que se desarrolla en octubre desde 1688. Este es su regreso triunfal tras una ausencia de dos años. Emprendedores también reabren sus locales para vender estampas, velas, hábitos y más productos característicos de la celebración. El Comercio visitó las instalaciones de la hermandad y conoció cómo se vienen preparando para el recorrido.
El mayordomo general, José Soto Parra, es el primero en recibir al diario. Ante todo, agradece a sus 20 cuadrillas conformadas por 200 hermanos y hermanas, quienes lo ayudaron a preparar la salida procesional después de dos años de pandemia.
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Antes de la era del COVID-19, la festividad albergaba a un promedio de 300 mil fieles durante el primer recorrido. Sin embargo, Soto calcula que ahora acudirán aproximadamente a medio millón de personas por las altas expectativas.
En el salón principal, repleto de flores de distintos colores, la hermana Lydia Alfaro y sus compañeras colocan cada ramo para adornar las dos alfombras que recibirán al Señor de los Milagros.
En las oficinas de la cuadrilla 16, se encuentra el hermano Luis Osnaide Delgado, miembro jefe desde hace 23 años del equipo que se encargará de atender las emergencias desde que inicia la procesión hasta el cierre.
“Somos conscientes de que habrá una multitud más grande que en los anteriores recorridos”, sostiene. Por ello, afirma que toda su cuadrilla estará comprometida a cuidar de los creyentes.
Por su parte, el hermano Raúl Valencia, parte de la cuadrilla desde hace 5 años, está emocionado de volver a ver al Señor de los Milagros en las calles. Junto al área de urgencias, se encargará de los servicios de atención primaria. “Contamos principalmente con aparatos de medición de oxígeno y de la presión en caso se necesiten”, añade.
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Asimismo, la hermandad ha coordinado previamente con distintas entidades. El segundo vice mayordomo de la hermandad, Nicolas Meza, comenta que se está trabajando de manera íntegra para que exista orden y seguridad durante el primer recorrido procesional desde el confinamiento.
Es así que todas las instituciones están brindado su granito de arena: la Policía Nacional del Perú, el Ministerio de Salud, todas las áreas de la Municipalidad de Lima, los bomberos, el serenazgo y, por supuesto, la hermandad.
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“Ha pasado mucho tiempo desde que nos despedimos, pero ha servido para estar preparados y volver a encontrarnos con los fieles”. Es así como el mayordomo Soto asegura que todo aquel que acuda a la fiesta religiosa estará resguardado por el Ministerio de Salud. Se ha implementado un esquema de trabajo para otorgar atención médica en caso se presente alguna eventualidad.
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Los hermanos tienen una gran sonrisa por el regreso del Cristo Moreno a las calles. Con la responsabilidad en sus hombros, mantienen vivo el recuerdo de quienes no podrán ser testigos de este retorno. “Lamentablemente, hemos perdido a 300 hermanos y hermanas, vamos a rendirles un homenaje durante la procesión”, añade el mayordomo Soto.
La historia de los comerciantes
Los negocios también preparan su regreso para esta temporada. En el Jirón Huancavelica, se encuentra Nancy Calsin vendiendo los clásicos turrones de ‘La abuelita Isabel’. El nombre del local es un homenaje a su difunta suegra.
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Nancy relata que Isabel solía vender en la calle desde 1949. Fue duro mantenerse a flote, pero con la estampa de Cristo en la mano, trabajó día y noche hasta conseguir su propio local. Casi 70 años después, sus hijos mantienen vigente el negocio familiar.
En el Jirón Chancay, Gisela Gutiérrez vende distintos artículos religiosos como estampas y cuadros de Cristo. Ha trabajado en la zona desde hace 3 décadas. “Soy fiel creyente de que, gracias al señor, pude salir adelante”, confiesa.
En el jirón Huancavelica, Rosa Martínez recorre las calles de Lima desde hace 30 años con la venta de rosarios, estampas y pulseras. “Le pido al Cristo que cuide a mi madre y dos hijos, es por ellos que trabajo muy duro”. dice.
Eugenia Ramírez, también en el Jirón Huancavelica, vende velas, cuadros, estampas y más productos religiosos. Empezó a trabajar como ambulante desde hace 45 años. Le agradece a Dios porque pudo conseguir un puesto después de tanto sacrificio.
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Finalmente, se encuentra Stephanie Cacique, quien tuvo que emigrar de Venezuela hace 4 años. Junto a sus compatriotas, empezaron a vender hábitos y cordones. Sin mucho éxito, su negocio estaba abierto durante el 2020 y 2021, pero ahora espera con ansias a los grandes grupos de devotos reunidos nuevamente.