Taxis por app, informales pero necesarios [Crónica]
Taxis por app, informales pero necesarios [Crónica]

Arturo es conductor de . Subes a su auto Suzuki, saluda, te ofrece mentas y agua, calefacción, música. No te habla demasiado para no invadir ni poco para no parecer descortés. Su auto es impecable, huele bien y él va bien vestido.

Usar Uber –o sus pares en Lima Taxi Beat, Cabify y Easy Taxi– es un lujo democratizado: tienen carreras con tarifas desde S/7, sus autos son nuevos, permiten cualquier medio de pago y sus choferes están obligados a aceptar el destino que exige el pasajero. “Llevo a todo tipo de público, de toda clase social y raza, y de todas partes de Lima”, dice Arturo, un chiclayano que maneja un negocio propio por las mañanas y, de parte de Uber, gana S/3.000 al mes conduciendo cuatro horas por la tarde.

Estas aplicaciones llegaron al Perú en plena crisis del transporte: cerca de 1.500 asaltos en Lima se registran al año a bordo de taxis de la calle, y de los 180 mil taxis en la capital solo 92 mil están registrados ante el Servicio de Taxi Metropolitano. Resulta lógico el éxito de estos servicios vía móvil, los cuales tienen empadronados a sus conductores: se calcula que el 10% del total de servicios de taxi en Lima son por app.

Sin embargo, desde la semana pasada, un grupo de conductores reclama en las calles contra el servicio de taxis por app, supuestamente por hacer competencia desleal.

—El otro lado—

A pesar de ofrecer seguridad, rapidez y buen trato, gran parte de conductores de Uber y sus similares son, en la práctica, taxistas informales, ya que ofrecen el servicio de transporte sin autorización municipal.

Arturo y los otros 20.000 choferes de apps que circulan en Lima no pueden ser fácilmente fiscalizados porque cumplen una figura de “conductor privado” y sus vehículos, de los que son propietarios, no están identificados como taxis. Arturo, por ejemplo, reconoce que no ha pagado los S/70 de inscripción ni los S/30 por derecho a verificación de datos de identificación vehicular ni tiene placas para taxi ni la tarjeta de circulación de S/32. “Uber no nos exige nada a los conductores porque no soy taxista, sino conductor privado”, dice.

La Gerencia de Transporte de Lima reconoce la dificultad para controlar la informalidad en el servicio. “Las normas son del 2013, cuando todavía no existían estas aplicaciones, pero eso no indica que los que la usen sean formales”, dice Álvaro Castro, gerente de transporte de Lima.

“Por ahora estamos velando que la norma se cumpla. Además, estamos generando que los trámites para autorizar el servicio se agilicen”, añade.

Para la abogada Mariana Alegre, coordinadora del observatorio Lima Cómo Vamos, los taxis por app “no son formales, pero dan un servicio que necesitamos por la seguridad que garantizan”.

Otros analistas defienden estas aplicaciones porque cumplen una legislación que no está tipificada en el país, y por eso los municipios deben integrar las tecnologías en sus políticas.

—Los descargos—

Jorge Romero, country manager de Cabify Perú, defiende el servicio aduciendo que esta compañía está inscrita como empresa de transportes, pero reconoce que tiene conductores que no poseen los permisos municipales.

“La municipalidad no está entregando estos permisos. Nosotros sí buscamos ser una empresa que pueda acreditar a sus conductores”, dice.

Nory Rodríguez, country manager de Taxi Beat en el Perú, afirma que la adecuación a las normas municipales es responsabilidad de los propios conductores, no de la empresa. “La informalidad de los taxistas no es un problema que apareció con las aplicaciones, es algo que ya se presenta con anterioridad”, dice.

Christopher Robilliard, cofundador de Easy Taxi Perú, dice que el servicio brindado a través de esta aplicación no es un servicio de transporte público; sin embargo, todos los conductores pueden utilizar su aplicación, incluidos aquellos que realizan transporte público.

Esto último es refutado por Jorge Villarreal, gerente regional de transporte del Callao, quien aduce que todo aquel que lleve pasajeros sí brinda un servicio de transporte público y debe adecuarse a las normas.

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