Durante el terremoto de magnitud 7,5 ocurrido en Amazonas en el 2021, la organización Save The Children informó que atendió a más de 800 menores que habían quedado en situación de vulnerabilidad al perder su vivienda de la noche a la mañana.
Si bien los adultos tienen un papel importante que desempeñar en la prevención de desastres, involucrar a los niños en estas iniciativas es valioso. La psicoterapeuta de niños Teresa Pacheco indica que una de las formas en las que podemos empezar a incluir a los menores es conversando con ellos en el hogar.
“Se les tiene que conversar en un lenguaje claro y directo, que ellos entiendan, sobre los fenómenos naturales y cómo estos pueden llegar a producir un desastre. Por ejemplo, un sismo de gran magnitud. Todo esto se tiene que trabajar de acuerdo a su edad, empezar desde los 5 o 6 años es lo más adecuado”, explica Pacheco.
La experta señala además que será importante el papel que tengan los encargados de los menores como los padres o tutores. “Tienen que transmitirles a los menores que si bien estas situaciones pueden resultar en una tragedia, la prevención podría ser el cambio. Es por eso que así como los niños hacen simulacros en los colegios, es importante que también esto lo hagan en casa”, agrega
De acuerdo con Pacheco, los niños pueden desarrollar ansiedad y depresión después de un desastre, es por ello que es importante la comunicación desde pequeños.
Trabajo desde los colegios
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado la inclusión de la educación sobre la prevención de desastres en el currículo escolar, ya que los niños pasan la mayor parte de su tiempo en la escuela. En el Perú, el Ministerio de Educación (Minedu) ha incluido la educación sobre prevención de desastres en los planes de estudios de primaria y secundaria.
La ‘Guía para la organización de simulacros escolares’ presentada por el mismo Minedu indica que los simulacros preparan a los menores en cuanto al sentido de comunidad, educa en materia de situaciones de emergencia y fortalece la participación en gestiones de desastre. Los colegios trabajan de la mano con el Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN) y con el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) en algún caso.
“La mecánica que aplican en los colegios, estableciendo responsabilidades en los menores durante un simulacro, lo lograrán aplicar también en el hogar. Es por eso que señalarles desde pequeños que vivimos en un país donde una tragedia puede ocurrir es clave”, indica Pacheco.
Sin embargo, lo que se trabaja en las escuelas y desde casa no siempre se traslada a la sociedad peruana. Juan Manuel Arribas, director ejecutivo de Hombro a Hombro, expresa que la participación en los simulacros nacionales por parte de los ciudadanos es bastante baja. “Se tiene mucho el pensamiento de que ‘a mi no me va a pasar’ y esperamos a que suceda una tragedia para recién medir las consecuencias”, dice.
“La participación de la población deja mucho que desear y eso es desolador para quienes promovemos la cultura de preparación para que la gente tome conciencia y se enfrente a este tema”, finaliza.
En 2022, la Defensoría del Pueblo alertó que en el sector educación se asignó más de 500 millones de soles al primer trimestre de ese año en cuanto a prevención y atención de desastres. Sin embargo, para finales de ese año, se registró la ejecución de gasto de solo el 2.3 %.
Este presupuesto fue asignado a 131 instituciones educativas, de las cuales 72 no registran certificación presupuestaria; mientras que 129 no reportaron ejecución de gasto. Por ejemplo, durante el sismo ocurrido en Amazonas, 13 colegios resultaron con daños en su infraestructura como consecuencia del terremoto en 2021.
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