Son las 10:50 a.m. En solo cinco minutos, siete coasters se han estacionado en un pequeño espacio entre las avenidas Aviación y Tomás Marsano, en medio del óvalo Higuereta, ubicado en el límite entre Surco y Miraflores. Incluso se toman el tiempo de aparcar adecuadamente.
En hora punta la situación empeora, ya que los vehículos que ingresan a la rotonda por la Av. Aviación ven bloqueado su camino por estas coasters.
Se trata de un paradero informal que alimenta la congestión en el óvalo. Sin embargo, no es el único. El Comercio registró dos más: uno en el ingreso a la Av. Benavides, para el lado de Miraflores, y otro en el ingreso a la Av. Tomás Marsano, para el lado de Surco. Ambos puntos tienen una señalización que dice: “Paradero prohibido”.
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Falta de control
Si bien este Diario observó a fiscalizadores de la Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU) realizar en el óvalo labores de control de los servicios de transporte público, la cantidad de agentes parece no ser suficiente para evitar que las coasters sigan tomando la rotonda a través de estos paraderos.
“Actualmente nosotros tenemos ocho inspectores de tránsito capacitados como fiscalizadores de la ATU, que tienen que desplegarse en los puntos principales de todo Surco. El reducido personal nos limita para poder fiscalizar en diferentes áreas”, explicó Konrad Barrón, subgerente de tránsito de la Municipalidad de Surco.
Por su parte, Carlos Peña, subgerente de Movilidad Urbana y Seguridad Vial de Miraflores, indica que su distrito tiene 22 fiscalizadores. Recalca también que la mayoría de paraderos informales son usados por servicios autorizados por las municipalidades provinciales de Huarochirí o del Callao.
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“Se trata de prestadores de servicios. Ellos alquilan las coasters a los conductores y estos no actúan formalmente, sino que cortan sus rutas, incumplen su recorrido, ingresan a calles donde no se permite ese tipo de tráfico, paran donde no deben, etc.”, señaló.
Basta con hacer una rápida búsqueda en el Servicio de Administración Tributaria (SAT) de Lima para comprobar las negligencias al volante que registran. Por ejemplo, una de las coasters registrada en los paraderos informales del óvalo Higuereta tiene una deuda con la ATU que supera los S/26.000.
Esta unidad en particular ha sido multada por no cumplir con su ruta establecida (N14), e incluso por no permitir que se realicen las acciones de fiscalización o darse a la fuga (N56). Además, uno de sus conductores, aunque su brevete está vigente, ha cometido infracciones como circular en sentido contrario (M16) y conducir sin SOAT o certificado de accidentes de tránsito, o que estos estén vencidos (M28).
Un grave problema
Es cierto que la ATU se encarga de todo lo referido a transporte de pasajeros. Sin embargo, en el caso de los paraderos informales, la Policía Nacional tiene también responsabilidad.
“Los paraderos informales ocupan espacio en las vías. Ahí hay responsabilidad tanto de la ATU, al ser un paradero de transporte público, como de la policía, que le corresponde los temas de tránsito, como la ocupación indebida de la vía pública”, detalló Franklin Barreto, exjefe de Investigación de Delitos de Tránsito de la PNP.
Pero pese a las multas que se pueden poner, las coasters siguen circulando. Esto se debe –explica Lino de la Barrera, experto en temas de transporte– a que el propio sistema permite que el infractor utilice vías administrativas para alargar el proceso de pago hasta por varios años. Asimismo, los depósitos de vehículos son limitados y no atienden todos los días. Esto obliga a que solo se coloque una multa y no se confisque la coaster.
“Los sábados y domingos son un problema porque podemos detectar paraderos informales pero los depósitos no están disponibles”, sostuvo, Iván Pimentel Laguna, jefe de la División de Tránsito, Transporte y Seguridad Vial de la PNP.
¿Dónde están los paraderos formales?
Para Andrés Sotil, del Consejo Departamental Lima del Colegio de Ingenieros del Perú, la informalidad responde también a una demanda que no ha sido atendida adecuadamente. En el caso específico del óvalo Higuereta, los pasajeros utilizan los paraderos informales debido a que los paraderos formales se encuentran más lejos o cruzando avenidas con mucho tráfico.
“La gente que llega al óvalo Higuereta desde las avenidas Aviación, Tomás Marsano o Paseo la Castellana buscan los paraderos informales porque están a un par de pasos, así evitan caminar varios minutos para llegar a los paraderos formales”, indicó.
Por ejemplo, una persona que llegó al óvalo Higuereta desde Aviación solo debe cruzar Tomás Marsano, y dar unos pasos más, para llegar al paradero informal que se ubica al lado del colegio Alexander Von Humboldt, en Benavides (Miraflores). Alcanzar el paradero autorizado más cercano implica tener que caminar unos tres minutos más.
Hay otro paradero formal en la parte de Benavides que está en Surco, pero llegar ahí exige tener que cruzar la Av. Aviación, que en esa zona no cuenta con semáforos, sino con luces rojas intermitentes; y por lo tanto, puede ser riesgoso para algunos.
“Hace 25 años, por lo menos, que no se implementa una mejora de infraestructura en el óvalo Higuereta. Lo que ha fallado, y permitido la aparición de los paraderos informales, es el diseño de la rotonda, que no contempla la necesidad del intercambio de pasajeros”, recalcó el especialista.
- El jueves 8 de setiembre, la PNP realizó un operativo en el óvalo Higuereta.
- Se intervino a dos conductores que trataron de sobornar a efectivos policiales, así como a un conductor extranjero que no tenía una licencia de conducir, y a una combi que no contaba con la documentación adecuada.
- Sin embargo, finalizado el operativo, los paraderos informales regresaron. Nada cambió.