Un operativo policial ejecutado el pasado 16 de junio, terminó con la detención de cuatro miembros de las mafias de ‘Los tarjeteros’, quienes operaban en la estación Atocongo de la Línea 1 del Metro de Lima, en San Juan de Miraflores. En su poder se les halló 71 tarjetas que habían sido adulteradas, con saldos que llegaban hasta los 4 millones de soles.
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El personal del servicio de transporte constató que dichas tarjetas se encontraban modificadas fraudulentamente, ya que registraban reiterados ingresos a la estación pese a que varias superaban el límite de recarga (100 soles).
La Línea 1 del Metro de Lima atraviesa 11 distritos de la capital y traslada a más de 500 mil personas diariamente. Cuenta con 26 estaciones distribuidas a lo largo de 33 kilómetros, siendo las más concurridas Bayóvar, Villa El Salvador, Grau, Gamarra y La Cultura. Es en cada uno de estos lugares donde la policía ha detectado la presencia de hasta 6 personas utilizando tarjetas fraudulentas.
Las mafias se aprovechan de las largas colas que se forman para recargar las tarjetas y, con el pretexto de ahorrar tiempo a los usuarios, les ofrecen pasar su tarjeta (previamente adulterada). De acuerdo a los datos recopilados por la División de Investigación de Delitos de Alta Tecnología (Divindat), se estima que estas organizaciones delictivas estarían obteniendo ganancias de alrededor de 15.600 soles por hora.
Asimismo, según la Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU), desde el 2018 hasta el 2022, se han reportado pérdidas de hasta 28 millones de soles a causa de las mafias de ‘Los tarjeteros’. En tanto, a la fecha se han incautado más de 2 mil tarjetas con saldo ficticio y han sido intervenidas por la Policía Nacional más de 159 personas. De estas, 145 vienen siendo investigadas por la fiscalía por fraude electrónico.
Esta vulneración del sistema electrónico de las tarjetas de la Línea 1 del Metro de Lima ha sido confirmada por la policía desde el 2019, dándose de manera continua durante los últimos cuatro años. Por ello, desde hace ya varios meses la Divindat ha llevado a cabo una gran cantidad de operativos contra estas bandas criminales.
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Sin embargo, estas acciones no parecen hacer eco en el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) ni en la ATU, quienes no han mostrado públicamente su intención de cambiar el sistema de cobro de pasajes evidentemente vulnerado. Mientras tanto, las estaciones del tren de Lima continúan bajo el control de mafias.
“Todas las intervenciones las hemos dado a conocer a los representantes de la Línea 1 del Metro de Lima para que acudan a la Divindat y tengan conocimiento de que su sistema está vulnerado. Sin embargo, en muchas ocasiones, ningún representante se ha presentado para presentar sus descargos o contarnos la forma y circunstancia de cómo se están adulterando las tarjetas”, indicó el jefe de la Divindat, coronel PNP Luis Huamán.
¿Cómo operan estas mafias?
El coronel Huamán detalló el modus operandi de estas organizaciones que desfalcan al Estado con tarjetas adulteradas. Señaló que se trata de bandas criminales que cuentan con una estructura bien establecida, donde cada miembro cumple un rol determinado.
Asimismo, precisó que la vulneración del sistema electrónico de las tarjetas involucra a trabajadores de la Línea 1 del Metro. “En la zona de San Juan de Lurigancho hemos obtenido información de que existen personas que laboran en el departamento informático de la Línea 1 que están proporcionado los códigos para que los delincuentes puedan recargar saldos ficticios”, dijo el oficial.
Entonces, en el organigrama de estas mafias resalta en primer lugar la figura del “informático”, que es en realidad un trabajador del servicio de transporte quien se encarga de obtener los códigos para la adulteración de las tarjetas.
“Por ser una organización criminal, se presume que la persona que está dando los códigos, es decir, el trabajador de la Línea 1, no lo hace gratis. Tiene que recibir un pago por ello”, comentó el jefe de la Divindat.
Luego aparece el “coordinador”, quien es el que recibe estos códigos y tiene en su poder también las tarjetas. Ambos son entregados a los “recargadores”, quienes a través de un aplicativo realizan las recargas con altas saldos ficticios.
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“El aplicativo Mifare Classic Tool (según informes policiales) es usado por bandas criminales para modificar los saldos de las tarjetas. Es fácil para una persona con un nivel mínimo de conocimiento de informática. Lo que es difícil es conseguir los códigos”, sostuvo Huamán.
Tras esta maniobra fraudulenta, las tarjetas son retornadas a los “coordinadores”, para que finamente estos las distribuyen a cada jefe o cabecilla encargado de cada estación.
Hablan entidades
El Comercio solicitó a la ATU, la Línea 1 del Metro de Lima y el MTC un pronunciamiento sobre esta problemática, a lo cual solo respondieron las dos primeras entidades. La ATU, de forma concisa, refirió que el pasado 8 de junio, remitió al MTC un proyecto para actualizar el Sistema de Control de Pasajeros (SCP) de la Línea 1, a fin de evitar fraudes con las tarjetas.
“Al tratarse de un bien concesionado, le corresponde al concedente (MTC) tramitar este tema con el concesionario vía una adenda al contrato de concesión”, precisó.
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En tanto, la Línea 1 del Metro de Lima sostuvo que apenas tomó conocimiento de las falencias detectadas en el sistema de control de pasajeros, lo reportó oportunamente al MTC, la ATU, al OSITRAN, al Ministerio Público y la Policía Nacional. En ese sentido, indicó que ha presentado varias iniciativas y propuestas de soluciones para mitigar el riesgo identificado, y que queda en manos de las autoridades respectivas su evaluación y aprobación para poder ser implementadas.
“Con el avance tecnológico que existe actualmente, el sistema de encriptación de tarjetas que es parte del control de pasajeros puede ser vulnerable. Justamente por ese motivo propusimos la modernización del sistema de control de pasajeros, que está actualmente en evaluación por parte del MTC y ATU”, señaló.
Línea 1 explicó que se encarga de la operación y el mantenimiento de los bienes de la concesión, a la par que coordina los aspectos de seguridad con la Policía Ferroviaria. Por otro lado, dijo que el sistema de control de pasajeros ha sido diseñado y definido por el MTC, por ser el titular de los bienes de la concesión, por lo que “cualquier modificación del sistema necesita de su aprobación”.
“En paralelo, aún con las limitaciones tecnológicas, hemos ayudado a mitigar los perjuicios al Estado a lo largo de estos años. Para seguir sumando en la acción de prevención, hemos presentado una propuesta tecnológica temporal para bloquear las tarjetas anómalas, la cual se encuentra en proceso de aprobación por parte del MTC y la ATU”, agregó.
Sobre los códigos que según la policía servirían para la adulteración de las tarjetas, Línea 1 respondió que el avance tecnológico ha hecho que existan distintas herramientas para vulnerar las antiguas tecnologías, sin que se requiera ningún código específico.
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“Al momento no hemos identificado a trabajadores de la Línea 1 involucrados en este hecho, ni hemos sido notificados por la División de Investigación de Delitos de Alta Tecnología”, detalló.
En tanto, el gerente de Supervisión y Fiscalización del Organismo Supervisor de la Inversión en Infraestructura de Transporte de Uso Público (Ositrán), Francisco Jaramillo, estimó que de mayo del 2019 a mayo del 2022, el monto del fraude por tarjetas adulteradas es un valor que tendrá que ser asumido por el Estado para el cofinanciamiento a la empresa concesionaria.
Por otro lado, Enotria, empresa encargada de producir las tarjetas, señaló que esta no determina ni define la tecnología a usarse en los chips de las tarjetas del servicio de transporte de la Línea 1 del Metro. Dijo que esta definición de especificaciones está en las bases de los concursos y que permite la integración del sistema de recaudo que administra el Tren Urbano de Lima.
Enotria precisó que ha sido contratada “únicamente para fabricar la tarjeta con chip con el arte definido por el cliente y preparar dicho chip con mapinng y parametría temporales definidas por el Tren Urbano de Lima”.
Cambiar de sistema
Luis Quispe, presidente de la ONG Luz Ámbar, dijo a este Diario que desde antes de la pandemia ya tenía conocimiento de la adulteración de tarjetas de la Línea 1, así como de la presencia de una mafia en las estaciones, cuyos miembros están absolutamente organizados y ofrecen las tarjetas clonadas a vista y paciencia del público.
“No es un asunto que aparece ahora, es un asunto que está instalado hace tiempo en este servicio. El problema ahí está en la tecnología, en la falta de seguridad del chip. Evidentemente hoy en día son absolutamente vulnerables este tipo de tarjetas. Entonces ¿por qué se mantiene hasta ahora? El Ministerio de Transportes y la ATU deberían haber tomado en cuenta este asunto, más aún al tratarse de un servicio trascendental para ciudad y a un costo barato”, dijo.
Para el experto, la responsabilidad directa de esta problemática recae en el propio MTC y la ATU, ya que si el Estado tenía conocimiento de que existía la adulteración de tarjetas, indicó que lo prudente y sensato hubiera sido mejorar la tecnología para evitar esta situación.
“Se tiene que mejorar el sistema de recaudo electrónico. Hacer que el sistema de pago y el sistema de recarga de tarjetas sea de otra forma y se eviten largas colas. Si estas se recargaran virtualmente, como en otros países, donde se hace en bodegas, tiendas o supermercados, la situación sería distinta, sería mucho más fácil. Hay que llamar la atención en particular a la ATU y, evidentemente, como órgano rector y normativo al MTC”, sostuvo.
Quispe resaltó que el aproximado de pérdidas económicas por adulteración de tarjetas de la Línea 1 es una cifra bastante considerable, ya que se trata de millones de soles que el Estado está perdiendo. Además, agregó que la empresa concesionaria de alguna manera también se perjudica económicamente.
“Creo que si bien la tecnología resultar vulnerable en muchos aspectos, también a la vez existen formas de asegurar de una menor cantidad posible de infiltración de la delincuencia. Creo que es demasiado dinero lo que se está perdiendo. Sabíamos que existía, pero no en esa proporción que es bastante significativa”, puntualizó Quispe.