Si algo caracteriza a los taxis de Lima es su diversidad: distintos colores, con o sin casquete, antiguos, modernos, con franjas de cuadrados, en resumen, informales. (Foto: Lino Chipana / El Comercio)
Si algo caracteriza a los taxis de Lima es su diversidad: distintos colores, con o sin casquete, antiguos, modernos, con franjas de cuadrados, en resumen, informales. (Foto: Lino Chipana / El Comercio)
Ana Briceño

Lleva puesto un short, sandalias y un polo que se lo ha subido hasta la mitad del torso, dejando a la vista de sus pasajeros su abultada barriga. Se llama Wilfredo, tiene 48 años y trabaja como taxista en un automóvil alquilado que –por los años de antigüedad– debió salir de circulación en el 2017. Pero, como no hay autoridad que lo fiscalice, él asegura que “el carro tiene para rato”.

Es un station wagon inscrito en el (Setame), amarillo, de 1994, que alquila a diario por S/60, bajo la modalidad conocida como puerta libre, es decir, él tiene el carro todo el día. En promedio, dice que gana S/120. “En San Isidro, nadie levanta la mano por este taxi porque es viejo, pero en La Parada tengo mis clientes”, dice.

El taxi que maneja Wilfredo forma parte de los cerca de 200 mil que circulan en Lima [sin contar Callao], de los cuales 85.022 son formales y están inscritos en el Setame, dependencia de la Gerencia de Transporte Urbano (GTU) de la Municipalidad de Lima. Los especialistas en temas de transporte calculan que hay unos 100 mil taxis informales. Además, se desconoce cuántos taxis operan con aplicativos.

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segundos es lo que en promedio tardan los pasajeros en pactar una tarifa con los taxistas en Lima Metropolitana, según un estudio.

El desorden sobre este servicio se manifiesta en las calles: taxis de diferentes colores, con casquetes, sin ellos, con adhesivos, con desiguales tarifas y haciendo cola uno tras otro.

María Jara, gerenta de la GTU en la gestión de Susana Villarán, sostiene que el caos de los taxis en Lima es resultado del retroceso de la reforma del transporte. En el 2012 por primera vez se empadronaron los taxis y se dispuso que ni un vehículo más podría ser inscrito para prestar ese servicio.

Como muchos choferes ya no tenían la posibilidad de inscribir sus autos en Lima, se fueron al Callao, donde les dieron los permisos para circular tanto en Lima como en el primer puerto. El taxi inscrito en Lima, sin embargo, no puede circular en el Callao porque ahí se exige un certificado de seguridad vial que no es obligatorio en Lima. Si no se cuenta con ese documento, se sanciona al chofer.

Para Jara, Lima solo necesita 75 mil taxis. “La reforma consistió en implementar corredores viales [en las avenidas metropolitanas], que se articularían con el Metropolitano y el metro, ordenar rutas, retirar combis, así como a los taxis inscritos en el Callao y que circulaban en Lima. Aumentamos el número de inspectores para que multen a los informales. Todo eso quedó paralizado”, explica Jara.

—Informe revelador—
En el 2013, la Municipalidad de Lima dispuso que Táryet, empresa española especializada en planificación del transporte, realice el estudio sobre el servicio del taxi con recomendaciones para mejorarlo.
El estudio, al que El Comercio tuvo acceso, señala que hay una costumbre en Lima de regatear la tarifa del servicio, lo que produce congestión de carriles en el sistema vial. “Es algo que la ciudad no puede permitirse y, por tanto, no es sostenible en el tiempo”, anota el informe.

La informalidad y los taxis en Lima.
La informalidad y los taxis en Lima.

Además, indica que los taxis están supliendo las carencias del transporte público. “Existen taxis colectivos informales que se sitúan en las inmediaciones de los paraderos de autobuses y compiten en las rutas”, se lee en el documento. El taxi, según el estudio, representa más del 30% del tránsito total.

Una recomendación del informe es instalar taxímetros y aplicar tecnologías de apoyo al usuario para facilitarle la contratación de un taxi en condiciones de seguridad que deje de lado la negociación en la calle.

El monto de inversión para llevar a la práctica la propuesta que realizó Táryet, según el Fondo Metropolitano de Inversiones, es de S/277 millones, de los cuales S/90 millones deberían destinarse a la erradicación de la informalidad, además de la instalación de paraderos, taxímetros y la aplicación de un plan piloto con la incorporación de hasta 40 taxis híbridos o eléctricos.

También proponen un plan de fortalecimiento dirigido a los taxistas y empresas formales. Este Diario solicitó una entrevista con la gerenta de Transporte Urbano de Lima, Elvira Moscoso, pero fue denegada.
El 20 de marzo, el pleno del Congreso debatiría la aprobación de la Autoridad Autónoma del Transporte de Lima y Callao, para ordenar a los taxistas, los que muchas veces están inscritos en Setame y a la vez trabajan para aplicativos como Beat y Uber.

Una de las críticas a este servicio es que la mayoría de conductores tiene SOAT para auto particular, por lo que si sucede un accidente, el seguro no cubriría a los pasajeros afectados.

La informalidad en el servicio de taxis de la calle ha empujado a millones de limeños a preferir el servicio por aplicativos. Se calcula que los vehículos que operan con este sistema realizan más de un millón de viajes a la semana en la capital.

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