Sin haberse subido a un vehículo, Guillermina Domínguez ha encarado lo peor del sistema de transporte peruano en carne propia esta semana. El sábado 14 de mayo, perdió a su madre y a su hermana, y su padre quedó grave, cuando un bus en el que viajaban ellos tres a Lima –sin SOAT y con un chofer multado hasta por no tener brevete– se volcó en Sihuas (Áncash). Así comenzó su odisea entre funerarias y hospitales por hallar justicia.
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Se ubicaron en sus asientos del bus placa V5G-951 de la empresa Ava Tours, y desde ahí llamaron a Guillermina por última vez para decirles que ya habían abordado. La historia de ese vehículo es fundamental para entender la cadena de negligencias.
Sale de Lima con frecuencia interdiaria, partiendo desde ‘La Pampa’, como se conoce al terreno adyacente al otrora terminal Fiori, y va con destino a Tayabamba, en La Libertad. “Según el reglamento, esta no es una estación formal de partida de los buses, es solo un pampón de tierra que nadie controla”, dice Martín Ojeda, presidente del gremio de transporte interprovincial.
Ni la Sutrán ni la policía detectaron que no tenía SOAT desde aquel punto de salida, y tampoco en el puesto de control de Ancón, ni en el puesto de control de Chimbote, lugares por donde pasaba hasta 60 veces al mes. Menos aún en su regreso cuando partía desde su estación de retorno, en Tayabamba. Fue en este regreso donde ocurrió el siniestro.
El bus ha tenido 14 certificados SOAT desde el 2014. El último fue emitido el 8 de setiembre del 2020 y tenía vigencia hasta el 8 de setiembre del 2021, según el portal de la Asociación de Empresas de Seguros y el aplicativo del MTC.
Nadie alertó tampoco que su chofer tiene cinco papeletas, una de ellas por manejar sin brevete. Por si fuera poco, ese mismo vehículo sufrió un terrible accidente en el 2020 en el que ambos ejes terminaron destrozados [ver infografía]. “Un vehículo que pasa por esa magnitud de accidente se le suspende o tendría que haber pasado un certificado de conformidad posaccidente”, dice Ojeda.
El bus se volcó en Sihuas. Cuando los cuerpos estaban tirados alrededor, ninguna funeraria quiso recogerlos durante dos días porque sabían que el vehículo no tenía SOAT y no iban a poder pagarles con el fondo de compensación.
“A mi papá, que estaba grave, lo llevaron a una posta, y en plena noche le dijeron: ‘Usted ya está bien’, y lo dejaron en la puerta. Intenté hablar con la empresa porque está obligada a hacerse cargo de muertos y heridos. Una representante nos ofreció S/8 mil. Dijo que se fue a retirar el dinero, pero desapareció. Días después, tras la insistencia, nos depositó S/4 mil”, dice Guillermina.
Ni la Sutrán ni el MTC han publicado información en sus redes sobre esta tragedia. Ese día, la Sutrán solo publicó en Twitter: “Seguimos fortaleciendo el trabajo preventivo en los servicios de transporte interprovincial de regiones”.
“La Sutrán nace a raíz de Tolerancia Cero para combatir la informalidad en el transporte. Por eso este vehículo demuestra la total negligencia de la Sutrán”, dice Ojeda.
SIN DESCARGOS
Este Diario intenta comunicarse con un representante de la Sutrán desde el viernes sin éxito. Los números administrativos de la empresa Ava Tours tampoco responden.