(Foto: El Comercio)
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En Italia circulan 38 millones de autos y en el Perú solo 2,6 millones. ¿Cómo se explica que ambos países tengan la misma cantidad de muertes en las pistas, en promedio 3.000 al año? La respuesta parece estar en el comportamiento de sus ciudadanos al volante.

Para estudiar cómo conducen los limeños, la empresa de rastreo y monitoreo vehicular Tracklink Octo analizó los resultados recogidos por un dispositivo electrónico instalado en miles de vehículos particulares por compañías aseguradoras. Este aparato es capaz de registrar todos los movimientos de un auto, y desde el 2014 ha logrado recoger tanta información de los conductores como lo haría un examen de manejo.

Se trata del sistema E-Call, desarrollado inicialmente por la Comisión Europea para detectar choques y dar aviso a las centrales de emergencia. Sus primeros lugares de prueba fueron Suecia, Finlandia, Reino Unido, Holanda y Eslovenia, pero poco a poco esta tecnología se instaló en los vehículos de otros países.

Los peores hábitos detectados

1. No reducen la velocidad en las líneas peatonales, esquinas o paraderos.
2. Realizan cambios continuos de carril. 
3. No mantiene una distancia prudente con otros vehículos.

Este dispositivo de diez centímetros de largo posee sensores de velocidad y ubicación, giroscopios y acelerómetros. Estos elementos permiten registrar todos los factores de un manejo agresivo.

Microchip revela cómo manejan los choferes limeños
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En Lima, Tracklink Octo evaluó a cerca de 9.000 vehículos en función a cinco acciones: frenadas bruscas, desaceleraciones, cambios de carril, giros repentinos y el no mantener una distancia prudente con otros autos. Por medio de algoritmos, combinó estos datos con la congestión vehicular de cada muestra, la edad y el sexo del conductor y hasta el clima, y arrojó una calificación por distrito del 1 a 10, donde 1 corresponde a un manejo altamente agresivo y el 10, el que menos incidencias genera.

Un puntaje de siete a menos es considerado desaprobatorio, pues los que lo obtienen están más proclives a causar choques. “Actualmente en el Perú el promedio de frecuencia de siniestro está por encima del 30%, es decir, que por cada 100 carros, 30 chocan al año. En Europa, el promedio anual es 5,5%, ya que por cada 100 carros, chocan menos de 6”, dice Lorenzo Giordanelli, director de Tracklink y especialista en transporte.

—Resultados—
Las conclusiones de Tracklink sobre la capital no son optimistas. La mayoría de distritos tienen entre 5 y 6 de nota, es decir, están desaprobados. Los cinco distritos con mejor calificación son Villa El Salvador, Los Olivos, Santa Anita, San Martín de Porres y Comas, aunque su promedio sea 6. En tanto, entre los cinco distritos con peor calificación están Jesús María, San Miguel, La Molina, San Borja y Surquillo, aunque su promedio es de 5.

Los infractores

En más de 700 choques monitoreados en un año, los responsables fueron: 71% varones y 29% mujeres.

El estudio de Tracklink arrojó tres patrones de comportamiento al volante en los limeños. “El primero es que no reducimos la velocidad en cruces, líneas peatonales o semáforos. Ante un semáforo en rojo no reduzco, sino espero hasta el final para frenar. Eso genera choques”, dice Giordanelli.

El segundo patrón es el cambio continuo de carril. La tabla de infracciones no prohíbe esta acción, sin embargo, hacerlo continuamente y de forma intempestiva genera accidentes y congestión. El tercero es que los limeños no respetan la distancia de seguridad con otros autos alrededor.

“En consecuencia, la tecnología de inteligencia artificial nos dice que manejamos de forma muy agresiva. Frenadas, aceleradas y cambios de carril son hábitos que no hemos encontrado en otros países monitoreados. No sabemos por qué. Subimos a un carro y nos volvemos muy agresivos. Eso es lo que genera accidentes”, dice el especialista.

Luis Quispe Candia, presidente de la ONG Luz Ámbar, cree que detrás de la negligencia al volante está la escasa educación vial y la flexibilidad de las leyes que sancionan las infracciones de tránsito.
“Cuando un conductor comete una falta, tiene demasiadas facilidades para impugnar la multa. Entre todas las apelaciones pueden pasar 4 años por la carga procesal y el sujeto sigue al volante hasta que la multa prescribe”, dijo.

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