Los limeños parecen haberse resignado a una vida paralizada sobre ruedas. Esto solo tiene explicación en la desidia con la que nuestras autoridades han tratado el tema, pese a la rutina diaria de accidentes, muertes e ira que es el ánimo común de choferes y pasajeros.
Hace 115 años en las páginas de El Comercio ya se publicaban historias de choferes dándose a la fuga en Lima, policías persiguiéndolos en bicicleta hasta por 66 cuadras y peatones aplastados bajo llantas. “Es bueno remediar el mal antes que se desarrolle”, decía este Diario el 10 de enero de 1904. “Por esto, convendría que antes de que echen muchas raíces los automóviles entre nosotros, se dé un reglamento, bien estudiado, en el que, dejándoles toda libertad de movimiento compatible con la seguridad de los viandantes, se garantice la seguridad personal de estos”.
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Pero reglamento se hizo letra muerta. En 1957, El Comercio lanzó una campaña llamada “Los peligros del tránsito” para denunciar a los principales infractores. Al revisar esos 73 informes y al compararlos con los 330 que hemos publicado en #NoTePases, llegamos a la conclusión de que no hemos cambiado nada. Son los mismos problemas y los mismos protagonistas. Revise usted mismo nuestro pasado irresuelto.
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1. BREVETES
En 1957
Lima tenía un millón y medio de habitantes, 72.464 autos y 76.885 choferes con brevetes. Ese año, El Comercio denunció a una mafia instalada en la Dirección de Tránsito que entregaba licencias a gente que ni siquiera había ido a dar los exámenes. Incluso la policía intervino a choferes que les faltaba un brazo, una pierna y hasta un ojo. Los que seguían el trámite regular, sin pagar coimas, se daban con la sorpresa de que los cuestionarios de reglas tenían respuestas diferentes para las mismas preguntas. Para colmo, un año después de haber obtenido el brevete particular, uno podía canjearlo por el profesional solo tomando una prueba médica y de mecánica. Es decir, el Estado te autorizaba a tomar el mando de un camión o un bus sin experiencia de manejo. Tal vez por eso, en 1956 se registraron 2.790 accidentes en la capital por impericia de los choferes. Por si fuera poco, también se contaron 1.477 accidentes causados por choferes sin brevete y 1.276 de ellos se dieron a la fuga.
En el 2019
Hoy en Lima y Callao circulan 1’753.000 vehículos, lo que representa el 66% del parque automotor del Perú. De ellos, 255 mil tienen orden de captura y siguen en las pistas. Pese a la evidente falta de control en la emisión de licencias, el MTC entregaba, hasta elaño pasado, 3 mil brevetes al día. La campaña #NoTePases de El Comercio demostró que una persona con miopía severa puede sacar un brevete AIIB para manejar vehículos de hasta 33 pasajeros sin pasar por un examen médico ni psicológico. Es más, hay escuelas autorizadas por el MTC que clonan huellas para burlar controles biométricos y acreditar que los choferes llevaron el curso de 55 horas sobre mecánica y seguridad. En los últimos 2 años, el Touring detectó a 167 personas con limitaciones físicas que fueron a dar exámenes de manejo con certificados médicos que no contemplaban restricciones. Entre ellas 88 con problemas visuales, 48 con problemas para caminar 15 con discapacidad psicomotriz, 6 con amputaciones y una con un pie ortopédico. Ante esta caótica situación el MTC anunció hace poco que anulará 250 mil brevetes irregulares.
PAPELETAS
En 1957
Los llamados autos de alquiler (taxis, colectivos) eran el principal dolor de cabeza. No porque ocasionaran tráfico sino por la imprudencia de sus conductores. En 1956, sus choferes provocaron 11.178 accidentes, entre ellos 2.040 atropellos. “Existen colectivos en circulación que fueron fabricados hace más de 30 años. La mayoría están conducidos por personas que no observan el reglamento y tratan irrespetuosamente al público”, informaba El Comercio en una nota donde destacaba el absurdo de que los peores conductores fueran los menos multados.
La policía simplemente se abstenía de aplicarles papeletas porque los 11.399 autos de este tipo que circulaban por Lima estaban afiliados a 103 gremios que se encargaban de anular las multas. Por eso los agentes de tránsito se concentraban en aplicar sanciones a conductores particulares.
De las 500 mil papeletas impuestas en 1956, más del 50% fueron anuladas por presión de estas organizaciones.
En el 2019
Los conductores en Lima arrastran miles de papeletas porque nada les obliga a pagarlas. Durante casi 10 años los choferes de transporte público no fueron fiscalizados por la PNP sino por inspectores municipales, los denominados ‘chalecos amarillos’. Las multas que imponen los inspectores no restan puntos en las licencias de conducir, a diferencia de las papeletas de la Policía de Tránsito que se acumulan y pueden conllevar a la suspensión del brevete.Recién en octubre de este año, el Ejecutivo dispuso que la PNP vuelva a fiscalizar el transporte público.
Pero tanto estos choferes como los particulares pueden presentar descargos, reconsideraciones y apelaciones para impugnar papeletas. Las papeletas impugnadas no se pueden cobrar y al cabo de 4 años prescriben.
Desde abril del 2018, #NoTePases ha denunciado a redes de tramitadores que operan en el jirón Camaná, en la misma puerta del Servicio de Admnistración Tributaria (SAT), que es el ente encargado de recaudar el dinero de las infracciones. Por S/10 los abogados y sus jaladores ofrecen apelar papeletas hasta que prescriban, incluidas las multas por inclumplir el ‘pico y placa’. Esta semana estuvimos ahí y en 5 minutos parados frente al SAT recibimos 12 tarjetas de abogados que ofrecen de forma explícita la “prescripción de papeletas” y la “liberación de vehículos del depósito”. A una cuadra de distancia El Comercio encontró 12 oficinas con 30 tipos dedicados a esta labor.
TERMINALES
En 1957
En 1954 se ordenó la construcción de un terminal en el camino a Chosica, pero nunca entró en funcionamiento porque a ninguna empresa de transporte le dio la gana de salir de La Victoria y del Centro de Lima. El Parque Universitario y La Colmena habían sido tomadas por buses interprovinciales que recogían pasajeros y descargaban bultos en medio de la pista. Solo en los primeros 9 meses de 1957 se produjeron 171 atropellos, 147 choques y 103 volcaduras que dejaron 72 muertos en las carreteras de Lima.
En el 2019
Hoy habilitar terminales terrestres es más fácil que conseguir una entrada para las Eliminatorias. Desde el 2015, el MTC solo pide una declaración jurada y un pago de 220 soles para abrir un terminal, si usted lo quiere, en la puerta de su casa. Por eso un distrito como La Victoria, con tan solo 8,7 kilómetros cuadrados tiene más terminales terrestres que todas las capitales de América Latina juntas. Un total de 58, todos autorizados por el MTC. En La Victoria operan 429 empresas de transporte, una empresa por manzana. Cada bus que sale de estos garajes mide 14 metros y causa 10 minutos de congestión por calle.
EMPRESAS
En 1957
Un total de 34 empresas de transporte público circulaban por Lima, pero ninguna cumplía los requisitos de seguridad y ninguna había tramitado la renovación de sus placas de rodaje. En esa época las placas debían canjearse cada 12 meses, pero estas compañías llevaban 5 años sin cumplir la norma. Muchos de estos buses avanzaban por Lima como si fueran coliflores rodantes con pasajeros atiborrados en las puertas. Esa excesiva cantidad de pasajeros generó que en el año 1956 se registraran 758 accidentes por caídas con un saldo de 692 heridos y 9 muertos. El Comercio denunció que varias empresas tenían en sus planillas una partida que llevaba de título “Por capacidad y sobrecarga” en la cual destinaban dinero para premiar a su personal por el exceso de viajantes.
En el 2019
En Lima operan 339 empresas de transporte público con más de 15 mil vehículos en 346 rutas. El 28% supera el límite de antigüedad de15 años y eso que no contamos los más de 4 mil piratas y los minivans de colectivos que nos han llevado a ser la tercera ciudad con más tráfico del mundo.
Diez compañías deben más de S/45 millones en infracciones. En primer lugar, se ubica La Nueva Estrella que adeuda al SAT cerca de S/8 millones en papeletas, tiene más de 40 unidades con órdenes de captura y opera con una flota pirata. Pese a todo, en la última gestión del ex alcalde de Lima, Luis Castañeda, se renovó en dos oportunidades la autorización de todas estas empresas y en lugar de limitar el ingreso de combis y coasters a la ciudad, se inscribieron 4.665 vehículos de transporte público, al ritmo de tres unidades cada 24 horas y al menos una de ellas era una combi.
También se mantuvo el sistema comisionista-afiliador, en el que una persona es titular de una ruta y afilia vehículos para que puedan transitar. Esto ocasiona el famoso ‘correteo’ para ganar pasajeros entre autos de la misma empresa.
REVISIONES TÉCNICAS
En 1957
“La revisión técnica de los ómnibus en servicio, realizada periódicamente y con el máximo rigor, es la única forma de garantizar la seguridad del público”, señalaba este Diario un 13 de enero de 1957. Un año atrás, Lima había registrado 404 accidentes por fallas mecánicas en buses. Esto pese a que, de acuerdo al reglamento de tránsito, las 34 compañías de transporte debían contar con autos de emergencia para cubrir imprevistos.
En el 2019
El Reglamento Nacional de Inspecciones Técnicas Vehiculares se aprobó en el 2008 y con ello el Estado se comprometía a reducir la cantidad de accidentes y la contaminación. Esto, evidentemente, no se logró. El MTC ha exigido la instalación de cámaras de vigilancia en las plantas, sin grandes resultados. Hay 105 centros de revisión técnica en el Perú y más de 80 han sido sancionados por irregularidades.