El peor carro de Lima
Redacción EC

Un armatoste oxidado y a punto de desmoronarse circula en plena avenida Chimpu Ocllo, en Carabayllo. A las cinco de la madrugada, uno tarda en advertir que se trata, increíblemente, del esqueleto de un antiguo autobús. Su conductor gira el volante y esta masa metálica esquiva los pocos vehículos que circulan a esa hora.

Conduce Jaime Samuel Baldoceda Egoavil. Llega hasta un grifo en el kilómetro 18 de la avenida Túpac Amaru. Se detiene a cargar combustible para luego continuar su recorrido.

Diez minutos más tarde, llega al mercado El Progreso, en Carabayllo. Estaciona en una cuesta empinada, desciende y busca una piedra para colocarla detrás de la llanta trasera, como un freno improvisado. Parece no importarle el peligro al que expone a los peatones y a otros choferes.

Este vehículo no tiene placas de rodaje, tampoco luces. La única forma de que otros conductores puedan verlo es cuando pasa bajo algún poste de alumbrado público.

En otras épocas fue usado como coaster de transporte público, pero ahora solo queda la mitad de la carrocería. No tiene techo, las pocas ventanas que le quedan están rotas, el latón de los lados está oxidado y resquebrajado en varias partes y las llantas están casi lisas por el desgaste.

No obstante, cada día este vehículo imposible recorre vías metropolitanas, como las avenidas Túpac Amaru y Universitaria sin que nadie lo detenga.

El peor carro de Lima no tiene techo, puertas, placa, SOAT y revisión técnica.
El peor carro de Lima no tiene techo, puertas, placa, SOAT y revisión técnica.

Durante dos horas, Jaime Baldoceda llena su camión con mercadería. Una vez que termina de acomodar sacos de papas, cebollas y otros productos en el maltrecho vehículo, lo aborda nuevamente.

Es usual que en el recorrido de regreso lo acompañe alguno de sus clientes. Ninguno utiliza cinturón de seguridad (porque además no tiene).

A las 7 a.m. Baldoceda avanza a velocidad tratando de abrirse paso entre mototaxis y unidades de transporte escolar. Ya el día está iluminado y por ese motivo evita conducir por las vías principales y más directas. En vez de ello, pasa por calles urbanizadas.

—El carro sin rastro—
Para el sistema de transporte de Lima, este vehículo no existe. No solo circula sin placas de rodaje, sino también sin Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (SOAT) y sin revisión técnica. Si uno quisiera aprobar esta última inspección, el vehículo tendría que destruirse y volverse a armar.

Baldoceda Egoavil no tiene ninguna multa a su nombre. Esto se explica porque, según el portal del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), no registra ninguna licencia de conducir. Si mañana un policía o inspector de tránsito quisiera imponerle una fotopapeleta por circular en esas condiciones, no podría hacerlo porque el sistema no tendría cómo detectarlo.

Baldoceda tiene 57 años. Es natural de La Oroya, sin embargo, en su DNI consigna una dirección distinta a su domicilio actual. Es ahí donde a diario estaciona el vehículo y donde El Comercio comenzó a seguirle el rastro hace varias semanas.

Los negocios hacia donde lleva los productos están ubicados en las urbanizaciones Santa Isabel y San Felipe, entre Comas y Carabayllo. En cada parada, baja la carga rápidamente. No se detiene para cruzar más que unas cuantas palabras con sus clientes, recibe su pago y se va. Un minuto de demora es tiempo en que podría ser detectado por la policía.

Baldoceda no solo comete una gran cantidad de infracciones por manejar un vehículo en estas condiciones, sino también por su temeraria forma de conducir. Para evitar el tráfico que se genera en horas punta, no duda en subirse a la berma central o estacionar su vehículo en cualquier parte de la calzada, sin que le importe bloquear el paso de otros autos.

A las 9 a.m. Jaime Baldoceda se estaciona. En solo cuatro horas El Comercio contó 19 infracciones de tránsito por un valor de S/10.126. Además, le correspondería perder 525 puntos en el brevete y el internamiento del vehículo. No obstante, mañana podría volver a realizar su recorrido libremente.

Pese al precario estado del vehículo, su conductor, Jaime Baldoceda Egoavil, lo utiliza para cargar legumbres que reparte en algunos mercados de Lima norte.
Pese al precario estado del vehículo, su conductor, Jaime Baldoceda Egoavil, lo utiliza para cargar legumbres que reparte en algunos mercados de Lima norte.

—Riesgo latente—
Cada día que Baldoceda sale a las calles pone en riesgo a conductores y peatones que se cruzan en su camino.

“La estructura es bastante frágil como para llevar carga. Las vigas, que son como la columna para el carro, se van doblando por el peso. Si estas se rompen caerían sobre los ejes del vehículo y ocasionarían que el conductor pierda el control”, indica Elis Rivera, profesor de mantenimiento de maquinaria pesada de Tecsup.

El peor carro de Lima utiliza la vías principales, como las avenidas Universitaria y Tupac Amaru.
El peor carro de Lima utiliza la vías principales, como las avenidas Universitaria y Tupac Amaru.


Según el experto, el estado de la carrocería evidencia que los pernos y soldaduras están vencidos. Para él, esta unidad es una bomba de tiempo.

Si usted también es testigo de infracciones como esta, puede denunciarlas a la campaña #NoTePases con fotos y videos al correo electrónico notepases@comercio.com.pe o al WhatsApp (947031286).

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