La semana pasada, los limeños que transitan por el Cercado de Lima se sorprendieron al observar que unos rieles fueron desenterrados en las calles alrededor del Centro Histórico debido a los trabajos de peatonalización que realiza la Municipalidad de Lima. Estas vías, soterradas por casi 60 años, pertenecieron al sistema de tranvías que recorrieron más de una decenas de distritos de la capital y el Callao.
La primera ruta en la ciudad se inauguró en 1878 y era conocido como un ‘tranvía de sangre’ porque era jalado por caballos, pese a estar sobre rieles. Esta ruta iba desde la Alameda de los Descalzos, en el Rímac, hasta el parque de la Exposición.
“Pese a que fue una revolución en el servicio de transporte, su presentación se dio solo un año antes de la Guerra del Pacífico, por lo que el conflicto paralizó su ampliación y no fue hasta los 1900′s que se pudo desarrollar a otros puntos de la ciudad”, explicó el historiador Juan Luis Orrego.
Fue a inicios del siglo XX, en 1906 y con la unión de la Empresa Eléctrica Santa Rosa y la Compañía del Ferrocarril Urbano de Lima, que el tranvía pasó a usar la tracción eléctrica. “Fue en ese punto que inició la expansión de las rutas. El uso de caballos era un sistema lento que dependía de la fuerza y el ánimo de los animales”, explica Orrego.
Ya en 1910, Lima contaba con ocho rutas urbanas que transitaban entre el Rímac, Cercado y Barrios Altos. Diez años después se desarrollaron tres rutas interurbanas que unían, en diferentes rutas, los distritos de Miraflores, Barranco, Carmen de la Legua, Bellavista, Callao, Chucuito y Magdalena del Mar.
La primera de ellas hacia Chorrillos, por la que es actualmente la Vía Expresa; la segunda hacía La Punta, que circulaba por la avenida Colonial; y la tercera hacia San Miguel, por la avenida Brasil hasta la avenida Vivanco y, luego, por la avenida Sucre.
“Estas rutas no solo servían para transportar a los ciudadanos que vivían en los suburbios de aquellas épocas hasta sus centros de labores y estudios en el centro de la ciudad. En temporada de verano, movilizaba a los ciudadanos hasta el balneario de La Punta”, precisa Orrego.
Sin embargo, y pese a su gran importancia en la ciudad, en 1965 se liquidó la Compañía Nacional de Tranvías (CNT) debido a diferentes factores como el desordenado crecimiento urbano, la migración y el alto costo de mantener las rutas.
“Como sabemos, la ciudad creció de forma horizontal y desordenada. Por otro lado, tuvo una mala gestión. Se pensaba que era un sistema anticuado y obsoleto, cuando, en muchas grandes ciudades del mundo, este servicio continúa”, dice Orrego.
El urbanista Aldo Facho Dede señala que la liquidación de la CNT coincidió con el auge del transporte carretero a nivel continental, promocionado por la industria automotriz de Estados Unidos.
“Se aceleró su desuso para ser reemplazados por autobuses. En 1965 se crea la Administración Paramunicipal de Transporte de Lima y poco después inició la construcción de la Vía Expresa. Rápidamente se cubrieron los rieles de los tranvías para generar mayor espacio para el tránsito de automotores, a la vez que se construían importantes avenidas en la ciudad”, explica.
Una de las principales avenidas donde ocurrió fue en la Vía Expresa Paseo de la República, originalmente pensado para una línea de metro y que finalmente se usó para el tránsito de autobuses.
“Podríamos decir que el ocaso de los tranvías se precipitó por el interés de algunos grupos en que se acelere la apertura del mercado para autobuses y autos particulares, que, a su vez, ofrecían mayor versatilidad para atender la creciente demanda y expansión dinámica de la ciudad, siguiendo el modelo de las ciudades norteamericanas. Algo similar se irá a repetir unas décadas después con la liquidación de la Empresa Nacional de Transporte Urbano del Perú (ENATRU)”, señaló el urbanista.
¿Qué ocurrirá con los rieles desenterrados en el Centro Histórico?
Luis Martín Bogdanovich, gerente de ProLima, explicó a El Comercio que los rieles serán conservados siguiendo un plan de monitoreo arqueológico del Ministerio de Cultura. En ese caso serán tapados con una capa de arena para luego colocar un adoquinado.
“Hubiésemos querido conservar los rieles expuestos para dejar evidencia de su existencia, pero lamentablemente el nivel de las calles de Lima subió desde la década de 1960 por las conexiones de agua y desagüe, así como el soterramiento de cables eléctricos. En algunas zonas, como en la calle Pozuelo el nivel de calle subió hasta un metro y medio desde el siglo XVI”, precisó Bogdanovich.
Pero ello no alejará a Lima de volver a contar con un tranvía. Dentro del Plan Maestro del Centro Histórico se prevé que la construcción de un tranvía que irá desde la plazuela de Monserrate hasta la plaza Carrión.
“La nueva línea responderá a las necesidades actuales para articular dos barrios que quedaron separados con la apertura de las avenidas Abancay y Tacna”, precisó el gerente de ProLima.
La semana pasada se desarrolló un taller institucional en el que participaron las gerencias de la Municipalidad de Lima, el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento y la Beneficencia de Lima a fin de recoger las necesidades en la zona de intervención y las posibilidades de intervención.