Marco Pérez Anderson, Alexander Martínez López y Aleri Jesús Canelón habían sido detenidos la noche del jueves de 7 de noviembre luego de una persecución policial que llegó hasta la cuadra 3 de la Av. Javier Prado. Tres días después volvieron a la calle de la forma más absurda: se escaparon de un calabozo de la Depincri de Miraflores-San Isidro (cuadra 2 de la calle General Vidal).
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Ellos, todos de nacionalidad venezolana, son parte de una banda criminal que roba costosos relojes en Lima. Andan armados y en motos persiguiendo a sus víctimas, especialmente turistas que llegan al Perú con joyas que en el extranjero se venden a US$5 mil.
El día en que fueron capturados habían cometido uno de sus violentos atracos: le habían quitado un reloj de la marca Rolex a un turista chileno. Lo interceptaron antes de que ingresara a un edificio en San Isidro, le apuntaron con un arma, forcejearon y se llevaron la prenda de US$17 mil. La policía los capturó varios minutos después en el límite de Lince con San Isidro.
Sin embargo, la exitosa operación, días después, quedaría empañada por una escandalosa falla dentro del sistema policial.
—La fuga—
Según el atestado policial, a cargo de los calabozos estaba un suboficial de tercera. A las 10:30 p.m. del sábado 9 de noviembre, verificó que los sujetos estaban en la celda luego de entregarles sus alimentos. A la medianoche, volvió a verificar que todo estaba en orden. Sin embargo, a las 7:30 a.m. del domingo, los agentes notaron que los calabozos estaban vacíos.
La parte inferior de los barrotes estaban limados y doblados. Habrían aprovechado la madrugada para fugarse.
Inspectoría de la PNP abrió una investigación y dispuso que sea separado del cargo el personal policial involucrado con este hecho: el comandante PNP Carlos Morales, jefe del Depincri San Isidro-Miraflores, un alférez, un suboficial brigadier y el suboficial de tercera a cargo de los calabozos.
En el proceso se indagará cómo los detenidos consiguieron las herramientas para manipular los fierros y por qué ningún agente se percató de la fuga.
“Si ha habido una falta de previsión del personal policial, sería una falta muy grave que puede sancionarse hasta con el pase al retiro. Ahora, si la investigación determina que hay un delito, entonces ellos podrían ser acusados por favorecimiento de fuga que va de 3 a 8 años de cárcel”, explicó Francisco Náquira, jefe de las divisiones desconcentradas de investigación criminal de Lima.
Según el oficial, no está acreditado que los tres sujetos hayan salido por alguna de las puertas de la dependencia de Miraflores, que da acceso al departamento de investigación criminal. “Habiendo observado las instalaciones, estos habrían aprovechado alguna pared para salir por un local contiguo”, indicó.
El ministro del Interior, Carlos Morán, cuestionó la fuga de los delincuentes y criticó el accionar de “malos elementos”. “Es inaceptable que el esfuerzo de los buenos policías que trabajan codo a codo para detener a estos delincuentes se vaya al trasto por la acción negligente o complicidad de malos elementos de la policía”, dijo.
Morán agregó que cambiarán la ley que hoy les impide remover inmediatamente a un policía que incumple su deber. “El Mininter –precisó el ministro– está comprometido en presentar una iniciativa legal que permita hacer los procesos sumarísimos y separar a los malos elementos de la PNP, para que no regresen. Policías violadores, que se embriagan, que cometen graves faltas o delitos, se irán a sus casas inmediatamente”.