Cuadra cuatro de la avenida San Pablo, en . En medio de un mercado informal tres vendedores fingen desplumar pollos. Sin embargo, luego de confirmar que nadie los observa empiezan con lo suyo.

Los vendedores cogen a los pollos del cuello y tras remover la tráquea acercan el pico del animal a su boca y empiezan a soplar. Siguen soplando con la intención de alterar el peso del pollo. A los inescrupulosos sujetos lo les importa comer y escupir mientras inflan los animales. Tampoco lavar los trapos sucios en cilindros donde las aves se remojan.

El pollo evidentemente está contaminado de múltiples gérmenes. El informe de América Televisión señala que el pollo puede aumentar su peso varios gramos. Luego de inflarlo le hacen un nudo en la garganta.

El comprador, al llegar a su casa, se da cuenta que el pollo pesa mucho menos de lo que pesó en el mercado. Estos mismos vendedores fueron intervenidos hace unos años cuando inflaban los pollos tras sumergirlos por horas en cilindros con agua.

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