Se trata de una amistad que nació cuando ambos se formaban musicalmente en el Perú. Lorenzo logró una beca en Berklee College of Music y Anibal estudió en California State University, Long Beach, pero la música los volvería a unir en Los Ángeles donde dieron vida al álbum “Tradiciones”, el mismo que aparece entre los nominados a Mejor álbum de Jazz de los Latin Grammy.
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Tanto Ferrero como Seminario han trabajado junto a importantes figuras de la industria musical como el compositor Christopher Young, Alex Acuña, James Morrison, Gilberto Santa Rosa, entre otros. Cada decisión tomada, sumado con su trabajo como educadores, los ha conducido hasta este punto el cual es el mejor de su carrera hasta el momento. Ambos músicos compartieron su entusiasmo por su más reciente logro en conversación con este Diario. Aquí el resultado de aquel encuentro.
-Imagino que en algún momento se han hecho esta pregunta: ¿hubiesen logrado esta nominación de haberse quedado en el Perú?
Lorenzo: Definitivamente que sí hubiésemos podido hacerlo desde allá. En mi caso, el hecho de vivir fuera me ha empujado mucho a trabajar y mejorar. No digo que eso no hubiese pasado en Perú, pero vivir en el extranjero me ha ayudado a apreciar muchas cosas de mi país que quizás no las hubiese tenido tan en cuenta si me quedaba. Así he logrado amar al Perú de una manera más profunda y eso me llevó a comenzar a enamorarme de la cultura afroperuana y de investigar más sobre ella.
-Es decir, Afro-Peruvian Jazz Orchestra no existiría de no ser por esa distancia física.
Aníbal: Totalmente. La idea inicial era crear una big band, la cual hicimos, pero las primeras composiciones eran puro jazz tradicional y swing. A medida que fuimos ensayando, lo normal fue pensar en escribir música peruana para jazz. Una vez que hicimos este “click”, escogimos la música afroperuana que es algo que nos apasiona y es así que nace el experimento de fusionar y crear este nuevo sonido.
L: Teníamos la ambición de una banda grande con los saxofones, trompetas y trombones, queríamos todo eso. Armamos la banda y en medio del trabajo dijimos: ¿Qué tal si metemos un cajón? Porque queríamos tener en cuenta algunos rasgos de la música de nuestro país. Así es que nace el Afro-Peruvian Jazz Orchestra y se necesitó de muchas horas de grabación mientras fusionábamos e intentábamos comprender los dos estilos porque no puedes fusionar algo que no entiendes. Investigamos bastante, hicimos nuestra tarea, lo metimos en la licuadora y así nació nuestro trabajo.
-Siempre que se habla de jazz, al menos entre quienes no somos especialistas en el tema, está la idea de que es un género que está muriendo. ¿Acaso necesita de este tipo de fusiones para seguir captando la atención?
A: No es que esté muriendo, sino que la demanda va cambiando con el tiempo. Obviamente Dixieland – un popular estilo de jazz caracterizado por la improvisación – no está a la altura de competir con una sonoridad, por ejemplo, urbana. La música peruana con el jazz es una fusión que da un resultado un poco más comercial e impactante porque es diferente. Eso es lo que, a la hora de la verdad, el público quiere. ¿Para qué escribir un tema de swing o de jazz si tenemos aquí en Los Ángeles un millón de big bands dedicadas a eso? A lo mejor el problema del jazz es que simplemente no puedes tener la mentalidad de tocarlo como hace tantos años, ya cambió.
-Cuando aparece el jazz, ¿a qué tipo de público respondía y a quién apunta ahora?
L: Mucha gente, incluyendo a los propios estadounidenses, no recuerdan que el jazz era música popular. Benny Goodman era más popular que Lady Gaga hoy en día, era la música que se bailaba, desde ahí sale la tradición de una música muy sofisticada pero que era música de fiesta.
-Y que en un inicio no era muy bien recibida.
L: El inicio fue muy raro porque entró toda esta música sincopada que se estaba mezclando con elementos de New Orleans, con elementos medio franceses y era una fusión. Principalmente fue una música más cercana a la comunidad afro, pero después acaba conectando todas las culturas. Eso es lo lindo del jazz que tiene de todo. El público ha cambiado y se quedó en un lado muy intelectual cuando en realidad fue un impulso para que surgieran tantos otros estilos como el funk o el R&B. El jazz es una mochila enorme con un lenguaje precioso disponible para otros estilos. La música se ha venido simplificando cada vez más hasta llegar al reggeatón, pero creo que habiendo pasado muchos años con mucha música que suena igual finalmente estamos viendo nuevos trabajos de artistas independientes dispuestos a realizar diversas mezclas. De eso se trata la música, de no olvidar la magnífica tradición y usar lo mejor de ella para impulsar cosas nuevas.
-¿Por qué el jazz sí logró ese encuentro tan exitoso con la música afroperuana?
A: El jazz tiene un inicio casi totalmente afro. El mix que se hizo de todo eso tiene una raíz africana muy fuerte y si nos ponemos a pensar, el Perú también comparte ese fuerte vínculo. Ha sido un proceso de investigar los ritmos, los patrones, pensar cómo van a encajar con la armonía, la composición, la instrumentación que ahora se puede escuchar en el álbum “Tradiciones”, así como el mix real de músicos estadounidenses con músicos peruanos en el disco. Lo preguntabas al inicio: ¿Cómo hubiese sido si todo hubiese sido tocado por músicos peruanos? El sonido sería totalmente diferente por más que sean los mismos arreglos.
-La segunda nominación es por el arreglo de “La flor de la canela” y llega justo en el centenario del nacimiento de Chabuca Granda.
L: Justo andaba pensando en lo increíble de esa coincidencia. Todo esto ha sido muy experimental pero con mucho respeto hacia el trabajo original. Se trata de un vals elegante y me encantaba la idea de dotarla de más elegancia con el big band que es un sonido grande porque son 22 personas. Al explorar con nuestros arreglos nos encontramos con una paleta hermosa de colores de tantos vientos y ritmos. Esa misma pasión se refleja en “Ritmo, color y sabor” y “María Landó”.
-¿Esta nominación sirve como mensaje a los jóvenes músicos que ven un panorama mucho más difícil de lo que ya era en su carrera?
A: Tiene mucha relación ese sentimiento que mencionas con el proyecto que hemos hecho. Esta es una iniciativa totalmente independiente, no cuenta con un sello discográfico que patrocine todo. Es algo que trabajamos por nuestra cuenta con mucho punche. Nuestras familias entendieron la pasión que tenemos por la música, pero siempre existió esa tentativa de tener en cuenta otras opciones. Cambiar esa mentalidad depende mucho de la persona que siente la pasión por la música. A lo mejor hay un grado de suerte, pero uno tiene que dedicarle horas de trabajo más allá de la escuela o el conservatorio. La realidad es difícil para todos, pero en cuanto al arte y la música es un buen momento para empezar a explorar.
L: Reinventarse también es algo muy importante en estas épocas y en cualquier carrera. El Covid no solo nos impidió hacer nuestro concierto sino que nos obligó a tomar decisiones rápidas para compartir nuestro trabajo. Es así que armamos una presentación virtual pregrabada disponible en YouTube. La suerte es algo que llega con el trabajo duro que hace uno en privado. Suena descabellado decir esto, pero este es el mejor momento para hacer música gracias a los recursos digitales que tenemos.
-Cada uno ha publicado un libro con el fin de apoyar en la formación musical de otros. ¿Cómo planean continuar con esta labor en medio de la pandemia?
L: La tecnología se ha convertido en un gran aliado y siento que ahora estoy ayudando a más gente que nunca. Tengo alumnos de Corea, India y otros países que ven mis videos y a quienes puedo ayudar sin tener que estar físicamente con ellos. La información que aprendí en Berklee y que costó tanto, ahora puedo compartirla obviando los gastos que implicaría sumarse a una clase en la propia universidad. Estoy seguro que se viene una gran revolución educativa.
-¿Y cuál es la situación del jazz en el Perú ahora?
A: Hay una identidad que se está formando, tanto del jazz como del músico. El artista peruano puede sentir que está a la par de lo que sucede en el mundo por la infinidad de oportunidades que tiene a su alcance. Cuando yo inicié no sabía lo que estaba haciendo, por eso a la hora de la verdad uno se tenía que ir porque no estaba a la altura de defenderse con los monstruos del jazz. Lo que siento es que el músico peruano ha adoptado una confianza a la hora de subirse al escenario y tocar.
-Hablando de escenarios, estarían a punto de subir a uno para recoger el Grammy Latino. ¿Qué expectativas para ese día? Aunque este año será de manera virtual.
A: Tanto Lorenzo como yo estamos con la misma mentalidad: cabeza fría. Lo mejor que pudo pasar fue olvidarnos de la nominación, así que creo que vamos a aplicar la misma técnica y espero que funcione.
L: Yo estoy tan contento de la nominación que para mí ya es un gran peso. Que suceda lo mejor para todos.
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