No es ningún misterio que el panorama político peruano de cara a la segunda vuelta de junio está marcado por la incertidumbre y la preocupación. En materia cultural, las propuestas de Perú Libre y de Fuerza Popular dejan también innumerables dudas sobre qué rumbo se tomará en los próximo cinco años, para más inri, con la crisis de la pandemia por delante.
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Y aunque la transición está cerca, en el Ministerio de Cultura continúan trabajando con la misma intensidad. Hace solo unos días, se presentó el Pacto por la Cultura al 2030, iniciativa conjunta de la cartera y Unesco para dinamizar el sector cultural con la participación de una serie de actores locales e internacionales. Sobre ese proyecto y otros temas conversamos con el ministro Alejandro Neyra.
–Los términos podrían confundir a la gente. ¿En qué se diferencian y cómo conectan este Pacto por la Cultura al 2030 con la Política Nacional de Cultura al 2030 presentada el año pasado?
El Pacto por la Cultura al 2030 es un instrumento que nos permitirá alcanzar los objetivos de la Política Nacional de Cultura (PNC). La PNC tiene como objetivo principal que los peruanos y peruanas podamos ejercer los derechos culturales, con una serie de metas y objetivos. Y para poder cumplirlos hay que hacer muchas cosas, pero el Estado no está solo. Así quisiéramos cumplir todos los objetivos, en el Ministerio de Cultura no somos los únicos que buscamos que la cultura forme parte de la idea de desarrollo del país. Entonces hemos buscado tener un aliado estratégico, que es Unesco. Un mecanismo internacional que nos ayuda como secretaria técnica del pacto, para que con su soporte podamos llamar a instituciones de cooperación internacional, del sector civil y del sector privado que tienen ya alguna vinculación o proyectos de desarrollo vinculados al sector cultura. Entonces, por un lado, el pacto nos va a ayudar a identificar a todas las instituciones que desde ya trabajan con nosotros en objetivos de desarrollo de la cultura, y de alguna manera tener un compromiso para continuar estas líneas de acción que nos va a permitir cumplir los objetivos de la PNC. Es una llave, un instrumento adicional para asegurar que, más allá de los cambios que puedan darse en el ministerio, que es natural que siempre ocurran, la política se cumpla.
–En una de las líneas del pacto se habla de la protección del patrimonio, e inevitablemente uno piensa en lo ocurrido en el Morro Solar o en el cerro Lomo de Corvina, y en lo vulnerable de las zonas protegidas. ¿Cómo se han tratado esos casos?
Sí, justamente durante la pandemia se han multiplicado los casos de daño o de interés por terrenos o lugares vinculados al patrimonio cultural. Y se da por distintos motivos, sea lo del Morro Solar, Caral o el RIZ de Lurín, que se logró suspender. Creo que una lección que aprender es el trabajo de la mano con los gobiernos locales. En el caso del morro, apenas ocurrió hicimos coordinaciones con la Municipalidad de Chorrillos, la Municipalidad de Lima, la Policía Nacional y el Ministerio del Interior para poder proteger esta área.
Ahora, esto no quita que más adelante pueda volver a ocurrir, y por eso existe un proyecto de desarrollo que ya se venía avanzando, que es el de tener un espacio público en el morro, que implica la colocación de una gran bandera y un obelisco también. Lo que debemos ver es cómo asegurar que los espacios puedan ser protegidos adecuadamente. El problema es que las áreas intangibles en los sitios arqueológicos son a veces muy grandes y hace difícil que podamos tener un control territorial de todos los espacios. Entonces tenemos que encontrar una forma creativa y participativa para que la propia comunidad, a través de los gobiernos locales puedan tener un soporte para que estos casos no vuelvan a ocurrir.
–Hace unos días se publicó la primera lista de beneficiarios de los S/20 millones de Apoyos Económicos 2021. Tengo entendido que serán unos 10.000 beneficiarios…
No, van a ser 4.000 aproximadamente, que corresponden a las personas cuyos proyectos fueron declarados aptos y que cuentan con una recomendación favorable de los comités de la evaluación que se formaron el año pasado. Estamos en la etapa de recibir ajustes a los proyectos, porque los montos que hemos tenido van a ser limitados, entre los S/2.000 y S/10.000 como máximo. Ya se han entregado los primeros 490 y tenemos el compromiso de hacerlo antes de julio para alcanzar a todos.
Aparte de los apoyos, tenemos los estímulos económicos, que también ha sido un trabajo difícil. Ya se han publico las bases en tres áreas: cine y audiovisual, artes escénicas, y libro y sector editorial. Las personas e instituciones puedan revisarlas e ir presentando sus proyectos. Este año son en total más de S/29 millones que se van a entregar a través de los estímulos. Y pese a las dificultades por la pandemia, es una buena noticia que se continúen entregando.
–¿Y cómo se trabaja en la percepción que tiene la gente de qué persona o proyecto merece recibir dinero por parte del ministerio, ya sea como ayuda o como estímulo? Pienso, por ejemplo, en el caso de Mayra Couto y su proyecto que usa el lenguaje inclusivo como título. Creo que ningún proyecto recibió tanta atención, y un rechazo tan furibundo e injustificado.
Sí, estamos trabajando mucho con la oficina de comunicación y la Dirección de Industrias Culturales y Artes. Creo que hay un desconocimiento de por qué se entregan estos estímulos. No se entiende que no van a proyectos de personas individuales porque tengan un determinado interés o enfoque. En realidad son proyectos que buscan dinamizar el sector cultural, y que se han venido entregando desde hace tiempo.
Entonces, no es que se entregue el dinero por un determinado sesgo. Hay mucha gente detrás de cada proyecto, una productora que tiene que hacer una inversión y que recibe el estímulo para ver si se pueden realizar películas o series que se promueven con total libertad. Pero siempre va a haber casos así, que reciban quejas. No solo es el caso de Mayra Couto.
También me ha tocado ver el caso del documental sobre Hugo Blanco, incluso el de “La revolución y la tierra”, que son proyectos que han ganado estímulos. Lo que vamos a tratar de hacer es que se entienda que estos estímulos van a dinamizar el sector, que hay mucha gente que trabaja en el sector cultura, y que sirven para fomentar una industria, no solo por la creatividad, sino por la economía que hay detrás. Además, es un proceso concursable, son jurados independientes los que deciden a quienes van estos beneficios. Pero creo que parte de las críticas se dan porque la gente no conoce a todos los ganadores.
De estos estímulos han salido películas de gran calidad como “Wiñaypacha” o “Retablo”. Y por eso vamos a mostrar historias de cómo personas con pequeños proyectos han logrado un cambio en su comunidad, y también como varios proyectos han logrado crear puestos de trabajo en regiones.
–Vuelvo al tema de la Política Nacional de Cultura porque, ya cerca de la transición de gobierno, hay preocupación por lo que ofrecerá en materia cultural cualquiera de las dos opciones que tome la posta. ¿Qué crees que deberá priorizar la gestión que arranque en julio próximo?
Justamente la idea de tener la PNC y ahora el Pacto por la Cultura al 2030 es, por un lado, dejar un norte y una orientación de lo que puede hacerse con la cultura en el país, y cómo esta puede contribuir enormemente en el desarrollo del país, aunque a veces no somos conscientes de eso.
Sea quien sea que venga, deberá entender que estamos encaminándonos al bicentenario y que en algunos casos la pandemia ha hecho que nos volvamos más individualistas y más egoístas. Y es la cultura lo que tiene que cohesionarnos y permitirnos alcanzar la unidad en este trance tan difícil que vivimos. Si no pasamos esta prueba, creo que vamos a dejar pasar la oportunidad de entender que la cultura es el eje de una comunidad única y con un destino común, para proyectarnos como país. Quizá suene a ideales, pero es fundamental.
Lo otro es que, cuando uno viaja a distintas regiones del país, ve la cantidad de movimiento que existe alrededor de la cultura y por eso es fundamental mantenerla viva, pues es un gran potencial del desarrollo. El movimiento de la cultura en cada una de las regiones es enorme. De alguna manera, con los apoyos hemos podido paliar el riesgo de que muchas expresiones desaparezcan. Debemos hacer que esa cultura siga viva, en sus lenguas originarias, en sus artesanías, en sus expresiones culturales. La gran ventaja comparativa del Perú con el mundo es su gran diversidad. Y es importante que quienes vengan puedan entenderla, aprovecharla y continuarla.
–No creo que nadie se oponga al desarrollo de manifestaciones culturales, pero en la campaña sí hubo candidatos que incluso hablaron de eliminar el Ministerio de Cultura, de su cierre definitivo. ¿Qué hacer para cambiar esa imagen de una cartera prescindible?
Creo que hay dos cosas: por un lado, avanzar hacia julio la guía para tener una próxima Cuenta Satélite, que mostrará la evidencia real que implica la cultura a nivel económico. A nivel internacional hay mediciones: el 3% del PBI mundial es de cultura. Eso creo que mueve a cualquiera. Por más desinterés que pueda haber hacia lo cultural, todo el mundo entenderá que forma parte de lo que queremos como actividad económica y en puestos de trabajo. Sin contar que el 40% del total del turismo mundial es turismo cultural, y que en el Perú esa cifra es mucho mayor.
De otro lado, creo que hay un enorme trabajo que hacer, y tú lo dijiste bien, para comunicar mejor qué es lo que implica la cultura, desde el punto de vista económico y desde el punto de vista de desarrollo humano. Porque más allá de lo que podemos perder por la actividad cultural, hay una pérdida muchísimo mayor para un país diverso y tan rico como el Perú si es que alguna expresión cultural no se mantiene en el tiempo y se llegase a perder, como lamentablemente ya ha ocurrido antes con lenguas originarias o con alguna expresión cultural propia de alguna región. El valor de perder algo así podría ser incalculable. Entonces, un mensaje para todo el que pueda pensar que el ministerio es prescindible es que invertir en cultura ofrece un potencial y valor enorme para el ciudadano y para la propia ciudadanía.
Más sobre el Pacto por la Cultura al 2030
–¿Cómo se dio el contacto con Unesco? ¿Es un trabajo que lleva a cabo con otros países o específicamente aquí con el Perú?
Es completamente novedoso. Con Unesco ya tenemos una excelente relación y nos están ayudando en dos proyectos sumamente importantes: uno es la Ley del Artista, que se viene trabajando con un consultor nacional y uno internacional para tratar de tener un proyecto de ley antes de que termine el gobierno. Y el otro es el plan de reactivación del sector cultural, una suerte de hoja de ruta para ver de qué manera lo que estamos viviendo ahora, que es una suerte de transición, y que con el apoyo de Unesco podemos mapear cómo avanza el sector en otros lugares, aprendiendo de estas iniciativas para establecer nuestro propio plan.
Estábamos trabajando esas dos cosas y surgió la idea de tener este compromiso en el que vamos a consensuar cada una de las acciones con las líneas de la PNC. Es muy alentador porque Unesco quiere discutir esta experiencia en el Perú en la Asamblea de las Naciones Unidas, puesto que el 2021 es el Año Internacional de la Economía Creativa para el Desarrollo Sostenible. Entonces se va a hablar de este tema y ver si se puede replicar en otro país. Es una iniciativa novedosa y nos da un gran respaldo, un soporte técnico súper importante que no solo sirve a nosotros, sino a todos los países cuyos sectores culturales sufren las consecuencias de la pandemia.
–Siendo un pacto de participación abierta, ¿Qué actores se han sumado y se sumarán luego? ¿Tienen un perfil específico, o es más bien una convocatoria amplia y diversa?
Nos gustaría que sea lo más amplia posible. Lo que hemos hecho ahora es incorporar a los que ya tienen proyectos relacionados a la cultura. Por ejemplo, tenemos a la Unión Europea, que siempre ha colaborado con nosotros a través de distintas actividades; está la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid); está el British Council, la Embajada de Estados Unidos, organizaciones financieras internacionales como el BID, el Banco Mundial; también miembros del sector privado como la Fundación Wiese, con la que hemos desarrollado el primer proyecto de obras por impuestos en El Brujo; la Alianza para Obras por Impuestos, conformada por más de 30 empresas peruanas que buscan proyectos de desarrollo y la cultura es uno de ellos; o el Grupo Aje, que desde un inicio ha tenido interés en desarrollar proyectos en diversidad biológica y diversidad cultural. Esos son los primeros que se han sumado, pero la idea es que puedan continuar uniéndose, alineando lo que ya tienen a los objetivos de la PNC.
–Son cuatro las líneas estratégicas, pero quisiera preguntarle por ejemplos concretos de dos de ellas: una es la de prevención del racismo y valoración de la diversidad cultural, la otra es el fortalecimiento de la gobernanza y la institucionalidad. ¿Qué se está haciendo en esos dos aspectos?
Respecto a la diversidad, por ejemplo, ya tenemos con Naciones Unidas, particularmente el PNUD, un proyecto de muralización con artistas nativos, como los colectivos de shipibo-konibo de Cantagallo y otro con Venuca Evanán, de las artistas de Sarhua, y un colectivo de migrantes venezolanos. Lo que buscamos es que, a través de estos proyectos, se desarrolle el orgullo por la diversidad cultural y al mismo tiempo luchar contra el racismo.
Eso se engarza con una campaña que queremos fortalecer, que se llama Amo mis Raíces, con la que en mayo tenemos un par de actividades, como por ejemplo una de ‘freestyle’, una batalla de gallos en lenguas originarias. Sobre el tema de la gobernanza, podría mencionar el trabajo con ciudades históricas en Lima, Arequipa, Trujillo y Ayacucho, que nos obliga a trabajar con gobiernos locales, municipales provinciales y distritales.
Y respecto a la institucionalidad, el reto es fortalecer el trabajo con gobiernos locales que tengan desarrollo de proyectos culturales. Y entender que, más allá de a quien le toque estar al frente del ministerio, pueda saber que hay una línea de la PNC a seguir, que puede confiar en tener un pacto en el que Unesco nos va a apoyar, y que hay un grupo de instituciones dispuestas a continuar con ese proyecto.
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