En las reflexiones suscitadas a raíz del bicentenario, la Arquitectura, como especialidad, tiene mucho que decir: desde el tema de la vivienda, el transporte y la planificación urbana, pero también respecto a proyectos sobre escenarios futuros para encarar —si todavía es posible— la crisis climática, la escasez de agua y los problemas territoriales que se desencadenarán en las próximas décadas, y que afectarán de diversas formas a nuestros conglomerados urbanos. De esta manera, el Centro de Investigación de la Arquitectura y la Ciudad (CIAC) y la Unidad de Arquitectura de la Universidad Católica del Perú han organizado una exposición y un seminario virtual denominado “El Perú como proyecto: contribuciones desde la arquitectura y el urbanismo”. Una muestra de estudios y planes sobre cinco ejes temáticos: patrimonio proyectual, sostenibilidad, la vivienda en el Perú, políticas del territorio y los futuros de la ciudad.
Al respecto, conversamos con el arquitecto Gary Leggett, subdirector del CIAC, quien destaca la participación intergeneracional entre profesores y alumnos de la especialidad para sacar adelante estas actividades: “la exposición busca visibilizar el trabajo de mucha gente que puede tener resonancia y ser aplicable a la realidad”.
Dentro de los temas desarrollados en la exposición “El Perú como proyecto: contribuciones desde la arquitectura y el urbanismo”, ¿cuáles te parecen más saltantes pensando en los retos presentes y futuros del país?
Lo interesante de la exposición, y del CIAC en general, es que no hay un único tema prioritario, son muchos. Pero personalmente diría que los temas relacionados a la sostenibilidad y a la crisis climática son, sin duda, de los más urgentes. Ahí hay mucho por hacer. Ahora, las investigaciones que estamos presentando también ponen en agenda temas que tienen que ver con pensar las ciudades a partir de la creación de centralidades, en los que se vinculen sistemas de transporte masivo con infraestructuras culturales y mayor densidad de viviendas, y eso puede aplicarse en muchas ciudades, pues no nos interesa encasillarnos solo en Lima. También necesitamos repensar el tema de la vivienda, el rol que deben tener el Estado y el sector privado, y finalmente pensar en qué cosas estamos ignorando al favorecer un mercado inmobiliario que solo piensa en metros cuadrados…
La vivienda y el territorio
En el tema de la vivienda, las inmobiliarias parecen solo acumular proyectos en la ciudad, pero no planificar la misma, ¿cómo reorientar esto frente a lo que se viene que, como adviertes, tiene que ver con desafíos como la falta de agua o la escasez de servicios?
Es un reto enorme. Pasa por pensar la vivienda no solo como una unidad económica intercambiable, sino en torno a un ecosistema de servicios y bienes públicos, y eso supone herramientas de gestión mucho más claras que nos es difícil de implementar o imaginar ahora mismo, pero que implica ir más allá del binario sector publico, sector privado y pensar en estrategias de colaboración entre ambos sectores. Es más, hay que romper con el esquema de que el sector público no tiene nada que ver en el sector vivienda porque, finalmente, es el que puede proveer los servicios o incentivos que son necesarios para que esta no se reduzca a un intercambio mercantil.
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¿Cual es el peligro que corremos si no se da este cambio?
Lo que termina sucediendo, y lo vemos todos los días, son ciudades donde lo público se deja a merced de la especulación inmobiliaria; es decir proliferan los edificios, pero no se piensa en la calidad de la calle, o del transporte y en los costos que eso implica como sociedad, además de los temas de contaminación. Y esto no solo lo vemos en zonas consolidadas, sino en la especulación de terrenos periurbanos que hace que se formen conurbaciones que, finalmente, extienden la ciudad más allá de sus redes de servicios. Otra cosa es que se suele casi demonizar la propiedad comunal en muchas zonas rurales o periurbanas, y se favorece la parcelación o la titulación individual, a veces sin ninguna conciencia del lugar donde esto suele ocurrir. Y uno ve lo que está pasando en sitios como el Valle del Urubamba que es el caso emblemático de un lugar que tiene un enorme valor turístico y económico, y que está siendo destrozado por la especulación de terrenos, que es producto directo de una agenda de liberalización del suelo.
¿Tiene que ver básicamente con problemas del territorio?
Sí, con el manejo del territorio. En el Valle Sagrado, para seguir con el ejemplo, va haber mayor incidencia de incendios con el cambio climático, y eso estará muy relacionado con la presencia humana en regiones que antes quizás no eran tan pobladas. La manera en que planificamos algo como un valle entero va ser clave para poder manejar las crisis ambientales que se nos vienen. Es momento de ir más allá de ese binario anacrónico de lo público versus lo privado, hay que dejar de satanizar a ambos sectores, pero estamos en un momento de tensión política extrema que no nos permite ver eso.
El transporte
El tema del transporte sigue siendo neurálgico, sobre todo en un momento de pandemia…
Sí, y en realidad es interesante ver cómo el uso de la bicicleta se ha incrementado, al menos en Lima, a raíz de la pandemia; es decir esto demuestra que es posible cambiar una matriz de transporte en poco tiempo. Solo se necesita voluntad política, instrumentos, incentivos y una infraestructura mínima, como una ciclovía. Yo creo que el transporte es un problema complejo, pero esto no significa que las soluciones tengan que ser complicadas. Lo difícil es construir y sostener una voluntad política al respecto. No hay que olvidar que este es un problema creado por patrones de comportamiento que se vienen incentivando hace mucho tiempo, pero que son posibles de cambiar, como lo evidencia el uso de la bicicleta.
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Se maneja más bicicleta ahora que antes de la pandemia
Sí, pero tampoco quiero decir que la bicicleta sea la solución de todos nuestros problemas. En una ciudad tan grande hay que tener redundancias, muchas maneras de llegar de un lugar a otro, desde bicicletas hasta buses, metros, y autos particulares. Obviamente, se tiene también que incentivar algunas cosas y desincentivar otras. El que quiera usar su vehículo tendrá que pagar un poco más para estacionar en el lugar que quiere, por ejemplo, y eso no sucederá si decide montar una bicicleta o llegar caminando a un lugar. Es algo que se resuelve con incentivos y desincentivos y con la construcción estratégica de infraestructura y seguridad.
La Amazonía y escenarios futuros
¿Qué destacarías, finalmente, de los proyectos que se exhibirán en la muestra?
Lo primero que destacaría es que no todos son proyectos cerrados, hay muchas investigaciones en curso, y creo que eso se condice con la idea del proyecto como algo continuo. En arquitectura uno puede terminar un proyecto, pero cuando entra a la etapa de construcción, aparecen nuevas situaciones que a veces obligan a cambiar lo planificado. Esa capacidad de mantener las cosas entreabiertas es algo que hemos tratado de hacer en la exposición, mostrando proyectos de investigación que recién se inician o que están en curso, todos relacionados con temas que nos parecen particularmente urgentes. Hay proyectos sobre frentes ribereños en la Amazonía, es decir podemos replantear la manera en que los centros urbanos se relacionan con el río, también hay otros vinculados a la vivienda colectiva, al reciclaje o reutilización de edificios existentes, al rol del agua en el diseño urbano, estudios sobre la vivienda altoandina, tenemos a mucha gente en el CIAC pensando estos temas y desarrollando materiales o estrategias de retención de calor o mejorando el comportamiento térmico a partir del uso de materiales no convencionales y otros dispositivos arquitectónicos. Hay varios especialistas trabajando en distintos frentes y me parece importante que además exista una comunicación intergeneracional entre los profesores y los alumnos.
Uno de los ejes tiene que ver con los futuros de la ciudad, como te imaginas, por ejemplo, las ciudades del Perú en el tricentenario
Creo que manejamos suficiente información y datos como para considerar escenarios posibles, no certezas, y el rol de la arquitectura, del urbanismo, es poder anticipar lo posible, diseñar y planificar de una forma que nos dé cierta capacidad de adaptación y flexibilidad. Yo diría que tenemos que pensar en escenarios extremos de escasez de agua, de cambio climático, para hacer los cambios necesarios que interroguen la manera en que vivimos hoy y nos preparen para esos futuros posibles. No creo que haya un único futuro al que tenemos que responder, sino escenarios con muchas incógnitas, donde la posibilidad es lo determinante.
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Para acceder a la exposición virtual y ver el programa del seminario, con sesiones virtuales, hasta el 29 de octubre puede visitar la página https://www.proyecto-ciac.pe/. Como parte del programa, se presentará el próximo lunes 4 de octubre, a las 6:00 p.m., el libro “Ciudad y arquitectura de la República. Encuadres 1821-2021”, de Willey Ludeña. Todos los eventos del seminario son transmitidos por Facebook Live CIAC-PUCP
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