“El Covid nos enseñó a cuidarnos: te vacunas, te guardas, usas mascarilla. Pero nadie te enseña a cuidarte de esta pandemia política que nos asola desde 2016″, nos dice el pintor Eduardo Tokeshi, que este año debutó como narrador con el notable libro “Sanzu”. “Un País dividido gobernado y legislado por lo peor que hemos visto. No han descubierto la vacuna para eso…”, añade.
Todos los especialistas consultados le dan la razón. En otros términos, la curadora Luisa Fernanda Lindo apunta que es la profunda crisis económica y política, sumada al contexto global, el lastre que arrastra nuestro mercado. “Sin embargo –añade– el problema del sistema de las artes no está en el mercado, sino en la precariedad de la educación artística a nivel nacional”.
Para el crítico Gustavo Buntinx, no es la pandemia en sí misma, sino la ansiedad la que intoxica aún ciertas expansiones artísticas en el Perú. “Los desarreglos de esta paranoia que desde las nuevas tecnologías infiltran e intoxican nuestras vidas, se manifiestan en la politización alucinada de todo”, señala. Para el estudioso, esta ideologización pueril, maniquea y delirante de prácticas que procuran imponerse también desde las artes, va dejando una huella pavorosa en nuestra cultura. “Todo ello debe llevarnos no al lamento sino a la reflexión”, afirma.
“El colapso actual del mercado no es un efecto diferido del Coronavirus, sino una consecuencia inmediata del gran desvarío nacional provocado por el recién fenecido gobierno golpista, sin duda el más corrupto e incapaz de nuestro siglo XXI. Hay en todo ello más de una lección a ser asumida por nuestra fantaseada república de las artes”, dice.
Paradójicamente, como apunta Pedro Pablo Alayza, director del Museo de Osma, el debilitamiento de los espacios expositivos y museales ha generado un muy intenso movimiento gremial. “Mi impresión es que las asociaciones de museólogos, conservadores, curadores y los museos mismos se han unido y consolidado, planteando nuevos derroteros.
La hora de las mujeres
Es evidente la presencia de las artistas mujeres en las mejores individuales vistas en el año. Pero más allá de este dato cuantitativo, para Eduardo Tokeshi este 2022 dejó una narrativa muy potente y diferente en las artistas. “Sus sensibilidades superponen experiencia, práctica y denuncia”, señala, recordando las grandes exposiciones de Ana de Orbegoso y Rocio Rodrigo presentadas en el Icpna.
“Estamos siendo testigos de muchísimas transformaciones en diferentes capas”, apunta Luisa Fernanda Lindo. Como dice la curadora, la visión de género no solo involucra a las mujeres, sino también a los hombres y a una comunidad LGTBIQ que va cobrando mayor presencia y participación. “Lo que se está construyendo es una toma de conciencia de la presencia de las diversidades en las artes visuales contemporáneas. Yendo específicamente a las mujeres, veo una nueva generación de trabajadoras del arte conocedoras de sus fortalezas, orientadas hacia la investigación, respetuosas de la naturaleza y con inclinación a prácticas colaborativas”, afirma. Como ejemplos, plantea ‘Totemiq’ en Cusco, ‘Quipa’ en Arequipa o ‘Fibra’ en Lima, así como el surgimiento de nuevas colectividades como ‘MAV’ y ‘Artistas Peruanas’, o la plataforma de articulación de trabajadoras de las artes visuales ‘Contemporáneas’.
Justamente, Miguel Aguirre apunta que el arte es uno de los espacios que hacen posible el reclamo, la denuncia y el anhelo por la igualdad. “Algo que hoy tendría que ser la norma –igualdad absoluta de géneros- es necesaria su constante lucha: sea a favor del feminismo, sea a favor del género no binario, sea a favor de las minorías sexuales. Y agrega que un ejemplo notable de ello lo ofreció la bipersonal “Paradiso” de María Abaddon y Wynnie Mynerva en AMIL, con curaduría de Miguel A. López.
Por su parte, Pedro Pablo Alayza señala que esta presencia no solo tiene que ver con artistas visuales, sino especialmente con quienes han asumido el rol de curadoras. “Sin duda, su aporte es enorme, de alcances insospechados aun, desde la perspectiva simbólica y social.
Como aprecia Buntinx, en estos flujos múltiples y renovadores de nuestra plástica, no hay direccionalidades únicas. “Cada vez es más fecundo el intercambio entre las artes eruditas y tradicionales. Piénsese en la fructífera migración (de cuerpos y de técnicas y de expresiones en Venuca Evanán (originaria de Sarhua), o en Olinda Silvano, de la comunidad shipiba”, advierte. O en el activísmo artístico alentado por creadoras como Karen Bermedo, Micaela Aljovín, Milagros y Sonia Cunliffe o Silvana Pestana, así como Gladys Alvarado Jourde, Patricia Bueno, Rosanna López Guerra, Carmen Reátegui, y un incitante etcétera.
La crisis del espacio
Cómo podemos apreciar tendencias en la producción artística cuando tenemos cada vez menos espacios y galerías para apreciarlas? En ese sentido, la notoria persistencia de una galería como Fórum, con 48 años de vigencia, es algo destacable. Pero como advierte el pintor Tokeshi, además de galerías tradicionales e independientes (estas últimas un refugio para los artistas jóvenes) han florecido espacios híbridos, en librerías y cafés. “Son espacios diferentes, con dinámicas de galerías y eso es muy bueno”, señala.
Para Lindo, a diferencia de otros tiempos, hoy es Instagram la plataforma consolidada de exposición de obras de arte y procesos artísticos, con llegada a galeristas, curadores/as y coleccionistas. “Es una herramienta de socialización de obras para quienes no tienen representación en galería o carecen de espacios expositivos en sus localidades”, explica. Para la curadora, más que una reducción de espacios o galerías, lo que se observa es una interesante activación de nuevas plataformas por artistas emergentes. Ejemplos de esto es ‘Sismo’ en Arequipa, ‘Augusta y Maleza’ en Cusco o ‘Fisura’ en Lima.
Coincidiendo con Lindo, Miguel Aguirre también piensa que son las redes sociales las que hoy otorgan una visibilidad antes impensable. “Hoy en día cualquier artista tiene en esas redes una “galería” abierta permanentemente para mostrar su trabajo, sus investigaciones visuales, textuales y sonoras, sus participaciones en muestras en cualquier ciudad del país y del mundo y, particularmente, su posicionamiento ante la realidad”.
Exposiciones a destacar
Consultados por El Comercio, los expertos consultados comparten las que consideran las mejores exposiciones o proyectos artísticos apreciados en 2022
Gustavo Buntinx (Crítico)
Tal vez sea mejor pensar no en tendencias, sino en pulsiones, en manifestaciones casi impensadas del Deseo. Signos de esperanza afloran en nuestra aparente zona de catástrofe. Las vocaciones reconstructivas procuran multiplicarse, en cada ámbito, y contra todas las dificultades. Con resultados impresionantes, por lo general asociados a esfuerzos casi heroicos. Los avances extraordinarios en la recuperación de los espacios públicos y monumentos del Centro Histórico de Lima, por ejemplo (mención especial a Luis Martín Bogdanovich). O la expansión y apertura finalmente lograda del ahora Palacio de Bellas Artes (admirable empeño el de Rubén Ramos). Y la multiplicación de publicaciones complejas, desafiantes, como las autofinanciadas por Álbum del Universo Bakterial (Arturo Higa) y Juan Enrique Bedoya (Museo es un libro notable, decisivo).
En términos más cercanos, puedo dar testimonio de la proliferación de iniciativas que me involucran desde la conducción del proyecto de Micromuseo. Son media docena las “rutas” que este año hemos logrado culminar, incluyendo la curaduría de la monumental intervención en los espacios públicos de Manhattan con las portentosas, taumatúrgicas Semillas de Jaime Miranda Bambarén. Un momento de excepción —creo yo, desde mi subjetividad flagrante— para la historia de las artes en el continente entero. Que esas energías sanadoras fructifiquen.
En todos nosotros: ojalá, con el Año Nuevo, algún grado de sensatez vuelva a nuestra convivencia ciudadana. Y que el arte pueda —sepa— contribuir a ello. Apartándose de las incitaciones del Thanatos, para devolverse —devolvernos— al Eros que es su aura esencial. Y el sustento genuino de cualquier proyecto crítico verdadero.
Eduardo Tokeshi (Artista plástico)
Lo mejor de este año ha sido la inauguración del PLAM con la muestra sobre Trilce. Este espacio y su gestor Rubén Ramos ha sido lo más resultante de este año. Las muestras antológicas e individuales de Ana de Orbegoso y Rocio Rodrigo en el Icpna.
Miguel Aguirre (Artista visual)
Imaginarios contemporáneos Vol II: Colección del Museo de Arte de Lima, curaduría de Sharon Lerner, en el MALI
Atlas subterráneo [1933[1810-1983]2020], individual de Iosu Aramburu en Livia Benavides
Los ríos pueden existir sin aguas pero no sin orillas, curaduría de Giuliana Vidarte y Christian Bendayán, en el MAC – Museo de Arte Contemporáneo de Lima
Bonustrack: Arqueologías del presente y poéticas de la ciudad. Antológica de Alberto Borea, curaduría de Max Hernández y Adriana Tomatis, ICPNA
Pedro Pablo Alayza (Historiador de arte. Director del Museo de Osma)
El mosaico monumental en el Paseo de la República de Miraflores. Ricardo Wiesse
“Se multiplican llamativas, las hermanas agudas”, en la Sala Juan Acha del Museo de Arte de San Marcos, Lima. Artista: Natalia Villanueva, Curador: Augusto del Valle.
Mas allá de las tendencias típicas de las artes plásticas me parece que cada día los artistas van tomando particular interés en las tradiciones populares, de algún modo esto ha hecho que el público se acerque nuevamente a la creación contemporánea. Los proyectos de largo aliento promovidos por el ICPNA y la Universidad Ricardo Palma sobre le arte popular peruano, el proyecto del Ministerio de Cultura Ruraq Maki, así como la cada vez más gravitante presencia del arte amazónico han contribuido notablemente a la consolidación de esta relectura de lo nacional. No creo que haya una conexión directa, pero es evidente que la figuración en la pintura es ahora una tendencia que probablemente encuentre su raíz en el retorno hacia lo natural.
Lugares como el Espacio Tamarindo dirigido y gestionado por Armando Williams, que hace de la creación contemporánea un tema de reflexión, abierta la publico no necesariamente académico, constituyen una nueva o una renovada manera de acercarse al arte y sobre todo acercarse al público que es tan importante para su validación.
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