Nacida en Yarinacocha, en 1992, Chonon Bensho es una artista plástica orgullosa de sus raíces, pero que se pregunta –con justa razón– por qué no pueden reconocerla simplemente como artista sin tener que aludir a su origen. “Siempre que me mencionan me ponen ‘Chonon Bensho, artista shipibo-konibo’. Y no es que me moleste, pero creo que si pusieran solo ‘artista’ sería suficiente. Es como si siempre dijeran ‘artista miraflorino’, pero nadie dice eso”, afirma.
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Bensho es la más reciente ganadora del XII Concurso Nacional de Pintura del BCRP con su magnífica obra “Inin Paro”, que puede traducirse como “El río de los perfumes medicinales”. Un dibujo sobre bordado que muestra una escena onírica en la que una mujer y un hombre –inspirados en ella misma y su esposo– aparecen rodeados de elementos naturales plasmados mediante ciertos patrones asociados al arte kené.
Formada artísticamente en la Escuela Superior Eduardo Meza Saravia, en Pucallpa, Bensho se mueve ahora entre Lima y su comunidad, Santa Clara de Yarinacocha. Conversamos con ella a propósito de la inauguración de la muestra que, desde hoy, reúne a todas las obras ganadoras y finalistas del concurso en el Museo del Banco Central de Reserva del Perú (MUCEN).
¿Cómo te enteraste de haber ganado el premio?
En ese momento yo estaba en mi comunidad, Santa Clara de Yarinacocha (Pucallpa). Estaba sembrando con mis hermanas, porque es buena época. Y ya en la tarde cuando regresé a casa vi que tenía cuatro llamadas perdidas. Era la primera vez que me llamaban así desesperadamente (risas). Recién como a las 7 de la noche me llamó de nuevo la directora del Mucen y allí me dijo que yo había ganado.
Sé que esta obra, “Inin Paro”, parte de un sueño tuyo. ¿Son siempre los sueños importantes en tu trabajo artístico?
Creo que los sueños son muy importantes para todos los pueblos indígenas, porque a través de ellos nos conectamos y comunicamos con las personas que ya partieron de este mundo. Gracias a los sueños yo converso con mis abuelos, con mi mamá, con esas personas que ya no están. Y es como si yo estuviera viviendo en este mundo pero en aquel otro también.
¿Y cómo fue el proceso para crear “Inin Paro”?
Empecé el trabajo cuando me avisaron que ya había pasado la primera etapa del concurso. Nos quedaban como 3 meses y medio para la obra final y yo había estado haciendo otro trabajo, pero que me iba a demorar mucho más tiempo. Por eso me incliné por este, que era un tema que había soñado hace muchos y que había dibujado. Primero pensé en hacerlo como pintura, pero luego me decidí por el bordado. Y empecé a trabajar de seis a seis. Fue algo que me emocionaba hacer. Cada trabajo lo hago con mucho cariño y mucha paciencia. Por más que había un tiempo límite de entrega, lo hice tranquilamente, porque de eso trata mi trabajo.
Salvo el detalle en rojo en la vestimenta de la mujer que protagoniza la obra, no priman colores muy fuertes. ¿Por qué?
En mi trabajo los colores son más que nada tranquilizantes. No son colores muy vivos. Lo que trato de hacer es rescatar la belleza sin excesos en los colores. Todo es calmado, tranquilo. El rojo sí me encanta porque me hace pensar en un carácter fuerte de pensamiento, pero al mismo tiempo tranquilizante, que embellece a los otros elementos.
“Inin Paro” significa “El río de los perfumes medicinales”. ¿Puede el arte ser medicinal también?
Todo mi trabajo parte de una enseñanza ancestral, porque yo vengo de una familia de médicos tradicionales. Y yo fui criada a esa manera tradicional, antigua. Por eso trato de rescatar y plasmar eso en todo lo que hago. Todos mis trabajos vienen de mis ancestros, de sus conocimientos. Y rescatar lo bueno que ellos han hecho y que siguen haciendo es algo que me tranquiliza bastante. Estoy feliz por eso. Porque gracias a ellos he logrado llegar donde estoy ahora. Aunque hoy puedo vivir en este mundo moderno, rescato ese mundo hermoso que me dieron ellos.
Este premio te da lógicamente una mayor visibilidad. ¿Ha sido difícil insertarse en el círculo artístico? ¿Cómo es tu relación con esta escena?
Antes, cuando recién estaba estudiando, primero buscaba enraizarme con mis propias culturas. Yo sabía que tenía que aprender las enseñanzas que me iban a dar en la escuela, pero sin dejar de lado los conocimientos que me dieron mis abuelas. Y al principio yo participaba en algunas mujeres con grupos de mujeres allá en Pucallpa, pero fue Christian Bendayán quien me buscó para hacer un panel con otras artistas. Fue a partir de ello que mi trabajo salió poco a poco a la luz. Pero puedo decir que no fue difícil insertarme. Desde que estuve en la escuela nunca sentí esto de no poder lograrlo. Al contrario, siempre he sido bienvenida en todas partes. Eso también me ayudó a salir.
¿Has pensado qué otro rumbo habría tomado tu vida si no fueras artista?
La verdad es que sería enfermera. Porque intenté estudiar Administración, pero los números ya no me dieron. Entonces tenía como otras opciones estudiar Enfermería o Arte, y opté por Arte. Y bueno, creo que me va bien.
Enfermería y Arte pueden parecer ocupaciones muy distantes, pero las une aquello de lo que hablábamos, lo curativo.
Claro, porque si yo optaba por Enfermería lo primero que pensaba hacer era combinar los conocimientos ancestrales de las plantas que tenían mis abuelos, con lo que podría estudiar. Aprender de la ciencia para después incluir los métodos de mis ancestros. Buscar ese equilibrio. Y en el arte pasa igual, es lo que estoy haciendo ahora. Conectarme con mis ancestros y mostrar la belleza de ellos.
Por último, y no menos importante: ¿qué harás con el dinero que te da el premio?
La economía es importante también porque quienes vivimos del arte necesitamos comprar nuestros materiales, tenemos que seguir trabajando. Y ahora todo ha subido. Antes compraba mis óleos a 50 soles y ahora están 88 soles, imagínate. Hasta los óleos, los pinceles y lapiceros han subido (risas).
La exposición con todos los ganadores y finalistas del concurso (25 artistas en total) puede visitarse desde hoy en el Museo del BCRP (Jr. Lampa 474, Lima). El horario va de 9 a.m. a 5 p.m. El ingreso es libre.