Si contáramos su trayectoria desde que estudió en Bellas Artes, serían más de siete las décadas que Enrique Galdos Rivas lleva dedicado en cuerpo y alma a la pintura. Él prefiere, sin embargo, tomar 1960 como punto de partida de su prolífica carrera. La razón es sencilla, ese año decidió convertirse en un pintor de verdad. Se alejó de la protección económica que le daba la familia y emprendió vuelo. “Cuando acabé la escuela estaba en duda si seguir o no porque había pocas galerías, no había vendido ningún cuadro y sabía que Lima no era un gran mercado para el arte”, recuerda el integrante de la famosa promoción dorada bellasartina que egresó en 1959. Desde entonces, a la medalla de oro que obtuvo en su alma mater se han sumado docenas de premios y reconocimientos. El más reciente llega desde Italia, nada menos que de la XIV Bienal de Florencia, que se realizará en octubre próximo y donde será galardonado por su valiosa producción artística. Previamente, en Lima, inaugurará este 25 de mayo la exposición “Enrique Galdos Rivas, ‘El mago del color’: Sinfonía de Colores” en el Palacio de Artes de Miraflores. Allí se exhibirán alrededor de 50 piezas, entre ellas sus cuadros más celebrados, algunos de su época de estudiante, otros de reciente creación y varios inéditos que resguarda en su atelier de Magdalena.
“Este reconocimiento en Florencia significa para mí dejar de lado los malos momentos. Va para aquellos que han sido mezquinos con mi arte. Mi pintura es como yo. Jodida y fuerte. Yo pinto como la risa”.
Galdos Rivas define su pintura como una metamorfosis. Y para entenderlo con más claridad pone como ejemplo una de sus pinturas inspiradas en las culturas precolombinas. “Hace tiempo pinté los huacos de la cultura Nazca. Primero los hice tal como son, luego los fui abstrayendo. Poco a poco iba perdiendo la figura, la forma del huaco, hasta que no quedó rastro de él, solo el color”, dice, tratando de explicar su proceso creativo. El sello pictórico que le imprime a sus lienzos hizo que en los sesenta se ganara el apelativo de ‘el mago del color’, nombre que hoy le da nombre a su exposición en Miraflores. Los rojos y azules intensos predominan en su obra, pero además de estos también ha explorado otros colores menos llamativos.
Una anécdota conyugal lo llevó sin querer por ese camino. Era 1964 y a pocos días del inicio de la Bienal de Córdoba decide presentar una de sus pinturas al concurso. Mientras trabajaba en ella una interrupción de su esposa lo desconcentró tanto que terminó manchando y destruyendo su cuadro. Enojado, salió de casa por algunas horas. Al volver, vio en lo que quedaba de su obra algo que llamó su atención, un color plomizo que nunca había utilizado. “Así nació el lienzo que ganó el quinto premio en aquella bienal y donde prioricé el blanco, el negro y el plomo. Esa exploración del color se lo debo a ese disgusto”, cuenta el artista.
Lleno de historias y con un sentido del humor tan poderoso como la gama cromática que utiliza en sus cuadros, Galdos Rivas siempre le ha hecho frente a la adversidad con una sonrisa. A sus casi 90 años -los cumple el próximo 2 de julio- no duda en señalar que sus obras siempre han sido mucho más celebradas y conocidas en el extranjero que en el Perú. Por eso, subraya, “este reconocimiento en Florencia significa para mí dejar de lado los malos momentos (su hijo falleció durante la pandemia y él acaba de salir de un cuadro de bronquitis). Va para aquellos que han sido mezquinos con mi arte”. Asegura, además, siempre con ánimo jocoso que “mi pintura es como yo. Jodida y fuerte. Yo pinto como la risa”.
─¿Qué considera que es aquello que lo diferencia de otros grandes pintores?
Yo no solo pinto, estudio la pintura. Si vez mis cuadros vas a ver que ninguno se parece al otro, las composiciones y colores son distintos. No me gusta repetirme. Ser fastidioso y gracioso es algo que me ha dado el todopoderoso (ríe). Soy un rebelde, mi pintura se define por la libertad y el color.
─Hace poco la salud le jugó una mala pasada. ¿Cómo se siente ahora?
Tengo una especie de asma en general, pero no le hago caso. Me dio gripe, pero no me curé. Sé que dura una semana, así que no le hice mucho caso. Se me quitó, pero me quedó una tos muy molesta, pasaron 15 días y no se me iba. Mi hija me llevó al doctor. Allí me diagnosticaron bronquitis y ahora tengo que cuidarme.
─¿La invitación de la municipalidad de Miraflores le ayudó a levantar los ánimos?
Me tomó por sorpresa, me enteré hace un mes. Cuando yo voy a exponer pido normalmente que se me avise con tres meses de anticipación, pero como me avisaron hace poco voy a exhibir algunos cuadros inéditos. Yo ya me quería morir, pero ahora no puedo porque tengo que recibir ese premio en Italia (ríe). Yo sigo pintando hasta ahora, pero quiero ser eterno. Tengo una hernia que no me deja cargar mucho peso, eso me molesta. Debo operarme, pero ya será después de la muestra, antes de ir a Florencia.
─Usted es un hombre alegre y sociable. Y además de pintar, canta. Sin embargo, me contaba que hubo un tiempo en que pensaba mucho en la muerte.
Fue hace más o menos 12 años, cuando me operaron del corazón. A los dos meses cuando me dieron de alta me quedé pensando en que pude haber muerto. En ese momento nació un cuadro con un fondo negro, como reflejo de mi pensamiento. Pensaba en la oscuridad, que pude haber ido a otro mundo. Si no fuera por esa experiencia el cuadro “Más allá también hay color” no habría sido creado.
─¿La idea de la muerte ha vuelto a rondar su mente?
Cuando pienso en ella no me molesto ni tengo miedo, sé que es parte de la vida. Lo que sí pienso es en mis hijos y en lo que le voy a dejar, en lo inconcluso que podría dejar.
─¿Cómo va el libro que planea escribir?
Quiero hacerlo, pero aún no he podido, todavía me falta plata. Será sobre mi trayectoria artística, mis experiencias en los países que he visitado gracias a las casi 100 exposiciones e invitaciones que he tenido en el exterior, sumadas a algunas cuantas anécdotas relacionada con el arte. Pero ya lo de mi problema vital, de las cosas pícaras que he vivido, eso ya sería otro libro.
─¿Alguna reflexión final sobre su vida y obra?
Me siento feliz con la vida que he tenido. He hecho lo que muchos pintores peruanos no han podido: viajar por medio mundo. Uff, no sabes todo lo que me ha pasado, tengo miles de historias. Por eso mi libro va a tener que ser bien gordito, mil hojas por lo menos. Eso va a ser un problema, porque mientras más gordo, más caro me va a salir (ríe a carcajadas).
Lugar: Palacio de las Artes de Miraflores. Dirección: Av. José Larco 400. Inauguración: 25 de mayo, 7 p.m. Horario de visita: Va hasta el 9 de julio, de martes a domingo de 11 a. m. a 9 p. m. Visitas guiadas: el artista hará un recorrido por su muestra los días 8 y 29 junio, y 6 de julio. Ingreso: libre.