Hasta poco antes de partir a la eternidad, aquel fatídico 8 de abril del 2021, Fernando Taboada se dedicaba a trabajar incansablemente en su taller. El arte, manifestado en el dibujo que lo acompañó desde siempre y la pintura a la que dedicó cuarenta años de su vida, fueron el bálsamo que lo ayudó a sobrellevar dolorosas despedidas. Su última individual en Lima fue en el 2012, demasiado tiempo para que un prolífico artista como él no compartiera su talento.
Su libertad creativa hacía que no se preocupara por exponer constantemente, pero cuando -tras nueve años- la ilusión de mostrar su obra volvió a despertar, ciertas complicaciones producto del Covid-19 le impidieron hacer realidad esa última alegría. Dos años después de su muerte, la exposición es retomada gracias a Lea, hermana y única heredera de su legado pictórico. Con “Sin miedo a la oscuridad” se cumple no solo uno de los últimos deseos de Taboada sino que se exhiben las últimas creaciones de aquel peculiar lenguaje visual, lleno de geometrías, líneas y colores, que lo llevaron a ser reconocido en Europa y América. La muestra de dieciocho piezas se inaugura el 11 de mayo en La Galería.
"Fernando siempre decía que la vida era como fragmentos esperando que en algún momento estos encuentren algo que los complete”
Arte que cura
Las obras de Fernando siempre fueron un reflejo de su mundo, de su carismática personalidad llena de sonrisas para los demás, pero solitaria en la intimidad. “Siempre decía que la vida era como fragmentos esperando que en algún momento estos encuentren algo que los complete”, recuerda Lea. Solía decir también que aquellas formas que habitan en sus cuadros eran parte de su inconsciente, continúa la hermana menor del artista, “que están ahí desde que las descubrimos en nuestra infancia hasta que algo hace funcionar el mecanismo de nuestra memoria y recuerdas todo”.
La muerte del artista significó un nuevo y duro golpe para ella, pues su madre falleció cinco meses antes que Fernando. Fue por amor a su progenitora que el pintor dejó definitivamente París para volver a radicar en Lima. “Sucedió a inicios del 2000. En esa época él volvió para cuidar a nuestro hermano que tenía cáncer y luego se instaló nuevamente en Perú cuando mamá entró en depresión por la muerte de su hijo. Él nunca hubiera dejado París si no fuera por ella”, asegura.
En medio de la desgracia un mensaje en forma de minúsculo cuadro la alejó del laberinto de dolor. Era un dibujo de apenas 5 centímetros, un rectángulo negro hecho de tinta con una L que atravesaba la figura y que tenía escrita la frase que hoy da nombre a la exposición de Taboada. “Ese trazo sencillo me sacó de la depresión, de ese callejón sin salida por donde transitaba, y lo utilicé como un mantra. Me lo repetía cada vez que sentía su ausencia. Era un mensaje que me había dejado, él estaba conmigo. Es lo más importante que Fernando me ha dejado, una metáfora enorme de lo que he pasado”, confiesa Lea.
En la obra de Taboada se utilizan colores como el negro, el azul, el blanco y los grises para crear, por ejemplo, cuadros con figuras circulares que le dan al espectador la impresión de ir introduciéndose poco a poco en ellos. Esos espirales y figuras geométricas son recurrentes en su última faceta. Fernando no tenía miedo a los cambios, su cuerpo le decía qué pintar. “Era parte de su libertad. También -menciona su heredera- tiene una gama de verde limón que nunca dejó en sus 40 años de trayectoria. Pero definitivamente el azul y el negro, inclusive para la ropa, eran sus colores”.
Luego de que concluya la temporada de “Sin miedo a la oscuridad”, Lea planea una retrospectiva que muestre las múltiples etapas creativas de su hermano. Contempla también donar muchas de sus obras a un museo donde puedan exhibirse y hasta la publicación de un libro de arte sobre él. Mientras tanto, con la herida de la pérdida aún fresca, le gusta recordar a Fernando haciendo lo que más amaba: escuchando música clásica mientras pintaba o leía un libro.
Lugar: La Galería. Dirección: Conde de la Monclova 255, San Isidro. Inauguración: el 11 de mayo a las 7 p.m. Horario de visita: hasta el 3 de junio, de lunes a viernes de 11 a.m. a 7 p.m. y sábados de 3 p.m. a 7 p.m. Ingreso: libre.