En sus dibujos, Bryce deconstruye los íconos gráficos de la época.
En sus dibujos, Bryce deconstruye los íconos gráficos de la época.
Czar Gutiérrez

Tres dedos escriben, todo el cuerpo sufre", anotó el copista, uno de esos monjes medievales que se pasaban la vida entera en el scriptorium copiando códices. Con el mismo sacrificio y paciencia monacal, Fernando Bryce (Lima, 1967) se interna en una hemeroteca, fotografía, hace Photoshop, contrasta, ilumina, crea PDF y fotocopia. Luego enciende la mesa de luz, calca las líneas principales, remoja los pinceles y empieza a dibujar. Si antes lo hacían con pluma y atramentum, el pulso actual de Bryce irriga cada réplica con tinta china.

“Método de análisis mimético” le llama el autor a este procedimiento en cuya base exhuma noticias, afiches, propagandas, panfletos, logotipos, etc., y los dibuja, dotándolos de nuevos significantes: son réplicas que remiten a un pasado e inmediatamente lo desmontan desde su apariencia paródica. Que haya expuesto en los mejores museos del planeta habla tanto de la extraordinaria calidad de su obra como del acierto que fue trocar, ya en 1987, la pintura por el dibujo.

—De Goethe a Atila—
“La Kunsthalle de Bremen me propuso hacer una pieza nueva relacionada a la historia comercial y colonial de la ciudad. Investigué en los archivos de la cámara de comercio y del museo de etnografía, saqué 1.200 fotografías y seleccioné 23 dibujos que componen la serie ‘Unvergessenes Land’”, explica acerca de la génesis de su nueva muestra, “País inolvidable”, que se inauguró en junio y se exhibe hasta noviembre en el museo más importante de esa ciudad.

Algunas de las obras de Fernando Bryce.
Algunas de las obras de Fernando Bryce.

Como parte de una muestra global dedicada al colonialismo, la obra del peruano también comprende tópicos recurrentes de la llamada “barbarie germánica”. Esto es, el incendio de la Biblioteca de Lovaina en 1914 y la destrucción parcial de la Catedral de Reims con elementos locales y de la prensa periférica, como esas primeras planas de El Comercio que dan cuenta tanto de la globalidad de las comunicaciones en esa época como del particular tratamiento de las noticias que separaban al Perú del mundo. Sin embargo, serán las masacres de Lothar von Trotha contra la etnia herero en Namibia (1904) las que documenten con mayor brutalidad el colonialismo alemán en África. “Este hombre propone sin eufemismo su exterminación, anticipando el exterminio nazi”.

—“Los alemanes no son descendientes de Goethe sino de Atila el huno”, dijo el káiser Guillermo.
Quizás quiso equipararse al poder estepario que sometió a china en su momento. En todo caso la valoración positiva de quien ha sido valorado negativamente por el imaginario occidental (Atila) forma quizás parte de una estrategia de la distinción, algo punk, en la competencia interimperialista a fines de la ‘belle époque’. Sin embargo, como sabemos, 'civilización' y 'cultura' no son términos que excluyen la crueldad sino todo lo contrario. Y justamente creo que la referencia al otro bárbaro para descalificar al enemigo forma parte del bagaje ideológico que la colonialidad incorpora al discurso europeo.

—Ni fidelidad ni distorsión—
Bryce abre su muestra con la paradigmática estatua de un elefante de ladrillo, el gran monumento colonial de Bremen que hoy, enclavado en el parque Mandela, devino en alegato contra la opresión. “Pasó a ser monumento anticolonial en 1990 a iniciativa del alcalde socialdemócrata de entonces y celebra, además, la independencia de Namibia”, explica el dibujante.

—¿Hay un “tiempo de duelo” en tu arte?
Mi función es deconstruir estas representaciones situándolas, como imágenes, en nuevas configuraciones. Para mí, reflexión y producción son indisociables. Reflexión es también volver atrás y eso lo trabajo reproduciendo imágenes.

—Imágenes originales homogeneizadas por tu pluma, sometidas a otra estructura ordinal. ¿Cómo repiensas tu obra?
El arte es un terreno singular, te permite estar entre muchas cosas sin ser realmente parte de ninguna. Sin las constricciones de las ciencias y la academia ni las reglas literarias, pero con la misma voluntad de coherencia en la forma y la expresión. Me siento más cerca de la investigación histórica y la narración literaria que de otro tipo de arte. Repensar mi arte es repensar la vida, no hay otras consideraciones válidas. Estoy aquí para hacer arte hasta nuevo aviso.

Algunas de las obras de Fernando Bryce.
Algunas de las obras de Fernando Bryce.

—Ni fidelidad ni distorsión, ¿tienes un nombre para el trasvase?
Esa es la definición de mi línea de dibujo, de mi intención gráfica con relación a mi modelo. Casi casi como el viejo lema “ni Washington ni Moscú”. Aún no tengo una palabra para el trasvase.

—¿En qué estás embarcado ahora?
En noviembre expongo en la Haus der Kulturen der Welt (Casa de las Culturas del Mundo), gira en torno a la Guerra Fría. Es un trabajo a partir de las publicaciones del Congreso por la Libertad de la Cultura, fundada en 1950 por intelectuales anticomunistas para contrarrestar la influencia soviética en el campo intelectual. El descubrimiento de que fue financiado por la CIA sería un golpe irrecuperable. Será en Berlín y cuestiona el sentido de la Guerra Fría a la luz del actual mundo multipolar.

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