Hablar de arte de hoy en el mundo es hablar del Centre Pompidou. Inaugurado en 1977 en Paris, Francia, es uno de los lugares que más importancia le presta al arte contemporáneo. Podría decirse, incluso, que este museo es una pieza de arte en sí misma: su fachada es una estructura que imita a los andamios, que no deja ver su “verdadero” exterior. Así, su aparente mensaje es que está en permanente construcción. Porque el arte, como todo lo humano, está siempre transformándose.

Pero este museo no solo piensa en el arte europeo. Los últimos días se supo que el centro, por medio de su área de Imagen en movimiento, adquirió un conjunto de piezas de (Lima, 1959). Hablamos de “Genocidio Ayacucho, 1987 – 2022″, una serie de diapositivas elaboradas en los años 80 en marco de la violencia vivida en el país. Las 76 diapositivas, hechas para mostrarse en un proyector analógico, son de factura artesanal y presentan una combinación de imágenes y texto. “Hágase millonario: compra – venta coca”. “Luzca bella. CALVICIE todo el año”. “BINGO. Cada minuto mueren 10 niños”, dicen algunos de los mensajes del autor, quien contrasta la dureza de la noticia de los periódicos de la época ―con frecuencia con imágenes sangrientas ― con los otros mensajes difundidos, como el sexo y el exitismo.

“Genocidio…” forma parte de la muestra que Rodríguez presentó en la Bienal de Venecia en 2022. El artista contó a El Comercio que, al tratarse de un formato antiguo, con sus curadores Jorge Villacorta y Viola Varotto decidió transformarlas al formato digital, de modo que estuvieron en proyección constante. “El Pompidou lo que ha querido es el video, el conjunto de diapositivas artesanales con las que hice este video digital; además un libro de artista que es mi registro de época, donde hice una especie de sistematización de mis recursos de uso experimental de la fotocopia”, sostuvo el artista.

En total, la organización adquirió 27 documentos gráficos, donde se muestra el proceso de crear el arte. “Es un conjunto complejo que da cuenta de toda mi experimentación con fotografía de la época”, dijo Rodríguez. Se trata de un conjunto que retrata las diversas expresiones de la violencia estructural, lo que pasó hace 40 años. De esta manera el museo francés no solo ha recibido el arte en sí; también tiene información sobre el contexto en el que se realizó.

Algunas de las dispositivas que Herbert Rodríguez vendió a un museo Francés.
Algunas de las dispositivas que Herbert Rodríguez vendió a un museo Francés.
/ Difusión

Arte peruano en los ojos del mundo

¿Por qué uno de los museos más importantes del mundo está interesado en la obra de Herbert Rodríguez? El artista, quien ya tiene piezas en recintos internacionales como el Museo Reina Sofía (Madrid), Toluca Fine Art (París), Fundación Larivière - Fotografía Latinoamericana (Buenos Aires), entre otros, tiene una idea del motivo.

“Yo creo que lo que existe es una atención, mirar las propuestas que surgieron en un periodo complicado en América Latina, que es el contexto de la violencia, el caos que generó esa violencia y todo el tema tan denso de la pobreza en la región, y cómo surgió una creatividad autónoma. Es decir, no hubo esta repetición del canon europeo para hacer obras esteticistas y ensimismadas, sino esta mirada crítica y creativa sobre lo que estaba pasando en el momento”, cuenta Rodríguez.

El artista cuenta que, según un curador francés cuyo nombre prefiere no mencionar, la adquisición del Pompidou de sus obras demuestra lo dinámico que es el museo. “Lo que pasa es que afuera del Perú hay una dinámica muy intensa de reforma de los museos y de la colecciones, atendiendo el cambio de paradigma. Ahora se habla de historia global del arte, no la historia universal de quién repitió fuera de Europa lo que se hacía en Europa, sino qué pasó en el arte contemporáneo más allá”.