¿Cómo se extraña a un mito? ¿Qué marca la ausencia de quien en vida fuera ya leyenda? La obra y el pensamiento de Fernando de Szyszlo ( 1925-2017 ) son recordados por quienes lo conocieron. Foto: El Comercio.
¿Cómo se extraña a un mito? ¿Qué marca la ausencia de quien en vida fuera ya leyenda? La obra y el pensamiento de Fernando de Szyszlo ( 1925-2017 ) son recordados por quienes lo conocieron. Foto: El Comercio.
Enrique Planas

No se trata de hacer un ejercicio de nostalgia. La ausencia no genera
falsos recuerdos, sino vacíos palpables. Eso nos advierte la periodista Fietta Jarque, autora de la biografía de "La vida sin dueño", cuando le pedimos que calibre el vacío dejado tras la muerte del maestro, la mañana del 9 de octubre del 2017 en un confuso accidente en su casa de San Isidro, junto con su esposa Liliana Yábar. Para Jarque, está claro que la falta del pintor se siente
mucho más como personaje público que como artista: "La obra sigue ahí, incluso más viva y liberada. Pero la persona ha callado y desaparecido. Quienes lo conocieron personalmente sienten un vacío
y saben que no se llenará. Szyszlo se ha convertido ya en su propia obra, el destino que vivió y buscó", afirma.

Otro artista icónico, Enrique Polanco, piensa en Szyszlo y lamenta haberlo conocido poco. "Erradamente, pensé que no era un artista
muy abierto. Me lamento por no haber tenido más conversaciones con el maestro", confiesa Polanco, para quien su muerte terminó acercándolo a su obra. "Algunas épocas de la obra de Szyszlo han
empezado a gustarme muchísimo. Es el primer intento importante de reincorporar a la pintura la rica simbología precolombina. Una lucha intensa entre la luz y la penumbra pictórica. La suya fue una vida rica en experiencias y encuentros, los que contribuyeron a su fecunda obra". Pero coincidiendo con Jarque, el artista expresionista señala
que la voz de Szyszlo en el debate ciudadano se echa en falta: "Hayamos estado de acuerdo o no con él, siempre fue inteligente a la hora de pronunciarse sobre diferentes temas, siempre bajo una lógica personal", añade.

"La ausencia es un ingrediente que le devuelve al amor el gusto que la costumbre le hizo perder", son palabras del poeta Amado Nervo que utiliza la artista Susana Torres para calibrar la ausencia del maestro. "De alguna manera, esto es lo que ha sucedido con el pintor. Estábamos tan acostumbrados a tenerlo cerca que olvidamos al joven que siempre fue en sus reflexiones y aportes", señala. "Es espantoso pero cierto que la gente tiene que desaparecer en su humanidad para
volver a ser reconocida como se merece en nuestras remembranzas", afirma Torres, quien más que extrañar al artista, siente no volver a encontrarse con el anciano amable y educado, que paseaba del brazo con su esposa. "Lo que más voy a extrañar es al hombre coherente que siempre fue. Al ‘dinosaurio’ idealista que admiré, por no perder su
capacidad de indignación y reflexión. Y aunque no siempre opinaba lo mismo que él, fue fiel a sus principios".

Siendo tan difícil analizar su ausencia, el arquitecto, artista y curador Mario Acha confiesa, más bien, experimentar una aterradora sensación de vacío frente al panorama actual de la realidad peruana sin Szyszlo. "En esta época acrítica, confusa y débil que nos ha tocado vivir, necesitamos ciudadanos, hombres y mujeres, que hablen en
voz alta, que dejen de callar y no solo digan lo que piensan, sino que aporten acciones o ideas para fortalecer los débiles andamiajes de un país que se cae a pedazos", opina. 

"Hoy más que nunca, hacen falta pintores comprometidos con su arte, definidos por una búsqueda seria de identidad latinoamericana como Fernando de Szyszlo, un artista creador de esencias culturales (color, forma, mito). Rebelde en su momento, siempre a su manera. Su obra puede o no gustar, pero representa esa fina sensibilidad pictórica, hoy olvidada por corrientes conceptuales que permiten palabras huecas,
curadores oportunistas, intereses de mercado y exceso de mediocridad", denuncia Acha.

LA REACCIÓN DEL MERCADO
Para Graciela Zegarra, directora de Fórum, galería del artista en los últimos 25 años, cada vez que pasa frente a su hermosa casa de San Isidro, le invade la pena al verla vacía y silenciosa. De primera mano
sabe que no queda mucha obra en su taller. "Szyszlo dejó pocas cosas, que imagino quedarán en la familia", explica. Actualmente, muchos son los que llaman a su galería para tasar los cuadros que conservan en sus colecciones, siendo sus series de intenso color rojo los que mayor demanda generan. "Hay lista de compradores esperando para poder tener un Szyszlo rojo", destaca.

"A fines de setiembre del año pasado, días antes de su muerte, Szyszlo nos dejó una lista con sus nuevos precios. Nosotras trabajamos con esa lista, aunque en otros lugares hay cuadros que se venden subiendo o bajando los precios a su antojo. Eso dificulta la venta al momento de poner un precio justo", destaca la marchante, quien también alerta sobre las falsificaciones que, tanto de su obra como la de otro maestro desaparecido recientemente, Venancio Shinki, se vienen realizando. "A veces, son imitaciones tan bien hechas que pueden pasar por auténticos", lamenta.

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