José Tola: "La gente me pide más monstruos"
José Tola: "La gente me pide más monstruos"
Redacción EC

ENRIQUE PLANAS

Un mirador del tiempo no es, como podría suponerse, una perspectiva privilegiada para apreciar el camino recorrido. Para el pintor José Tola, tiene que ver, más bien, con la certeza de que aquellos entusiasmos, metas e ideales con los que inició su carrera no lo han llevado a ningún lado. Así lo explica, así de honesto y terrible. “Al llegar a cierta edad, después de un continuo trabajo, te das cuenta de que ese trabajo no te lleva a ningún lado. Empiezas a darte cuenta de que lo que tú has realizado la generación siguiente lo va a superar, que los ideales con los que comenzaste empiezan a desmoronarse y que lo único que te queda es tu actitud personal de persistir. ¡Esa es la única fuerza que te hace vivir!”, explica el artista.

En “Desde el mirador del tiempo” presentas tu obra reciente y muestras una selección de obras anteriores. ¿Cuáles son los vasos comunicantes entre ambas producciones?
Lo que presento en la galería del segundo piso es una pequeña muestra antológica de mis últimos treinta años. Me parece que hay mucho allí que la gente joven puede encontrar interesante.

Hablas de que la muestra es una revisión de épocas pasadas, de aciertos y errores. ¿Has reunido los trabajos de los que te sientes satisfecho?
Cuando termino una obra, inmediatamente deja de tener importancia para mí. Lo que me interesa es el momento del trabajo, de la realización. ¿Satisfacción? Para nada. Más bien del trabajo solo obtengo más dudas, más cuestionamientos. Es un proceso que tiene que ver con la honestidad. Uno sabe cuándo se está trabajando para complacer o para asombrar a alguien. En ese sentido, la pintura es como mi amante: muy exigente, constrictora, en permanente cuestionamiento.

Entre las piezas que componen tu obra reciente, destaca el cuadro titulado “Conquista”, en el que el espectador puede advertir claramente la llegada del barco repleto de miradas extranjeras, mientras que en tierra firme aguarda el ojo aborigen. ¿Qué significa “Conquista” para ti?
Es algo que siempre me asombra: al principio le puse al cuadro “Conquista”, después “1492”, pero después volví al primer título. Los títulos a veces los pone más el público que uno mismo.

Te lo comentaba porque el resto de cuadros de la muestra tiene que ver con el febril deseo entre dos amantes. “Conquista” tiene relación con el sentimiento del amor.
¡Si lo quieres ver a ese nivel! Ahora estoy buscando y pintando nuevos  lenguajes. La gente me dice: “¡Pinta más monstruos!”. ¿A cuento de qué? Si estás en otra etapa de tu vida, qué vas a estar pintando monstruos porque la gente lo pida.

En esta muestra, uno encuentra la obra de un pintor feliz. Disculpa la pregunta frívola: ¿Es la obra de un hombre enamorado?
[Piensa] En este momento vivo una relación que me tiene muy entusiasmado, lleno de esperanzas y de ideas. La obra que ves corresponde a eso. Lo que siente uno, el estado en que está. Además, en este momento la realidad ya no te da tanto para expresarla en el trabajo. La degeneración en que vivimos tampoco te da para nuevos temas.

¿De qué degeneración estamos hablando?
Me acuerdo de que, desde la época de Odría, la crítica es la misma en cada gobierno: todos roban. Es una realidad casi continua, que ya no te sorprende. Por eso la realidad me parece cada vez más pobre.

Fuiste uno de los artistas claves para reflexionar desde la plástica sobre el proceso de la violencia en los años ochenta. ¿Cómo adviertes la violencia actual?
Hay un abismo si comparas la violencia que vivimos hoy con la que vivimos con Sendero. Lo que quiero decir es que siento que la realidad se va empobreciendo, y para el trabajo solo te quedan tus experiencias personales. Hay experiencias de treinta años atrás que las reviso y le encuentro nuevas lecturas. Y he intentado revivirlas.

 ¿Un cuadro como “Conquista” es la puerta para algo nuevo?
Definitivamente. Estoy tratando de buscar algo distinto. He estado muy metido en poesía. Cuatro o cinco meses encerrado, escribiendo, en lugar de pintar.

Recientemente estuviste en Barcelona, dedicado a un proyecto de seis litografías con el taller Polígrafa Obra Gráfica. ¿Qué te quedó de esa experiencia?
Estuve como un mes y medio. Lo que vi en Barcelona me hizo recordar mucho la época de Franco, que pude conocer. Siento que la gente en Cataluña tiene un enorme miedo a expresarse, a soltar cosas. La gente con la que te encuentras no quiere hablar de la independencia que los políticos están tramando. Uno de ellos me dijo: “Acá nos sulfatamos con el tema de la independencia, pero cuando llegamos arriba, no hacemos nada”.  Antes uno iba a Barcelona a comprar libros. ¡Ahora, las librerías grandes han relegado los libros al tercer piso y lo que venden son juegos de video y electrodomésticos!

MÁS INFORMACIÓN
Lugar: Galería Lucía de la Puente.
Dirección: Paseo Sáenz Peña 206 A, Barranco.
Temporada: Hasta el 24 de mayo.
Ingreso: libre.

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