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Bajo la luz sobrenatural, los ojos resplandecen. En su composición simétrica, los protagonistas son plasmados en escenas icónicas para el mundo cristiano en Navidad. Ángeles y humanos, Jesús, María y José, retratados con las luces y las sombras del barroco andino. En la sala 2 del primer pabellón del Museo de Osma, nos recibe un nacimiento fechado en el siglo XVIII. Es una talla en maguey, moldeada en pasta y policromado. La refinada técnica del maestro anónimo hace resaltar la luminosa opulencia del pan de oro, una estrella de espejos extiende el fondo fantástico. Las facciones de la virgen poseen una maravillosa cualidad lírica y angelical, mientras que un niño desnudo y regordete, de aspecto bonachón, fascina por el detalle de su cabeza, de apretada cabellera natural. Reposa sobre una camita también de época, rodeado por elementos alusivos como flores, esculturas y candelabros que realzan la escena.
El precioso nacimiento barroco recibe a los visitantes del museo, a quienes en estos días de fiesta se les propone un recorrido temático dedicado a la Natividad. Numeradas e identificadas en el circuito propuesto, podemos ver un retrato en tela de San Francisco en éxtasis, el responsable del primer nacimiento (Sala 7), escenas de la anunciación, pintada por Luis de Riaño en 1632 y expuesta en la primera sala, la adoración de los Reyes Magos (en el corredor izquierdo), de la huida y el posterior retorno de Egipto (Sala 7), la Adoración de los Pastores (Corredor derecho). El propósito de cada una de estas imágenes de autor anónimo, ambientadas en un entorno idílico y pastoril, fue invitar al espectador a contemplar la gloria celestial. Ahora, el público, creyente o no, puede experimentar con ellas tanto el sentimiento compartido en las fiestas navideñas como la fascinación por su valor artístico.
Una tradición histórica
Aunque poco es lo escrito sobre el nacimiento e infancia de Jesús en los Evangelios, su leyenda define las fechas que los cristianos celebran con mayor alegría. Es muy posible la historia de un niño nacido en Belén haya sido creada en los tiempos del cristianismo primitivo, cuando los fieles de la nueva secta necesitaban relatos de los aspectos más desconocidos de la vida de Jesús, es por ello que los ricos detalles de un niño nacido en un pesebre, con Reyes Magos llamados Melchor, Gaspar y Baltasar, solo aparecen en los llamados Evangelios apócrifos. Lo mismo sucede con la fuga a Egipto, huyendo del tirano rey Herodes, temeroso del nacimiento de un futuro rey de Israel que pusiera en peligro su reino.
Pero esta historia tiene que ver no con la historia bíblica sino con los artistas que supieron representarla a través de sus pinturas y esculturas, desde que Giovanni di Pietro, conocido luego como San Francisco de Asís, decidió en 1223, con el debido permiso del papa Honorio III, realizar una recreación del Misterio del Nacimiento. Para ello reunió a sus vecinos y sus animales en una cueva cercana a la localidad de Greccio, en el centro de Italia. Fue tal el éxito de su convocatoria que cinco años después la gruta se convirtió en capilla, la cual permanece casi intacta hasta hoy.
Por cierto, si bien existen documentos que nos hablan de par de siglo antes (concretamente en el año 1021) se realizó una nacimientos con figuras de arcilla o terracota en la iglesia de Santa María de Nápoles 200 años antes, fueron los monjes de la orden franciscana quienes consolidaron la tradición de montar un pesebre en las casas particulares cada Navidad.
El nacimiento que expone el Museo de Osma tiene ese original sentido doméstico. De carácter privado, formó parte del oratorio de la casa de una acomodada familia limeña hacia la segunda mitad del siglo XVIII, durante el virreinato. A España la costumbre de montar ese tipo de belenes llegó en el Renacimiento, pero realmente se popularizó en los días en que fue creada una de las joyas de la colección del museo barranquino. Por entonces, la costumbre de montar un pesebre había sido exportada desde Italia por el rey Carlos III de España y desde la península se difundió por todos los reinos y colonias de la Corona desde el Perú hasta las Filipinas. Son los tiempos de la contrarreforma, cuando la doctrina católica comprendía la eficacia de las imágenes como vehículos para influir en una población ágrafa. Por entonces, el arte barroco, efectista, sensual y brillante, fértil para el mestizaje, resultaba rotundo instrumento de propaganda.
El circuito “Navidad Barroca”, propuesto por el Museo de Osma en su colección permanente, es una muestra del interés de la institución por interactuar con su público. Para Pedro Pablo Alayza, su director, si bien a veces no es posible organizar muestras temporales por cuestión de costos y necesidades organizativas, jugar con la propia colección es una posibilidad que anima a despertar la imaginación. Otras experiencias previas con muy buenos resultados son sus propuestas curatoriales en la sala del sur andino, sobre los antecedentes prehispánicos del arte virreinal, y su sala de platería, donde la pintura cuzqueña dialoga directamente con las colecciones de platería civil, religiosa y de festividades.
La fe de un museo
En días como los vividos, cuando en medio de una crisis social la palabra “paz” suena retórica, Alayza piensa que el museo tiene que jugar un rol en la sociedad, contribuir con lo que se tiene. En efecto, la paz no llega por magia o por que coincida con un día en el calendario. Es algo por lo que todos debemos trabajar, con unión y autocrítica. “Simbólicamente, el Perú es un país de creyentes, donde la fe tiene un poder enorme, basta ver las fiestas religiosas populares en todo nuestro país. Si podemos colaborar a que se dé ese espíritu, ese milagro de paz para el país, aquí estamos”, señala el historiador de arte.
Así, frente a los lienzos y nacimientos expuestos, podemos contemplar la belleza, recordar la historia, pedir milagros, favores, ayuda. Todo depende cómo expresemos nuestra fe.
Sepa más
En época navideña, el Museo de Osma acaba de recibir dos muy útiles presentes: Gracias a un acuerdo con las autoridades del Museo del Prado, la pinacoteca madrileña les donó dos equipos fotográficos, uno multiespectral y otro de registro infrarrojo. “Con esta donación entraremos de lleno a la tecnología de la restauración. Es un regalo maravilloso”, añadió Alayza.
Más información
Lugar: Museo Pedro de Osma. Dirección: Av. Pedro de Osma 421, Barranco. Horario: De martes a domingo, de 10 am a 6 pm. Entradas: 30 soles (general) 15 soles (estudiantes). Primer Domingo del mes: 5 soles.
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