A través de imágenes oníricas, asociaciones inesperadas y una inclinación hacia lo indescriptible, el surrealismo rompió con los paradigmas de la razón para liberar el potencial creativo de la mente. Esta corriente no se limitó únicamente a Europa, sino que encontró en Perú un terreno fértil, donde los artistas incorporaron elementos personales y mágicos para resignificar las bases del movimiento. En este contexto, creadores como Lennin Vásquez han hecho de esta visión un lenguaje propio.
La obra de Vásquez es un constante vaivén entre lo real y lo imaginario, donde los símbolos y las figuras que emergen de sus lienzos evocan las profundidades de la mente humana. Para concebir sus piezas, el artista se inspira en la literatura, eligiendo una palabra que coloca junto a su caballete, la cual guía su proceso creativo mientras explora los misterios de la psique y el subconsciente.
“Busco transmitir la vulnerabilidad de la existencia humana y su constante transformación. El surrealismo me da la libertad de explorar lo desconocido, de crear imágenes que parecen emerger del subconsciente”, menciona el artista, quien invita a reflexionar sobre el tiempo, la memoria y la condición humana.
Un viaje onírico
El camino de Lennin Vásquez hacia el arte no fue convencional. Aunque creció en un entorno familiar lleno de estímulos visuales, no fue hasta su ingreso a la Escuela de Bellas Artes de Lima que decidió dedicarse de lleno a las artes plásticas. Durante su formación, el contacto con la obra de maestros peruanos como Gerardo Chávez y Armando Villegas fue determinante para que Vásquez abrazara el surrealismo como una herramienta para explorar las historias de su infancia en Jauja, un lugar donde lo mágico y lo real se entrelazaban a través de leyendas locales.
“Soy de Jauja, un lugar rodeado de ese realismo mágico de leyendas y cuentos que solían contar las abuelas y tías. Todo esto hizo que mi encuentro con el surrealismo se diera de manera natural y que me identificara rápidamente con esta corriente que ahora es parte de mi vida y mi obra”, cuenta Vásquez.
A lo largo de su carrera, ha realizado ocho muestras individuales en diversas ciudades de Perú y en España (2019). Hoy, después de un sólido recorrido artístico, Vásquez lleva su obra fuera de las fronteras peruanas. Su exposición “Cuadrante Onírico” se presenta en Colombia en el marco del centenario del surrealismo, con doce óleos y dos acuarelas que capturan las complejidades de la mente humana, bajo la curaduría de Arabela Bartra.
“El surrealismo peruano tiene un arraigo ancestral que mezcla lo precolombino y el mestizaje. Nuestro arte tiene una fuerte noción telúrica, algo que considero muy valioso”, comenta el artista, quien encuentra inspiración tanto en su infancia como en sus reflexiones actuales. “Recuerdo escuchar estas historias y ver cómo el chamanismo formaba parte del entorno. Ahora me enfoco en preguntas relacionadas a la evolución social del humano, lo que hace que mi arte se mueva entre la tradición y la innovación”, agrega.
Con el apoyo de la galería Marissi Campos, la Embajada del Perú en Colombia y Agua Andea, esta muestra presenta piezas destacadas como “Devorador de Sueños” y “El Vigía”, las cuales invitan a los visitantes a sumergirse en un diálogo profundo que confronta sus propios miedos, deseos y recuerdos en el universo fantástico de Vásquez.
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