La innovación en el uso de la tipografía, el empleo del cuerpo como un elemento provocador del diseño y la realización de trabajos para los Rolling Stones, David Byrne, Brian Eno y otras luminarias: estas y otras cualidades corresponden al diseñador austríaco Stefan Sagmeister. Él, Yuko Shimizu, Jesse Ragan y Freddy Mamani encabezan el cartel de artistas gráficos que se citarán en Lima desde el próximo 11 de febrero en el segundo Festival de Diseño Latinoamericano. Después de un debut exitoso en el 2015, la segunda edición del LAD Fest planea generar un espacio de intercambio entre las escuelas europea, estadounidense y latinoamericana.
En esta segunda edición, el festival reunirá a especialistas de todas las ramas del diseño (gráfico, editorial, dirección de arte, ilustración, packaging, branding, street art, tipografía y fotografía) en un esfuerzo por abrir el espectro artístico a nivel local y convertir a Lima en una parada fija entre los festivales mundiales.
FOTOGRAFÍA DEl MOMENTO
“En los últimos años se han formado varios nuevos estudios en el Perú, lo que significa que los clientes están invirtiendo más en diseño”, observa Richars Meza, organizador del evento.
Meza, quien pasó 15 años de su carrera entre Nueva York, Tokio y Madrid, explica el crecimiento desde una lógica económica. Así como la cultura fue lo primero que se cortó en España cuando empezó la crisis económica, un momento financiero positivo estimula la competencia. “Hasta que un negocio vecino no te ponga un local supermoderno, diseñe sus empaques y contrate a un artista, el otro no va a hacer nada”, asegura. “Las empresas se están dando cuenta de que el diseño es un arma”.
Según el creativo, el segundo LAD Fest también representa el afán de reconocer estilos ajenos para luego rescatar las señales de identidad dentro del país. “Si copiamos el estilo europeo, puede ser bonito, pero no es nada nuevo. En cambio, hay extranjeros que nos visitan y se inspiran en nuestros motivos prehispánicos”. Meza agrega que es eso, junto a una buena selección y curaduría, lo que sacará al diseño peruano del anonimato.