Miguel Baca Rossi: alistan retrospectiva del maestro chiclayano
Miguel Baca Rossi: alistan retrospectiva del maestro chiclayano
Czar Gutiérrez

El paisaje era ciertamente encantador: dos líneas paralelas de acero que corren hasta disolverse en la bruma de un mar calmo. La superposición de crepúsculo y gaviotas. El acompasado despliegue de olas y navíos. La locomotora Koppel 280 y su cabellera de humo llegando a Pimentel y su “tenue encaje de espuma, sonoro como un cascabel”, como lo describiera Juan Parra del Riego. Alguna atracción debió ejercer esa línea, férrea y paralela, que llegaba desde la hacienda Pomalca y se perdía en el interminable muelle del puerto donde nació.

Lo cierto es que su afición por esculpir en la arena y tallar relieves en metal condujo tempranamente al niño Miguel Baca Rossi (1917–2016) hasta el taller de fundición de su padre, vocación que se perfilaría mejor durante las clases de Karl Weiss, su profesor de arte en el Colegio Nacional San José de Chiclayo. Pero su talante de escultor aparece con nitidez cuando ingresa a la Facultad de Medicina de San Marcos, donde se le recuerda más por su desmedida preocupación por modelar la anatomía humana en celulosa que en estudiar su funcionamiento interno.

— Metales pesados —
Porque lo que le interesaba a Baca Rossi era ese instante clave cuando la forma pierde vida y abraza el acero. Lo inerte como forma aleatoria de vida. Hacia una universalidad que encuentra en el poder ciclópeo de Michelangelo Buonarroti y en el linaje expresivo de Auguste Rodin los ejes modélicos de una obra excepcional, que empezaría a visibilizarse en los talleres de la Escuela Nacional de Bellas Artes bajo la dirección del indigenista José Sabogal, nada menos. Para luego ser reorientada hacia el clasicismo de Raúl Pro y adquirir cierto talante modernista bajo la influencia de Victorio Macho.

Miguel Baca Rossi: alistan retrospectiva del maestro chiclayano
Miguel Baca Rossi: alistan retrospectiva del maestro chiclayano

De todo lo cual dan cuenta sus esculturas, esa invaluable progenie que Baca Rossi sembró en el Perú y otros países. Desde el altivo monumento de granito al coronel José Leonardo Ortiz (Chiclayo, 1944) hasta su monumento de 15 metros al aviador José Quiñones (Lima, 1979), pasando por las esculturas de Simón Bolívar, José Carlos Mariátegui, Haya de la Torre, Víctor Andrés Belaunde, Jorge Basadre, Pedro Ruiz Gallo y Andrés Avelino Cáceres, el cual se yergue en Palacio de Gobierno. También tiene un San Martín de Porres en Manila y otro en El Vaticano.

Pero no toda la obra del notable escultor norteño permanece como el artista la concibió: mientras su César Vallejo, melancólico y umbrío, permanece incólume en la bella avenida 6 de diciembre de Quito, la escultura de nuestro cholo universal, emplazada desde 1983 frente al Teatro Segura, sufrió la amputación de su base original por debatible intervención municipal.

— Monumento y pedestal —
Imposibilitada de convocar físicamente a semejantes bloques de acero al espacio de exhibición, la retrospectiva se decanta por una serie de noventa piezas en formato transportable: modelado en yeso, fibra de vidrio, madera tallada, fierro, bronce, granito, marmolina, galvanoplastia e impresión en papel fotográfico viajan a través de un universo que compromete tauromaquia, gallística, religión, deporte, política, costumbrismo y un inquietante trío de mascarillas mortuorias: Jorge Basadre, Enrique López Albújar y Haya de la Torre en su lecho de muerte.

Miguel Baca Rossi: alistan retrospectiva del maestro chiclayano
Miguel Baca Rossi: alistan retrospectiva del maestro chiclayano

Entre el monolito que corporeiza el ascenso del ícono hacia un estado de la materia que lo envuelve en gloria y la escultura como homenaje explícito a la belleza natural del ser, en la obra de Baca Rossi confluyen las muchas edades del hombre. Figurativo, expresionista y finalmente monumental, resulta perfectamente aplicable la leyenda de uno de sus monumentos para decir del creador: “Todo ser humano tiene en el camino su pedestal de héroe. El mérito consiste en que, llegado el momento, tenga el coraje suficiente para subir a él”.

MÁS INFORMACIÓN
​Lugar: Galería Juan Pardo Heeren.
Dirección: Jr. Cusco 446, Cercado de Lima.
Fechas: del 9 de enero al 11 de febrero.
Horario: de martes a domingo, de 11 a.m. a 8 p.m.
Ingreso: libre.

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