ENRIQUE PLANAS
Un encendido rosa Barbie traviste lo que creíamos un viril Chevrolet Camaro, mientras que el camuflaje verde fucsia del ‘chisme móvil’ le arrebata todo espíritu castrense a un Jeep militar. En aquellos dos autos, intervenidos en el 2000, la artista Cecilia Noriega-Bozovich transita del pop popular a –como apunta el curador de la muestra, Gustavo Buntinx– una nueva forma del barroco.
Ambos autos pueden verse estacionados al interior de la galería del Icpna de Miraflores, como parte de la notable muestra “ Tout est fétichiste-Tout est politique”, un proyecto de rescate histórico de Micromuseo (“al fondo hay sitio”), que busca recuperar las bases más incisivas en la densa historia de nuestra cultura reciente.
Muchos recuerdan a la artista recorriendo con su Jeep rosa las militarizadas calles del Centro de Lima en los estertores del fujimorismo, incluyendo como paradas el Tribunal Constitucional, el pasaje Santa Rosa, el mismo Palacio de Gobierno. Asimismo, otras performances memorables tenían que ver con su radical propuesta “Todos somos presidenciables”, en que revelaba la pose fatua de los políticos posados en el sillón presidencial.
FETICHE Y PODER
“Freud lo describe de forma brillante: fetichismo surge cuando no se ha superado el complejo de castración en la infancia. Es una compensación por exceso de la revelación negada de la ausencia fálica. Y esto funciona no solo en la sexualidad personal, sino en el cuerpo social”, explica Buntinx.
Para el curador, en países desestructurados como el Perú, la imagen del falo ausente provoca comportamientos caóticos. “Por eso el Perú oscila entre las anarquías más desatadas y la fascinación por lo autoritario”, afirma.
La artista está de acuerdo con el crítico: “El fetiche es, a fin de cuentas, la sobrevaloración de un objeto vacío de contenido, al que tú le otorgas un poder. En ese sentido, yo lo he trabajado. Para el hombre, el auto es un símbolo de poder, un símbolo de ascenso social, es lo que puede darte una identidad”, explica. Un símbolo que ella vuelve femenino con el cambio de color e interviniendo el capó para crear una hendidura que remite a una zona vaginal.
“Lo que tenemos aquí es un falo vaginal o una vagina fálica. Y ese es uno de los elementos recurrentes y claves en la obra de la artista. Es una estrategia que vemos planteada con distintas soluciones plásticas”, explica el curador.
Para Noriega-Bozovich, entrar a esta exposición es como ingresar a las páginas de un cuento. Sillones rosados, cortinajes, coches y columnas erectas, todo el mobiliario y decorado del poder más barroco, para ocultar su propia conciencia de vacío. Y en una segunda sala, trabajos que esconden tras el lenguaje estético, elementos que nos retrotraen a nuestra más actual violencia. “Todo es muy bonito, pero a la vez perverso”, advierte la artista.
MÁS INFORMACIÓN
Lugar: Galería Icpna de Miraflores. Dirección: Avenida Angamos 160. Inauguración: 14 de enero de 2013, 7:30 p.m. Ingreso: Libre.