Museos cerrados hasta nuevo aviso: el impacto de la crisis causada por el coronavirus resulta devastador, y sus consecuencias aún están por verse. Las grandes exposiciones que convocaban miles de visitantes serán cosa del pasado hasta que se consiga una vacuna. Mientras tanto, los responsables de los museos, nacionales o privados, grandes o pequeños, hacen malabares para no perder a sus equipos de trabajo, posponer proyectos y utilizar sus pocos recursos como reserva frente a las semanas inciertas.
El Día del Museo, este 18 de mayo, nos sorprende en medio de la peor de las crisis. Sin embargo, los directivos de las tres principales instituciones privadas dedicadas al estudio, cuidado y difusión de nuestro patrimonio histórico y artístico comparten sus razones para, pese a todo, conservar la esperanza.
PREGUNTAS
1 Pasados 50 días de cuarentena, ¿de qué dimensión calcula la crisis en el museo que dirige?
2 ¿En cuánto calculan sus pérdidas? ¿Hubo despidos de empleados?
3 ¿Cómo se afectan sus otras fuentes de financiamiento?
4 ¿Cómo se reinventarán los museos para la “nueva normalidad”? ¿Hay que decir adiós a las grandes exposiciones?
5 ¿En cuánto se verán reducidos los ingresos por la reducción de sus aforos con las medidas de prevención?
6 ¿Funcionarán los museos locales sin la contribución de los turistas?
7 ¿La disminución en la afluencia de público implicará que se profundice ese “distanciamiento social” que los peruanos tradicionalmente tenemos con nuestros museos?
Pedro Pablo Alayza. Director del Museo de Osma
“Es difícil calcular las pérdidas”
1. La crisis producida por el COVID-19 ha llegado para quedarse por largo tiempo y, como a todos en el mundo, ha causado serios problemas al Museo de Osma. Necesitamos cambiar su manera de acercarse al público y eso implica un cambio radical en su gestión.
2. Grandes cambios implican también grandes esfuerzos, es aún muy difícil de calcular las pérdidas ante la incertidumbre de los plazos.
3. Los ingresos por taquilla representan una parte importante de nuestro presupuesto, del mismo modo que otros servicios que también han desaparecido súbitamente. Al carecer de público, muchos de los auspicios para las actividades temporales se perderán.
4. El mayor cambio es hacer que el espacio virtual se convierta en la nueva realidad de los museos. La experiencia del descubrimiento físico de los museos tardará mucho en reanudarse. El gran problema es que los museos a nivel global durante las últimas décadas se dedicaron a ampliar sus audiencias, siendo una de las variables más importantes para evaluar su éxito. Las grandes exhibiciones volverán, pero para ello deberemos esperar por lo menos un par de años.
5. Lo más notable entre los museos antes y después del COVID-19 será sin duda la ausencia/presencia del público. La otra diferencia es el protagonismo que están alcanzando las redes sociales en la gestión del museo, que eso se mantendrá aun cuando la crisis pase.
6. El ingreso por el turismo para algunos museos constituye su principal ingreso. En estos casos se tendrá que considerar que el período de recuperación de la industria turística luego de una crisis suele ser de 18 meses. En museos que no dependen tanto del turismo el proceso será menos traumático.
7. A mi parecer, la gran paradoja es que el museo al verse obligado a potenciar las redes sociales y la web llegará como nunca antes a un público masivo gracias a esta crisis. Este cambio es el más importante que se va a operar en nuestras instituciones. Los gestores de museos debemos estar muy atentos a esto, en vista de que es en este nuevo universo virtual donde reside el potencial para que los museos se fortalezcan y tengan una mayor presencia en el escenario local.
Juan Carlos Verme
Presidente del Patronato del Museo de Arte de Lima (MALI)
“Es la peor crisis en 60 años”
1. Es la peor crisis que ha atravesado el museo en sus más de 60 años de existencia. Luego del resultado financiero negativo del 2018, y gracias a los esfuerzos desplegados durante el 2019, el MALI logró retornar a la sostenibilidad con un resultado positivo el año pasado. Ello, aunado a una buena campaña de cursos de verano y al inicio de las exposiciones de Kiphus y de Flavia Gandolfo y la Subasta de Verano, auguraba un mejor 2020. La cuarentena nos llegó una semana antes del inicio de estas actividades, por lo que el golpe fue doblemente duro: nos redujo a cero los ingresos por cursos y exposiciones y nos obligó a postergar el inicio de las muestras más importantes del año.
2. Este es un tema muy importante para el museo, ya que contamos con más de 100 colaboradores en planilla. Así, los recursos financieros alcanzados, gracias a una gestión más sostenible, nos han permitido cumplir con las obligaciones de toda nuestra planilla en marzo y abril. Esto pese a no recibir ingresos de nuestras fuentes de ingreso regulares. Sin embargo, a partir de mayo, la situación financiera se vuelve crítica para seguir manteniendo la planilla. Debido a ello, el consejo directivo, tal como lo hizo el año pasado, ha tomado las riendas para lograr una mayor captación de recursos vía donaciones, con actividades pro fondos y aportes directos. Todo ello con la finalidad de poder salvar la mayor cantidad de puestos de trabajo y continuar cumpliendo con las promesas del museo a su público. En el caso especifico de Bartomeu Marí, él se retiró del museo no solo debido a la situación económica que atravesamos, sino porque esa misma situación nos hizo caer en la cuenta (y fue él mismo quien lo propuso) que no íbamos a poder realizar la ambiciosa programación expositiva que teníamos planeado hacer con él.
3. Afecta de manera considerable, sobre todo a los ingresos por educación que representan más de la mitad de los ingresos del museo.
4. Los museos de todo el mundo se han dado cuenta de que las herramientas digitales son vitales para atraer al público. Hoy, como los espacios físicos quedarán cerrados o con muchas restricciones para evitar la propagación del coronavirus, los espacios en línea son aún más vitales. El nivel de producción y rigurosidad de las muestras del MALI siempre ha sido reconocido, ahora debemos llevar ese mismo espíritu al medio digital. Las exposiciones blockbuster que generaban miles de visitas y colas enormes para su ingreso están fuera de discusión. Debemos encontrar un balance entre crear una conexión más íntima para el visitante y una experiencia más universal donde los contenidos se compartan y se construyan trascendiendo el espacio físico del museo. Esa labor no para. Por ejemplo, días antes de empezar la pandemia recibimos una importante donación del archivo fotográfico de Carlos Dreyer.
5. No sabemos exactamente cuándo el MALI volverá a abrir sus puertas al público, pero serán muchos meses. Mientras tanto, en esta cuarentena obligada debemos pensar el MALI desde el entorno digital articulando y potenciando los contenidos existentes, e incorporando por etapas nuevos contenidos y plataformas que nos acerquen más a nuestros públicos. Pero también vamos a ir progresivamente reflexionando sobre el papel del espacio público. Acabamos de cerrar la convocatoria a Irradia. Espacio Público, proyecto que en conjunto con Fundación Telefónica busca insertar la producción artística contemporánea en la ciudad para realizar intervenciones al aire libre en el Parque de la Exposición. Este proyecto nos permitirá encontrar y explorar nuevas maneras de percibir el entorno urbano y las áreas verdes de la ciudad en un contexto pospandemia.
6. Los ingresos por turismo son una fuente importante. En el caso del MALI explican la mitad de la taquilla. Por ello, somos un espacio que también se ve afectado por el cierre de fronteras y el retorno incierto a la nueva normalidad. Ello se agrava porque las expectativas de crecimiento estaban cifradas en este esfuerzo que el MALI comenzó a reforzar durante el año pasado.
7. Una vez que el Estado brinde las indicaciones sobre las restricciones de circulación y los estándares de salud para prevenir contagios, cumpliremos con las normas. También se deberán implementar horas especiales para grupos vulnerables. En muchos museos se van a reemplazar las audioguías por apps en el celular personal, esto afortunadamente el MALI ya lo implementó cuando abrimos nuestra nueva sala permanente. Lo que es aún más importante es considerar el tema cultural: los museos tendremos una responsabilidad central en el proceso de educar y guiar a la ciudadanía acerca de cómo transitar en espacios públicos. La visita al MALI se podría volver una de las actividades que más podamos disfrutar dentro de los parámetros del aislamiento social. Al final, siempre seremos nosotros frente al arte.
Andrés Álvarez Calderón. Director del Museo Larco
“Subsisten los que saben adaptarse al cambio”
1. Esta crisis ha hecho que todas nuestras fuentes de ingreso se reduzcan a cero. Sin embargo, el Museo Larco tiene una economía sana, lo que nos permite una resistencia de 8 meses tras todas las medidas de emergencia tomadas.
2. No ha habido despidos propiamente dichos; nos hemos visto obligados a no renovar contratos temporales y a no tomar al personal que teníamos en períodos de práctica. Y, en mutuo acuerdo con el equipo restante, hemos tomado la decisión de reducir los sueldos al 50%, con el fin de que la caja alcance para resistir. Aún no se pueden cuantificar las pérdidas porque no sabemos hasta cuándo estaremos en una situación de tener cero ingresos. No tener ingresos es una cosa terrible, pero no saber hasta cuándo es mucho peor. La incertidumbre no permite proyectar la pérdida económica. Por ahora, estamos gastando las reservas económicas que habíamos venido acumulando para el desarrollo de proyectos que por el momento no se podrán ejecutar.
3. Las fuentes de financiamiento del Museo Larco son: ingresos por taquilla, alquiler de piezas para exposiciones temporales internacionales y alquileres a tiendas y al restaurante en nuestro local. Todas esas fuentes se han ido a cero.
4. Hay tres fases: durante la cuarentena, tenemos que hacer llegar nuestras actividades a las casas de todos quienes están interesados en el Perú antiguo. La segunda fase será cuando abramos con aforos muy reducidos y protocolos de bioseguridad. Será un momento para aprovechar y visitar museos y disfrutarlos a plenitud. La tercera fase será cuando regresemos a la “verdadera normalidad”. Efectivamente, por dos años se evitarán exposiciones masivas, ya que los aforos tendrán que ser reducidos.
5. El ámbito de las exposiciones en los mejores museos del mundo es una actividad inmensamente demandada y que regresará con absoluta certeza. Más aún considerando que el ser humano tendrá una necesidad de reencontrarse a sí mismo, y los museos son el espacio ideal para vivir una experiencia contemplativa e inspiradora. En Alemania, los museos ya abren en mayo y están trabajando con un aforo a un cuarto de su capacidad. Por lo tanto, se podría proyectar que recauden el 25% de sus ingresos durante este período de “nueva normalidad” y que durará algo más de un año.
6. Eso dependerá de la economía de cada una de las instituciones y de su capacidad de resiliencia.
7. Yo pienso que la “nueva normalidad” será un momento en el que los peruanos descubrirán sus museos. Habrá un momento durante la “nueva normalidad” en que cierto sector de la población descubrirá que en Lima tiene museos de talla mundial que ofrecen experiencias maravillosas. Será un momento único y mágico para visitar los museos sin turistas.
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Coronavirus: 10 museos del mundo que puedes visitar online
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