En un salón de la Casa Barbieri, Helen Durán y Paul Chauca, miembros del equipo de Cultura Intacta,  analizan su futura restauración.
En un salón de la Casa Barbieri, Helen Durán y Paul Chauca, miembros del equipo de Cultura Intacta, analizan su futura restauración.
/ JULIO REANO

Una casa implica trabajo. El necesario para pasar de los planos a la construcción, de un terreno baldío al primer piso y, de ahí, al segundo. Pero sobre todo requiere trabajo para mantenerla en estado óptimo. Las casas no se quedan congeladas en el tiempo, como dan fe los inmuebles del Centro de Lima, gran parte con valor histórico, muchos de los cuales no reciben el mantenimiento requerido.

Pero allí donde el Estado no llega, hay privados comprometidos con preservar el patrimonio. Ese es el caso de Cultura Intacta, institución de voluntarios que ganó el Premio Luces 2023 a la Iniciativa del Año. Fundada por Helen Durán, esta asociación privada nació en noviembre del 2020. Ante la posibilidad de que monumentos de la capital se vean afectados durante las marchas contra el efímero presidente Manuel Merino, Durán coordinó con voluntarios para envolver las estatuas del centro en papel film como protección. Una intervención mínima, que mantuvo a salvo los monumentos. Tras esta experiencia, ya convertida en una ONG, su equipo replanteó sus metas para recuperar casonas de la capital.

Todos nuestros miembros se han unido a través de nuestros programas de voluntariado. Hacemos convocatorias cada cierto tiempo para abrir esta oportunidad a cualquier interesado, así como a los especialistas para que nos acompañen en la recuperación y preservación del patrimonio”, explica Durán, administradora de profesión. En su grupo de trabajo ella trata con profesionales multidisciplinarios, como arqueólogos y arquitectos.

Detalle de la Casa Barbieri, en proceso de restauración por la asociación Cultura Intacta.
Detalle de la Casa Barbieri, en proceso de restauración por la asociación Cultura Intacta.
/ JULIO REANO

Para la responsable de Cultura Intacta, el patrimonio histórico no solo es la prueba tangible de los sucesos que vivimos como sociedad, sino también la posibilidad de conectar con nuestra memoria como ciudadanos. “No solo ocurre con el Perú, sino en todo el mundo; gracias a la preservación del patrimonio, del legado histórico que podemos ver y palpar, podemos comprender el origen de muchas cosas”, dice.

Según el arquitecto Paul Chauca, voluntario de la agrupación, el desconocimiento de las personas ante materiales como el adobe y la madera es una de las amenazas más comunes. A ello se suman las remodelaciones informales, que terminan afectando las estructuras.

Para enfrentar este problema, la arquitecta Milenka Castillo destaca la importancia de la educación: la gente debe ser consciente del lugar donde vive, la importancia de su quinta o de su casona como parte de la ciudad. “Si no conoces esa importancia, no podrás cuidarla. No se trata solo de decir ‘cuídala porque es patrimonio’. Se trata de explicar qué significa el valor patrimonial y cómo debemos cuidarlo”, sostuvo.

En sus casi cuatro años de actividad, para los representantes de la institución su mayor logro radica en su programa de voluntariado, lo que les ha permitido vincularse con distintos profesionales, además de estrechar vínculos con el Ministerio de Cultura, la Municipalidad de Lima y otras comunas.

Actualmente, están restaurando la Casa Barbieri, en el cruce del jirón Callao con Rufino Torrico; ejemplo de palacete limeño cuya historia promete un segundo debut.

Así trabaja Cultura intacta

¿Cómo la sociedad civil puede participar en proyectos de preservación del patrimonio? Aquí los cinco pasos seguidos por esta institución.

/ Víctor Aguilar/ El Comercio

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