“Es importante que en un futuro próximo haya curadores de arte indígenas” es la frase, a modo de sentencia, que Rember Yahuarcani pronuncia al ser interrogado sobre la labor curatorial que emprende con “Nuio: volver a los orígenes”. La exposición colectiva inaugura una corriente artística denominada “Arte Indígena Contemporáneo” con el propósito de abran debate sobre temas como la apropiación del legado indígena y la necesidad de tener un mercado justo para las obras de sus artistas. A este proyecto se han unido reconocidos artistas originarios de distintos pueblos amazónicos como Nereyda López, Enrique Casanto, Cordelia Sánchez, David Ramirez, Santiago Yahuarcani, Harry y Roldán Pinedo, además de Patricia Rengifo, quien presentará obras suyas y de su padre Robert. Hace poco más de un año, Rember realizó una co-curaduría con Giuliana Borea, pero está es su primera vez en solitario. Este “atrevimiento”, como el mismo lo llama, surge de la falta de antecedentes de curaduría indígena en Perú. “Históricamente, a los indígenas nos han arrebatado la voz. Creemos que debemos recuperarla y hemos empezado a hacerlo a través del arte”, apunta el pintor uitoto para luego hablar fuerte y claro sobre el urgencia de desterrar la idea de que el arte indígena es inferior a los demás. “Todavía en el circuito, muchos curadores, galeristas y directores de instituciones culturales creen que al exhibir nuestros trabajos nos están haciendo un favor. Estamos en la búsqueda de nuestro lugar en la contemporaneidad”.
¿Se busca un desmarque con lo hecho hasta hoy por los artistas indígenas?
Es un proceso. Esta primera muestra marca el inicio de un camino que va a durar varios años para quitarnos de encima estereotipos históricos que nos han encasillado. En este sentido la colaboración y apoyo de las instituciones culturales y académicos que tengan una visión más horizontal va a ser importante. Lo que queremos es empezar una discusión que en primer término busque y encuentre nuestro lugar en el arte contemporáneo, pero que también toque temas que no se dicen abiertamente como la apropiación.
"Aquí el gran perdedor siempre hemos sido nosotros (...) Durante todo el siglo XX nos han despojado de distintas formas. Lo único que nos queda es nuestro propio conocimiento. Y debemos capitalizarlo. La forma más importante de nuestro conocimiento está expresada a través del arte".
¿A qué te refieres exactamente?
Los curadores o instituciones siempre repiten que tal exposición o actividad se hace en nombre de los indígenas, pero sucede que nosotros siempre hemos estado al margen. Se nos menciona como una sociedad estancada, casi extinta. Ha habido apropiación de lo nuestro, yo personalmente lo llamo robo de conocimientos. El gran perdedor siempre hemos sido nosotros. Por ejemplo mis abuelos, el pueblo uitoto, fueron esclavos de los caucheros, después llegaron los patrones que se apropiaban de las pieles de jaguar, luego los que hacían lo mismo con los caimanes, con la madera. Se ha hecho lo mismo con la literatura y otras expresiones artísticas. Durante todo el siglo XX nos han despojado de distintas formas. Lo único que nos queda es nuestro propio conocimiento. Y debemos capitalizarlo. La forma más importante de nuestro conocimiento está expresada a través del arte.
¿Cómo romper con los patrones temáticos, como la mitología, que siempre los ha caracterizado?
Estamos en una etapa de exploración que está rompiendo con esta idea que se tiene sobre el arte indígena amazónico. Pero a pesar de que sí hay obras que siguen esta línea, yo creo que en los próximos años podremos ver una corriente, un estilo que se desprenda de lo tradicional. Dentro de nuestros propósitos está lograr que cada artista tenga un estilo propio, se logren insertar en el mercado, tengan un comercio justo de sus obras y sean reconocidos por su conocimiento, talento y que a la vez el legado de nuestros ancestros no se pierda.
¿La clave para ser reconocidos como parte del arte contemporáneo es evidenciar un mayor diálogo con la actualidad?
Hay un diálogo mayor, sí, pero son obras de artistas que ya son conocidos por su técnica y estilo. Hay algunos que desbordan el tema mitológico de sus pueblos. Por ejemplo, los cuadros de Cordelia Sánchez son una obra más íntima y se desprende de la pintura shipiba y sus diseños kené que es omnipresente en toda su cultura. Eso lo destacamos porque hay un quiebre entre la tradición cultural milenaria para atravesar un proceso más personal, de introspección. Esta también la obra de Enrique Casanto que es lingüista asháninka. Él ha venido trabajando durante muchísimo tiempo el tema de José Santos Atahualpa, llamado Josesito. Hay dos obras suyas del 2012 que hemos recuperado y 20 obras de pequeño formato sobre guerreros asháninkas, cada uno de ellos relacionado a determinadas armas. Hay un ida y vuelta entre el mundo de los vivos con el de los espíritus que está muy presenta en la obra de Casanto. Patricia Rengifo es otra artista que rompe con la tradición kené.
Desde tu experiencia ¿cómo sientes que es recibido el arte indígena fuera del Perú?
Esta trascendiendo en países como Brasil. El año pasado la Bienal de Sao Paulo tuvo mucha presencia de artistas indígenas. Pasó lo mismo en la Bienal de Venecia. Es, en realidad, una tendencia que va en crecimiento. Solo en Perú encuentro una tremenda resistencia de los curadores, instituciones y academia de atreverse a presentar artistas indígenas en sus salas. El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid ha comprado obras de Santiago Yahuarcani, mi papá para su colección permanente y el Centro Pompidou de París ha comprado obras de Jaider Esbell, gran artista indígena brasilero. Son las grandes instituciones culturales, las que definen qué es y que no es arte contemporáneo, las que están adquiriendo para sus colecciones obras de artistas indígenas.
Pero no se puede negar que en Perú, durante la última década sobre todo, las puertas se han abierto para los artistas y obras indígenas.
Es cierto que ha habido una gran apertura al arte indígena, pero detrás de bambalinas el comercio de las obras es totalmente injusto, no está valorado. Hay, debo decirlo claramente, una imposición del mercado peruano respecto al precio de las obras de los artistas indígenas. Quizás por presión o por las propias necesidades nuestras nos hemos visto obligados a aceptar precios irrisorios.
¿Cómo ves el futuro del arte indígena y su valoración?
Es complicado. Nuestro territorio está siendo devastado, hay mucha contaminación y también migración de las poblaciones indígenas a las ciudades, donde vive en pésimas condiciones y sin acceso a servicios básicos. Por eso siempre digo que el arte y las luchas sociales por la supervivencia y nuestro territorio es una lucha que se debe hacer en conjunto con las instituciones nacionales y privadas. Está claro que el arte no puede ignorar al mercado, pero más allá de conseguir que el artista indígena pueda vivir de su trabajo y conocimiento el arte nos va a ayudar a recuperar nuestra autoestima y memoria ancestral. Si logramos encontrar nuestro lugar en el arte contemporáneo eso nos ayudará a trascender.
Lugar: Galería Martín Yépez. Dirección: Av. Nicolas de Piérola 938, Portales de Zela, Plaza San Martín. Inauguración: Hoy, 7 p.m. Horario de visita: de lunes a sábado de 11 a.m. a 6 p.m. Ingreso: libre.
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