Algún día se contará la historia de la pandemia del 2020 en el Perú. Será, probablemente, general, estadística, con un aire a resumen ejecutivo. En el Perú la cuarentena comenzó el lunes 16 de marzo. La noche del domingo 15, luego de que el presidente Martín Vizcarra anunciara las medidas del aislamiento social, un inusual tráfico se apoderó de algunas calles y avenidas principales. Los comercios recibían a sus últimos clientes sin mascarillas y muchas personas abrazaban por última vez a sus seres queridos.
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Cuando se cuente la historia de la pandemia por COVID-19 en el Perú tal vez haya detalles que se pierdan en la distancia del tiempo. Sensaciones, miradas, reflexiones, temores y actos de gran inspiración y solidaridad. Momentos que nos han unido y separado. Que nos han emocionado y que nos han indignado.
Por eso presentamos, a manera de cápsula del tiempo, los testimonios de artistas, académicos, intelectuales y representantes de diferentes gremios que se han tomado unos minutos para mirar lo que ha pasado –lo que nos ha pasado– en estos 100 días de confinamiento.
Eva Ayllón
Cantante
No existe otra opción que cuidarnos, Perú amado. Vienen momentos y situaciones difíciles para nosotros como artistas, quizá seamos el último grupo de ciudadanos en volver a la normalidad y aun así buscamos reinventarnos por nuestro público que merece una alegría en estos días de dolor. Quisiera hacer más, pero no está en mis manos. Solo puedo rezar y pedir salud para el que tiene que salir de su hogar porque su realidad es distinta. Un poco más de paciencia, Perú. Con responsabilidad retornaremos a la calma en un país mejor. Juntos hemos superado situaciones difíciles. Esta no será la excepción.
Fernando Ampuero
Escritor
Como tanta gente que trabaja en su casa, he aguantado bien el encierro, pero, naturalmente, he sufrido, y sufro, por las trágicas noticias de la pandemia. Fuera de eso, me evado; es decir, al saberme prisionero de mí mismo, considero que la tensión entre libertad y cautiverio es opcional, más aún si se trata de restricciones a la libertad corporal, no al pensamiento ni a la imaginación, y entonces recurro a mis hábitos personales, que son de gran ayuda: leer, escribir, oír música, ver películas, pasear al perro. Y me las arreglo. Sin embargo, hay cosas simples que extraño: la espontaneidad de la vida, la despreocupación de vivir.
Matilde Caplansky
Psicoanalista
Conversando con uno de mis grupos terapéuticos me decían que los sentimientos que el confinamiento les estaba ocasionando eran de incertidumbre, miedo, vulnerabilidad, ansiedad, rabia, indignación, impotencia. La lista sigue. Siento que lo peor es el temor a enfermarse y a morir. Pero no morir así como así. Morir de coronavirus en nuestro país es la nada: sin atención, sin medicinas, sin despedida, sin velorio. Es decir, la posibilidad de ir a parar al aire como el polvo. Nuestros posibles planes de estudiar, viajar, tener otro hijo o escribir un libro han volado en pequeñas partículas sabe Dios dónde. Esa es la vivencia, la finitud, la nada.
Gino Ceccarelli
Artista plástico
Esta pandemia ha comprobado el inmenso retraso y el poco interés que le damos a la cultura y al arte. La indisciplina tiene una raíz cultural, la insensibilidad se vuelve infraternidad, las necesidades materiales están contaminadas de frivolidad, la poca educación y la cultura del éxito no nos dejan valorar nuestras potencialidades milenarias. El arte sigue siendo marginal. Nuestro país es muy pobre en museos, galerías, salas de conciertos, librerías y espacios públicos. Si no revertimos esto, todas las pandemias (enfermedades, dictaduras, corrupción, psicosociales baratos, mediocridad y baja autoestima) nos seguirán infectando por mucho más tiempo.
Alonso Cueto
Escritor
Cien días es una cifra bastante alta si se dice de golpe. El único modo de afrontarla para mí ha sido vivir cada día a la vez, uno por uno, descubriendo algo, mirando a mi alrededor. Reconociendo la gravedad de nuestros servicios públicos y el heroísmo de policías, médicos, enfermeras, el esfuerzo de algunas de nuestras autoridades, la corrupción de otras, el heroísmo de figuras como el padre Albino en Villa María del Triunfo, asimilando con dolor la partida de amigos como Luis Repetto, alegrándome de la recuperación de otros como Eloy Jáuregui. Esperar, tener paciencia, lidiar con la incertidumbre, volver a empezar todos los días. No es muy distinto a lo de siempre.
Jorge Ortiz Sotelo
Jefe institucional del Archivo General de la Nación
No es la primera vez –ni será la última– que el país enfrenta una crisis sanitaria como esta. La epidemia del cólera en 1991, la de peste bubónica en 1903 y muchas otras que se remontan a la etapa colonial han quedado consignadas en los archivos. Registros que también son pruebas de que hemos logrado salir adelante. Los 100 días de cuarentena a causa de la presente pandemia nos han confrontado con nuestros miedos más antiguos y con otros nuevos, pero solo se trata de un túnel, no de un pozo. Saldremos de esta. Como antes. Como siempre.
Mónica Huerta Alpaca
Picantera arequipeña
Sentada en los salones vacíos de La Nueva Palomino, recuerdo la gente disfrutando en familia y el sonido de nuestros batanes. Alegría, aromas y sonrisas. Pero hace 100 días todo cambió. He añorado ver a mi madre sonreír y decirme: “Hijita, la fe es lo último que se pierde”. Y es que he aprendido a dar pasos de fe cada vez más largos. Nada volverá a ser lo mismo; será mejor, lo creo. He aprendido a soñar, como cuando era niña, que seremos mejores personas. Aprendí que la distancia solo acrecienta el amor. Y cuando hay amor, lo puedes todo.
Melina León
Cineasta
La forma genial de las cebollas. El rojo vibrante de los tomates al sol. #Cineparararos. Ozu. Wiseman. Bajar de un cerro volando en la noche de Bi Gan. Los parques y mi perro. Dibujarle nuevas rutas. Evitar el tedio. Sonreír bajo la máscara. Usar los codos como manos, ensayar una venia cortés. Decir ‘dexametasona’, mirar el paracetamol, pensar en los chimpancés de Oxford y en las alpacas inmortales. El plasma. Nacionalizar los recursos. Tener oxígeno, comer todos los días. Poder lavarnos. Hacer huertos en los edificios, ventiladores en la UNI, leer libros, hacer cine. Ya no comer carne. Morir después.
Jerónimo Pimentel
Director de Penguin Random House Perú
La pandemia ha revelado tres tipos de países:
1. Los que se equivocaron: no tomaron al virus en serio inicialmente, o sobreestimaron la solidez de su sistema de salud, o no quisieron sacrificar su economía.
2. Los que acertaron: interpretaron correctamente cómo su servicio sanitario y su tejido social podrían responder ante el COVID-19; Uruguay y Costa Rica son los grandes ejemplos.
3. Finalmente, está el Perú en soledad: entendió la magnitud del problema y tomó medidas para atajarlo, pero el virus lo reveló esclerótico e ineficiente. Esa es nuestra tragedia: tener razón, pero que no sirva de nada.
Ezio Neyra
Director de la Biblioteca Nacional del Perú
Esta cuarentena ha significado una oportunidad para repensar el rol de las bibliotecas. Para estas el distanciamiento físico no debe suponer también el social. Que las salas de lectura permanezcan cerradas debe significar que las bibliotecas busquen llegar a por los usuarios de otras maneras, a través, por ejemplo, de servicios y programas que se desarrollen de manera virtual o remota. Las bibliotecas del futuro deben pensarse como espacios sin paredes, deben lograr que lo presencial, lo virtual y lo remoto interactúen con naturalidad. La existencia de una biblioteca se justifica cuando logra reunir a una comunidad alrededor de las palabras, las ideas y el conocimiento.
José del Castillo
Chef y presidente de Peruanos Unidos por la Cocina y la Alimentación - PUCA
Al cumplirse estos 100 días de aislamiento social, de este freno abrupto que sacudió nuestras vidas y las del mundo entero, pensaríamos que solo hay cosas negativas, pero creo que ya basta de eso. Hay cosas positivas que rescatar: nos volvimos a juntar en la mesa, con la familia, a encontrar espacios de distracción natural y simples con los seres que más queremos, a darnos cuenta de que el mundo necesitaba detenerse para empezar un nuevo rumbo, a darnos cuenta de que con respeto y solidaridad todo se puede lograr, a hacernos más fuertes para enfrentar los nuevos retos. Hemos aprendido a ser más humanos.
Paola Miglio
Crítica gastronómica
Con la pandemia quedaron expuestas ciertas debilidades de la industria gastronómica: el desamparo de la agricultura familiar, la necesidad de estrategias que ayuden a una formalización más efectiva acorde el tamaño de cada emprendimiento, el abuso de las condiciones laborales y más. Pero a la vez también vimos humanidad en muchos cocineros, empatía, cadenas de ayuda, generosidad sin buscar reconocimiento; se generó la posibilidad de eliminar intermediarios y se valoró más el producto. El palazo que recibió la industria no ha logrado apagar el fogón. Nos volvimos más gente. Sobre eso se puede reconstruir, ya lo hemos hecho antes. Eso creo, eso quiero creer.
Mikhail Page
Director de teatro
Cien días donde dejé suspendida una de las obras más importantes de mi vida, donde aprendí a dejar en espera lo que más amo, donde encontré nuevos canales de inspiración, donde le di prioridad a mi salud y a mi cuerpo. Días de incertidumbre y forzosa creatividad, donde la pérdida más grande que he tenido en mi vida me llevó a seguir haciendo arte para darle el homenaje que corresponde. Cien días para esperar en nuestras casas y anhelar el calor del otro. Pasé mis días oculto entre libros, pantallas y ensaladas. Siento que algún día me dedicaré únicamente a eso. Esto ha sido un entrenamiento forzoso para lo que vendrá en algún momento. Pero aún no. Cuando salga de mi casa, espero estar listo para dejar lo mejor de mí, como siempre, en el escenario.
Norma Correa Aste
Antropóloga PUCP
Estos 100 días han revelado lo que nos separa y lo que nos une. “Quedarse en casa” y “lavarse las manos” ha sido muy difícil para los más de 10 millones de peruanos que viven de ingresos al día o los casi 8 millones de ciudadanos que no tienen acceso a agua potable. Lo que nos une también ha brillado: solidaridad, empatía y acciones cívicas a lo largo del país; las ganas de volver a empezar en familias, empresas, comunidades. Hace 101 días atrás nuestra sociedad mostraba gran incapacidad para reconocerse y ponerse en la posición del otro. ¿Habremos cambiado? El tiempo lo dirá. Para salir adelante, necesitamos construir sobre lo que nos une y comprender que no hay progreso viable en medio de tanta desigualdad.
Celfia Obregón Ramírez
Ingeniera agrónoma
Desde el día uno, la alimentación ha sido una cuestión vital para las familias peruanas en confinamiento. La cadena no se ha interrumpido y los héroes de nuestra seguridad alimentaria han sido nuestros agricultores y la cadena productiva que viene del campo hasta la ciudad. Desde un principio nos dijeron que “el campo no para” y así ha sido a pesar de las dificultades logísticas e incluso la especulación. También hemos visto gestos generosos de ellos al donar los productos que ya no podrían vender o exportar y también los envíos de productos a sus familiares en Lima. Tenemos una gran deuda con ellos por nuestra supervivencia en estos cien días de lucha contra la pandemia.
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