Aunque las facciones similares advierten el parentesco, será la prueba de ADN la que determine si, en efecto, Dalí y Abel son padre e hija.
Aunque las facciones similares advierten el parentesco, será la prueba de ADN la que determine si, en efecto, Dalí y Abel son padre e hija.

Pilar Abel Martínez, pitonisa de 61 años, afirma desde hace una década ser hija legítima de Salvador Dalí. Cuando tuvo 8 años, sus familiares le contaron en secreto que su padre era un pintor famoso. La pista terminaría por ser confirmada, con nombre y apellido, por palabras de su madre, quien –para hacer más controversial la historia– actualmente sufre de Alzheimer. Desde entonces quiso confirmar la noticia pero tal vez lo surrealista de aceptarse hija de Dalí la hizo esperar para hacer algo al respecto.

Entre tanto, optó por dedicarse a la lectura del tarot, oficio que la llevó a un set de televisión de su natal Girona (España), en donde se hizo conocida no por sus capacidades premonitorias, sino por un pleito judicial (que fue rápidamente desestimado) en contra del escritor español Javier Cercas.

Distinta suerte tuvo en la demanda de paternidad que interpuso en el 2015 en contra del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas de España y la Fundación Gala-Dalí. Ayer, el Juzgado de Primera Instancia N° 11 de Madrid consideró que los documentos presentados por Abel (que demuestran que entre el artista y su madre, empleada de la familia, hubo un amor clandestino) son prueba suficiente para exhumar el cuerpo de Dalí, iniciar las pesquisas y resolver si están emparentados.

Aún no hay fecha para el procedimiento.

–La tercera es la vencida–
Esta no es la primera vez que Abel se somete a una prueba de ADN. Lo hizo antes en el 2007 y 2009, pero los resultados son desconocidos y se cree que los insumos no tuvieron suficiente material genético para ser concluyentes. Esta ocasión sería la definitiva.

En caso de demostrar su filiación, ella no solo tendría derecho a llevar el apellido. Según su abogado, también se haría acreedora de los derechos de autor y a las dos terceras partes de la herencia–que según el testamento dejado por el artista en 1982, incluía casas, terrenos y obras (la colección más importante estaba compuesta por 75 piezas valorizadas en más de 17 millones de dólares)– que fueron legadas al Estado Español como heredero universal. Pero dicha sucesión deberá esperar un nuevo juicio.

Por lo pronto, la Fundación Gala-Dalí ya prepara un recurso para impedir la exhumación.

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