Enrique Planas

La vida da vueltas. En setiembre del 2021, horas antes de la inauguración, la consejera de Cultura de la Comunidad de Madrid, ligada a la gestión del Partido Popular, censuró el texto de la exposición “Buen Gobierno”, de la artista peruana curada por Agustín Pérez Rubio. Con un notable conjunto de pinturas, la pintora cuestionaba cómo España interpretó su papel como imperio colonial en el pasado, y los conservadores funcionarios cuestionaron términos como “racismo”, “conflicto”, “neocolonial” o “restitución”. El impasse generó un escándalo entre el gremio madrileño del arte, crítico a la idea de “hispanidad” que promueve la alcaldesa Isabel Ayuso, conocida por sus desdeñosas frases contra los pueblos indígenas americanos.

Año y medio después, en abril pasado, Gamarra fue elegida representante del pabellón de España en la Bienal de Venecia de 2024. Nacida en Lima en 1972, de padre peruano y madre de origen japonés, su obra parece “pintada” para el enfoque curatorial del brasileño Adriano Pedrosa, comisario de la edición 60 de la Exposición Internacional de Arte en la ciudad de los canales, que propone una bienal centrada en artistas extranjeros, inmigrantes, expatriados, emigrados, exiliados y refugiados, cuyas obras expresen diferencias y disparidades condicionadas por la identidad, la nacionalidad, la raza, el género o la libertad.

Según explica el curador valenciano Pérez Rubio, quien estuvo en nuestro país invitado por el Museo de Arte de Lima, el ruido generado por la censura en “Buen gobierno” provocó mayor atención mediática y de público. “Encontraron a una artista peruana que lleva muchos años en Madrid, con una obra de una potencia formal, discursiva e instalativa enorme”, afirma Pérez Rubio, orgulloso del resultado de aquella exposición.

Para su trabajo en Venecia, Gamarra vuelve a confiar en su curador. El proyecto se titula “Pinacoteca migrante”, y aunque recién en febrero próximo se mostrará a la prensa en detalle, se sabe que la artista incidirá en cómo la historia de la pintura española ofrece pistas sobre colonialidad histórica. “Vamos a trabajar sobre la idea de una pinacoteca que migra, desde las propias obras hasta la migración humana, pasando por las políticas del gobierno español para con el patrimonio proveniente de América”, adelanta Pérez Rubio.

Al censurar a Sandra Gamarra, el ayuntamiento de Madrid provocó el efecto contrario: más atención sobre una artista que combate el discurso hispanista.

En estos momentos Sandra Gamarra se encuentra dedicada al trabajo de taller, pintando los cuadros de gran formato que colgará en el pabellón que España posee en el Giardini de Venecia. En conversación telefónica, ella reflexiona sobre la censura y su posterior selección y reconoce lo importante que ha sido el criterio de Adriano Pedrosa para representar a España. “Imagino que mi participación es posible justamente por su convocatoria. Me gusta pensar que ocupo un lugar entre ser y no ser. En un momento de tanta polarización como el que vivimos, crear un lugar intermedio resulta problemático, te haces enemigos entre los dos bandos en pugna”, afirma la artista, que reconoce que el malestar creado con “Buen gobierno” dio mayor visibilidad a su obra. “Vengo trabajando en España hace mucho tiempo y mi trabajo, supongo que por la madurez de mi proceso, ha alcanzado cierta visibilidad”, señala.

Basada en algunas de las propuestas de la muestra “Buen Gobierno”, la muestra de la pintora peruana en Venecia se compone de seis espacios, que exhibirán imágenes cuya fuente original son obras que forman parte de colecciones españolas, actualmente guardadas en depósitos de diferentes instituciones. “Lo que hago es recolectarlas y ver lo que generan cuando las imágenes se reúnen”, explica Gamarra. Y su curador añade: “Vamos a hablar de pintura en un sentido amplio, pero también de la línea narrativa de la historia española. Iconografías, temáticas, maneras de representar lo que hoy asumimos como racismo, patriarcado o eurocentrismo. De manera holística, la muestra nos hará ver que temas como la crisis climática, los feminicidios, el racismo o la colonialidad están totalmente entrelazados”, añade

Miedo al concepto

¿Por qué hablar de lo “neocolonial” genera tanto nerviosismo en los sectores más conservadores de la península? Para Pérez Rubio, lo que sucede es que España no se ha permitido reflexionar en profundidad para sanar sus procesos históricos. “El eurocentrismo tiene que ver con una relación histórica a partir de la conquista de América. Con el inicio de un sistema capitalista y su relación con monarquías, redes comerciales y redes de explotación de personas y materias primas. A partir de ahí, no hay ningún país europeo que no haya tenido excolonias, y que no se haya beneficiado de este proceso colonial”, explica

Como afirma la propia artista, un discurso que avala las bondades de la conquista está instalado en una jerarquía cultural y simbólica. “Son los que dicen que, si bien en los procesos de conquista pudo haber atrocidades, por encima de ello está los beneficios culturales que produjo el “contacto” de España con las otras culturas. Pero cuando se cuestiona esa supremacía, se cae ese discurso. Por eso resulta tan problemático hablar de decolonialismo”.

“Con el franquismo ocurrió lo mismo”, añade Pérez Rubio. “Pasamos de un régimen dictatorial a un reacomodo en democracia de las clases dirigentes. Nadie fue a la cárcel ni se abrieron procesos. No te digo ya lo que haya sucedido 500 años antes. Parece ser que si te metes con esa historia, estás “manchando” a España”, lamenta el curador.