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Singular muestra promueve la recuperación del Estudio Courret - 1
Orlando Bardales

En el fondo de una sala polvorienta, entre maniquíes rotos y lámparas en desuso, dos siluetas que parecen espectros trabajan con impaciencia.

En una placa de vidrio que coge con guantes, él unta una solución química y ella lleva esa placa hasta la cámara de fuelle, de esas que se manipulan bajo un manto, para luego disparar tomas en medio de la sala desolada, tratando de registrar el estado ruinoso del lugar. La exposición demora diez minutos.

El resultado falla. Llevan cuatro días sin lograr una sola imagen.

Ninguno sabe dónde está el error, si en el mecanismo de la cámara o en la combinación de los químicos. O tal vez en la influencia de algún espíritu de la casa.

Cambian de habitación.

Él renueva las sustancias de su laboratorio portátil y ella busca un ángulo con suficiente luz. Untan otra placa con el colodión húmedo y disparan otra vez. Por fin logran la primera foto. Ambos se miran y ríen como dos náufragos que han llegado a una isla. Tras un breve descanso, reanudan la tarea.

Esta intervención toma lugar en diciembre del 2015 en el segundo piso de la casa Courret, en su momento el estudio fotográfico más prestigioso de Lima, ubicado en la cuadra 4 del Jirón de la Unión.

La artista Astrid Jahnsen se da el gusto de revivir la experiencia fotográfica de Eugenio Courret, célebre fotógrafo francés que trabajó allí entre 1865 y 1890. La complicidad creativa es del investigador mexicano Arturo Talavera.

El experimento forma parte del proyecto “Revelados”, una iniciativa de Jahnsen que busca poner en valor la obra de Courret.

Acabamos de asistir, líneas arriba, al momento inicial de dicha intervención: registrar el estado ruinoso de la segunda planta del Estudio Courret, donde fácilmente cabría un museo en honor al fotógrafo.

El proyecto también incluye una serie de protestas simbólicas al aire libre, utilizando impresiones a tamaño natural de los personajes fotografiados por el francés, y una exposición en la galería Pancho Fierro.

La curaduría corre a cargo de Carlo Trivelli.


El Estudio Courret funcionó en la cuadra 4 del Jirón de la Unión hasta la década de 1930. (Foto: Alessandro Currarino/ El Comercio)

El Estudio Courret funcionó en la cuadra 4 del Jirón de la Unión hasta la década de 1930. (Foto: Alessandro Currarino/ El Comercio)

LA MARCHA DE LAS ALMAS
El último jueves, una multitud de personajes tomó por asalto el Jirón de la Unión.

“¡Mira, son las tapadas de Lima!”, exclama una señora que pasa raudamente. “Quiero un ‘selfie’ con los héroes de la guerra”, pide a su turno una niña con buzo de colegio.

En realidad, se trata de los ex presidentes Nicolás de Piérola, José Pardo y Barreda y decenas de personalidades notables de comienzos del siglo XX, como el obispo Fidel Olivos Escudero. Son imágenes de los miembros del Comité de Retratados del Estudio Courret, que Astrid Jahnsen ha obtenido del Archivo Courret de la Biblioteca Nacional. Ellos demandan regresar al lugar de donde salieron: el antiguo Estudio Courret.

La simbólica protesta va acompañada de una demostración en vivo de la técnica de revelado utilizada por Courret, la misma que Jahnsen ha venido experimentando en las últimas semanas.

Algunos transeúntes observan dicho proceso recreado por Talavera en el laboratorio portátil situado a unos metros de la protesta, mientras que otros rodean a Astrid para escuchar la historia del proyecto “Revelados”.

“A este estudio –les dice ella señalando la casa Courret– acudieron importantes personalidades de la aristocracia limeña. Entre ellas mi bisabuela, Susana Barragán, que está aquí, en la primera fila”.

¿Cómo dio con esa imagen? Cuenta que la encontró en el archivo Courret de la Biblioteca Nacional el 2012. La foto decía en el reverso “Calle Mercaderes”. Así se llamó antaño la cuarta cuadra del Jirón de la Unión.

Fue hasta ese lugar y encontró el edificio donde su bisabuela se tomó la foto el día de su primera comunión.

Ahí fue cuando la artista decidió reivindicar el Estudio Courret a través de la fotografía. La cámara de fuelle, réplica de la utilizada por el francés, la consiguió en el anticuario de Raúl Mendoza. Unió esfuerzos con su colega Talavera para armar el laboratorio. Imprimió en vinilo a los personajes que ahora marchan con ella por diferentes puntos de la capital. Así se hizo “Revelados”.

La muestra desemboca en la galería Pancho Fierro, donde se expondrán las fotos tomadas por Jahnsen en el Estudio Courret. Luego, los personajes deberían volver, dice ella, a su estudio de origen. 

La multitud asiente.

EL DATO
La técnica del fotógrafo: ¿Cómo revelaba  sus fotos Courret?

La placa
Sobre una lámina de vidrio se unta una sustancia llamada colodión húmedo y se sumerge en nitrato de plata por tres minutos.

La foto
La placa es llevada a la cámara y es expuesta de 10 a 15 minutos, tiempo que el retratado debe permanecer inmóvil.

El revelado
La placa es llevada al cuarto oscuro, donde se le hecha el revelador y el agua hasta visualizar la imagen. Luego se moja en aceite de sandarac y se coloca sobre un mechero.

Más información
Lugar: Galería Pancho Fierro. Dirección: Pasaje Santa Rosa 114, Plaza de Armas. Inauguración: Jueves 14 de julio a las 7:30 p.m. Ingreso libre.

“Al Estudio Courret acudieron importantes personalidades de la aristocracia limeña. Entre ellas mi bisabuela, Susana Barragán”, afirma Astrid Jahnsen.

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