Cuando el filo de la luz toca el ojo, el iris se hiere. El músculo dilatador se ensancha reduciendo en 2 mm la apertura de las pupilas. Entonces los dos tipos de neuronas sensoriales, conos y bastones, se dilatan para que la sensibilidad de la retina se adapte a las nuevas condiciones de irradiación. Los conos enfocan con mayor resolución los colores, los bastones regulan la adaptación de acuerdo al nivel de luminosidad. Es un acto reflejo donde el diámetro de la pupila deviene inversamente proporcional al chorro de luz que baña el diafragma. Todo lo cual también ocurre cuando miramos una pintura en cuyos colores, formas y movimientos convergen fluctuaciones espectrales que ponen a prueba las neuronas del nervio óptico.
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Por ejemplo, la última muestra de Michelle Magot (Lima, 1978), “un conjunto donde convergen color y movimiento como una oscilación tonal donde la artista compromete al nivel retiniano de la capa pictórica, con la materialidad de cada composición. Las obras requieren un tiempo de adaptación a la retina en un efecto similar al de confrontarse de golpe con una luz cegadora que fuerza a la vista a ajustarse para captar detalles sutiles”, advierte la curadora Sharon Lerner. Todo lo cual es coherente: se trata de un fenómeno típico de la abstracción postpictórica, corriente a caballo entre el informalismo y el expresionismo abstracto caracterizado por el protagónico absoluto del color.
Ahí no hay formas ni contornos: ante la inmensidad del aire y la preciosa vastedad del espacio, solo existen zonas cromáticas. No en vano esta forma de pintar es hija de la sicología de las formas, de la Bauhaus y de precursores como Keneth Noland, Sam Francis y Frank Stella. En ese cuadrante Magot inscribe su obra desde que obtuviese su licenciatura en Corriente Alterna (1996-1999). Primero empezó a experimentar prescindiendo de toda representación espacial, aplicando grandes planos de color. Después fue incorporando el mármol y el acero para explorar su naturaleza transitoria, contraste, simultaneidad y diálogo con el pigmento. Hacía arte abstracto en óleo sobre lienzo con materiales industriales y encontrados: madera y metal.
Impulsos aleatorios
Y si “(Im)perfectos” (2013), “Ensamblajes” (2015) y “Formalidades de un fragmento” (2019) dieron cuenta de ello, “State of flux” marca su retorno al ejercicio pleno de la pintura en 7 obras de gran formato, 9 pinturas chicas y una mediana. “Los últimos 5 años he estado explorando la tensión y armonía entre la pintura, algunos materiales encontrados y a veces también intervenidos y volviendo cada vez más mi obra hacia una pintura ‘escultórica’, por decirlo de alguna manera. Mis piezas eran cada vez más pesadas y retadoras en ensamblaje. Con esta muestra creo que despierta mi necesidad de trabajar nuevamente el proceso de la pintura intuitiva y encontrarme en la incertidumbre del pincel y el lienzo”, dice la artista.
Que empezó sondeando las posibilidades del suprematismo y del minimalismo. Pero se detuvo ante el expresionismo abstracto y, ahora, ante la abstracción postpictórica, corrientes donde priman las tendencias ‘colorfield’ y ‘hard edge’, suficientemente exploradas por Magot. ¿Cómo controlas la predominancia de uno y otro? “No tengo un interés particular por la geometría ni el filo duro, creo que en algún momento de los últimos años mi obra ha rozado muy de cerca esa definición por el uso que le he dado al gran espacio pictórico y por los encuentros con materiales más densos. Pero, por el contrario, mi interés consiste en investigar el proceso natural de pintar sin ideas sobre la pintura”.
Admiradora confesa de Giotto, Malevich, Albers, Ad Reinhardt, Barnett Newman, Robert Ryman, Carl Andre, Robert Morris y Agnes Martin, la artista de “State of flux” hace viajar su pincel por gradaciones de bajo contraste tonal. La sutileza de las variables, sin elementos claramente dominantes, generan grandes superficies de contemplación en medio de un paraje misterioso, solitario de formas e inaudible de sonidos. Como el movimiento del globo ocular. Como la luz que incide en la retina, se hace impulso eléctrico y el cerebro transforma en un cuadro abstracto.
Más información
Lugar: Espacio Venancio Shinki - ICPNA de Miraflores.
Ingreso: Previa inscripción en cultural.icpna.edu.pe/visita-espacios-exposicion
Fecha: Hasta el 13 de febrero.
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