Son espacios donde el tiempo se transforma en alimento intelectual. Ubicados en un punto equidistante entre el paseo, la conferencia ilustrada y la construcción de ideas, de pronto los museos cerraron sus puertas sin que nadie supiera decir hasta cuándo. Con algunas excepciones en Asia, África y algunos países árabes, la evolución de la crisis sanitaria determinó que en el momento más álgido de la pandemia —y según una encuesta del Consejo Internacional de Museos (ICOM) —, el 94,7% de los museos del mundo sufrieron una clausura temporal. Pero como no se limitan a la exhibición de objetos, como son plataformas destinadas al conocimiento inmemorial, siempre estuvieron allí. Y en el caso específico de los nuestros, nunca se fueron.
“Hemos continuado interactuando con nuestros 74 mil seguidores en Instagram a través de conversaciones en vivo, un concurso de fotografía digital que eligió a sus ganadores y la difusión de contenido alineado con nuestros valores artísticos y con los planes que vamos forjando a futuro. Más allá de lo que se defina para nuestra casona barranquina dentro de lo que será la nueva normalidad, MATE continuará ofreciendo contenido relevante de manera digital: arte contemporáneo, acciones participativas y la valorización de la herencia local”, señala Rafaela Maggiolo, directora del Museo Mario Testino.
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“Por nuestra parte, estamos orgullosos de la iniciativa en Instagram y Facebook denominada #ConexiónArtista en la que, en videos muy cortos, artistas contemporáneos hablan de otros artistas que admiran. Con esta dinámica quisimos generar lazos y conectar a la comunidad de artistas y creadores peruanos entre sí. A raíz de ello desarrollamos una página web que servirá como directorio de artistas peruanos y permitirá la visibilidad y promoción de su trabajo. Al comienzo de la cuarentena nuestro grupo de mediadores y de adultos mayores generaron contenidos en línea para el disfrute de niños y familias. Ahora estamos preparando nuestro ciclo de cursos y talleres en línea para todas las edades”, afirma Nicolás Gomez, director del barranquino MAC.
Por su parte, el LUM también tradujo su programación al medio virtual. “De una asistencia presencial de 50 personas hemos pasado a un público de miles gracias a la interacción en las redes sociales. Así, nuestros ‘Diálogos por una nueva convivencia’ son sesiones sobre la situación de nueve grupos sociales vulnerables: los trabajadores informales, los inmigrantes venezolanos, la población penitenciaria; las mujeres y la población LGTBQ; las niñas, niños, adolescentes y jóvenes; los pueblos indígenas amazónicos; los retornantes a sus regiones y los adultos mayores”, señala el historiador Manuel Burga, su director.
SEÑALÉTICA Y RETORNO
Pero, además de esa oleada de visitas virtuales e interacción a distancia, las instituciones se preparan para la inminente reapertura. Tratándose de un museo gratuito, el LUM no precisa de una reinversión para el retorno, solo cuidar el distanciamiento social en el momento que lo disponga el ejecutivo. “En cambio, nosotros sí dependemos de las disposiciones oficiales para ofrecer aquellos servicios que permiten nuestra sostenibilidad: alquiler de espacios para eventos, concesión de restaurante y oferta de cursos y talleres. Luego, y también con el permiso de las autoridades, abriremos nuestros espacios expositivos. Aun no hay certeza sobre la etapa que nos corresponde, pero el sector solicita iniciar cuanto antes”, señala el director del MAC.
“El MATE no está exactamente dentro de lo que podemos entender como el territorio de un museo convencional y goza de especial libertad y elasticidad para definir su contenido. Existe una colección permanente compuesta por las fotografías de Mario Testino, nuestro fundador, que se enriquece por formatos definidos como ‘Maestros de la fotografía’ y las ‘Letras MATE’. Pero al mismo tiempo mucho de nuestro trabajo tiene que ver con proyectos in situ de artistas locales e internacionales, que en varios casos se desarrollan de manera colaborativa con la comunidad del museo. Esa es una de las formas como invitamos a interactuar con el arte contemporáneo”, completa la directora del espacio barranquino.
Y para favorecer el distanciamiento social en la llamada ‘nueva normalidad’, el LUM contempla la instalación de señalética referente a la prevención del COVID-19 y entre sus protocolos están la reducción del aforo en todos sus ambientes al 50%, el retiro de audífonos, pantallas táctiles y otros objetos que requerían una interacción directa con el visitante, además de determinadas modificaciones en el contenido para que pueda seguir disponible a través de otras alternativas audiovisuales. También reducirá el número grupal de visitantes a un máximo de 5 personas y el acceso a sus ascensores será limitado. La idea es asegurar que se mantenga la distancia recomendada de metro y medio entre sus visitantes.
CONCRETO Y ARMADO
Así las cosas, todo va quedando listo para que los visitantes regresen a sus museos de manera confiable y segura. Mientras, el MATE rediseña su página web con nuevas maneras de explorar, descargar y conocer sus instalaciones —incluyendo un recorrido de 360º con información a profundidad— y en el MAC siguen trabajando digitalmente su revista ‘Cubo abierto’, que recoge artículos sobre arte contemporáneo peruano, y también una serie de cartillas digitales didácticas para niños y adolescentes con ejercicios de reflexión sobre problemáticas medioambientales a partir de actividades diseñadas por artistas locales. Pero confían en presentar en vivo un sobrio volumen sobre la historia del Instituto de Arte Contemporáneo trabajado durante la pandemia.
Y si los largos meses de confinamiento han demostrado que la experiencia física del arte es única e irremplazable, se avecina un reto mayor: dinamizar procesos y movilizar audiencias hasta lograr su anclaje tanto con la vanguardia contemporánea como, en el caso del LUM, con la pedagogía de la memoria. La restauración social y económica del tejido social después del brote será largo y complejo, ya se sabe. Pero los museos, como lugares incomparables de encuentro y aprendizaje para todos, son algo más que edificios de concreto armado: son los bloques sobre los que se edifica la arquitectura de la civilización.
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