Las obras de Santiago Yahuarcani y Alberto Casari son contemporáneas, pero completamente distintas. El primero es un artista amazónico, que desde los años 80 del siglo pasado viene registrando, con dedicación y entrega, los saberes tradicionales y los mitos originarios uitotos de su familia materna; y el segundo es un artista nacido en Lima, cuya trayectoria ha seguido diversos caminos vinculados con la pintura, el diseño, las instalaciones y la fabricación de objetos, alfombras y muebles. Sin embargo, existe un diálogo entre ambos trabajos, a partir del uso de un material como las fibras vegetales: la llanchama en el caso de Yahuarcani y las telas rústicas en el caso de Casari. De ahí se abren nuevas perspectivas que la galería Crisis ha decidido presentar de manera conjunta en la sección “Nunca lo mismo. Arte Latinoamericano”, de la feria ARCOmadrid, que se realizará entre el 23 y 27 de febrero próximo.
Como cuenta la galerista Alexandra Morales fue la cocuradora de esta sección de la feria, Manuela Moscoso, quien le propuso reunir las propuestas de ambos artistas en un mismo espacio. “La idea fue articular una narrativa o una conversación entre ambas obras que sea interesante y rica en contenido”, afirma. De parte de Yahuarcani se presentan obras de gran y pequeño formato, que son como una síntesis de todo su imaginario: desde el tema de la explotación del caucho hasta la presencia de seres míticos y de escenas que describen el poder de las plantas medicinales; y del lado de Casari se muestran telas pintadas, algunas realizadas en la década de 1990, en las que el artista explora en los tonos monocromáticos cercanos a los telares Chancay, con trazos minimalistas de cierta influencia oriental.
Historias reales
Con su participación en ARCOmadrid, Santiago Yahuarcani siente que está cumpliendo el sueño de su madre, la sabia uitota Martha López Pinedo, fallecida en 2014. Alguna vez, ella entró a su taller y vio lo que estaba pintando y le dijo: “esas obras se irán lejos, muy lejos, a donde nosotros nunca vamos a llegar”. Ahora, él recuerda esas palabras como una especie de presagio.
“Ella siempre quería que nuestras pinturas y nuestros relatos viajaran lejos, para que cada vez más gente entienda nuestro mensaje y conozca cuál es el mundo en el que vive el uitoto, para que la opinión pública comprenda el lugar en el que vivimos”, cuenta el artista, por teléfono, desde su casa en Pebas, una comunidad amazónica, ubicada en la desembocadura del río Ampiayacu, en Loreto.
Esos relatos a los que hace referencia Yahuarcani tienen que ver con una serie de historias, muchas de ellas desconocidas por el Perú oficial, que el artista ha venido pintando desde los años 80: las atrocidades cometidas por los caucheros a inicios del siglo XX, los mitos uitotos vinculados con la creación del mundo, el lugar que su clan de la Garza Blanca ocupa en la Amazonía, el mundo de los sueños y su experiencia en el tratamiento de las enfermedades a partir de su conocimiento de las plantas del bosque.
“Últimamente —cuenta Yahuarcani— vengo trabajando obras en formato pequeño, con materiales de acá, con algunas cortezas, algunas hierbas y diversos tintes naturales”. Luego dice que cada vez más está explorando en la medicina de sus ancestros. “En estos momentos —afirma— estoy tratando de plasmar y hacer conocer mis experiencias con el uso de las plantas medicinales, cómo me concentro, cómo sueño, y cómo me dedico a curar a mis hijas, a mis hijos, a mis nietas”. Justamente, de la serie que ha enviado a la feria madrileña, él destaca una obra de 35 x 50 centímetros, en la que ha usado polvo de madera cedro, y en la que representa a dos chamanes entrelazados en una feroz batalla. Como la mayoría de sus cuadros, este también tiene una historia detrás, que él narra con emoción: “Mi abuelo —cuenta— cuando tenía 10 años, acompañaba siempre a cazar a un tío que era chamán, y un día cuando caminaban por el bosque, este tío se encontró con otro señor que también era chamán y empezó una pelea, pues los chamanes siempre son enemigos. Mi abuelo vio entonces cómo su tío se iba convirtiendo en tigre, y de miedo se subió a un árbol, pues nunca había presenciado algo así. Desde el árbol miraba cómo el otro señor también se transformaba en tigre y después cómo ambos volvían otra vez a ser hombres, cuando terminaban de pelear”.
Legado oriental
“Considerando el tipo de obra que hace Santiago, pensé reunir algo que pudiera dialogar con su trabajo —dice Alberto Casari— y me decidí por un conjunto de telas monocromáticas con figuras estilizadas y que no tienen bastidores, sino que cuelgan como las llanchamas que él pinta”. Varias de estas piezas Casari las realizó durante su estancia en Italia, en la década de 1990, cuando experimentaba uno de los tantos quiebres que ha seguido su carrera.
Era un momento en que se iniciaba en el budismo y se interesaba por lo oriental, sobre todo por los kakemonos japoneses, esas telas colgantes con caligrafías o pinturas. En el caso de las obras enviadas a esta versión de ARCOmadrid, Casari ha elegido algunas telas pintadas que presentan figuras de inspiración precolombina, como una que titula “El muerto”, y que representa una especie de felino recostado hecho con trazos rudimentarios, y otras más recientes, mucho más simbólicas, como mandalas. “Estas son de hace cinco años y son telas teñidas, no pintadas —dice Casari— en las que incorporo fieltros de lana de colores, y pongo esas figuras circulares como si fueran soles”.
Se trata de dos artistas que más allá de diferencias de propuestas, intereses y estilos, tienen el interés compartido de explorar en los materiales ofrecidos por sus respectivos entornos. Ahí radica, en buena medida, la potencia de su arte, con obras que ahora compartirán un espacio en una de las ferias más importantes de arte contemporáneo. Como dice, Alexandra Morales, una de las gestoras de Crisis, “nosotros no usamos la feria tanto como una plataforma comercial, sino nos interesa presentar proyectos y darles visibilidad a nuestros artistas”.
Más información
Las obras de Santiago Yahuarcani y Alberto Casari serán exhibidas en el booth de Crisis, ubicado en 9NLM08, de la sección “Nunca lo mismo. Arte Latinoamericano”, bajo la curaduría de Manuela Moscoso y Mariano Mayer. La Feria ARCOmadrid 2022 se realizará del 23 al 27 de febrero en la capital española.
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