El cine norteamericano es maravilloso, qué duda cabe. Pero es seguro que lo sería menos si no contara con la extensa y proteica obra de Spike Lee (Georgia, 1957). Ahora que tocan las campanas de la rebelión, y cuando cada vez más se toma conciencia del abuso que viene sufriendo la población negra desde la abolición de su esclavitud, la obra del director de “Malcolm X” (1992) es más relevante que nunca.
“5 sangres” fue realizada mucho antes de la terrible muerte de George Floyd a manos de la policía de Minneapolis, por lo que no hay asomo de oportunismo en una cinta con clara vocación de denuncia pero registro irreverente, casi paródico de ciertos géneros tradicionales de Hollywood: desde el cine de aventura del tipo “El tesoro de la Sierra Madre” (1948) hasta el bélico de “Rambo” (1982) o “Apocalipsis Now” (1979).
Un repaso a la sinopsis ya avisa de una fábula al límite de lo verosímil: cuatro excombatientes afroamericanos de Vietnam –Paul (Delroy Lindo), Otis (Clarke Peters), Eddie (Norm Lewis) y Melvin (Isiah Whitlock, Jr.)– deciden regresar al lugar de la guerra –ahora un país pacífico– para buscar un tesoro que ocultaron durante el conflicto. Además, buscarán los restos del líder caído del grupo (Chadwick Boseman).
La cinta, escrita por Lee y su socio Kevin Willmot, ha sido apreciada, por lo general, más desde el lado serio. Pero, en realidad, el tono elegido por Lee es el que une de una forma desconcertante el drama y la violencia con la comedia –registro de alguna manera inaugurado por Tarantino, pero también anticipado, aunque con rasgos de raíz más ‘scorseseana’, por el propio Lee en su seminal “Haz lo correcto” (1989)–.
Como sucedió con “El infiltrado del KKKlan” (2018), éxito previo de Lee, “5 sangres” –distribuida por Netflix– sigue un camino de equilibrista, donde al espectador le cuesta comprometerse con un solo tono: vamos del relajo de unos amigos que bailan en una discoteca a la angustia del veterano atormentado, pasando por la mirada entre épica y lírica al paisaje de Vietnam, e insertos de fotos o tomas documentales de Martin L. King.
Pero los límites emotivos de la cinta corren parejos con su insolencia creativa, y también con la capacidad de hacer reflexionar al espectador. Uno se preguntaría, a veces, si estamos ante un nuevo método estético de distanciamiento crítico, como hubiera querido Bertolt Brecht para el teatro: lejos de un ilusionismo ficcional, las imágenes documentales, de distintas texturas, interrumpen el relato y recuerdan un trasfondo histórico.
Lo interesante es que ese trasfondo no es el hegemónico. Como sucede con algunos títulos de Tarantino –pienso en “Bastardos sin gloria” o “Django”–, Lee está haciendo ficciones como una verdadera reescritura de la historia oficial de EE.UU. Siguiendo a Walter Benjamin, se trata de hacer una versión del pasado social y político desde la óptica de los invisibilizados, los oprimidos y los abusados por el poder.
Es esa perspectiva de denuncia por parte de una minoría la que tiene un rasgo más explícito en el andamiaje verbal de la cinta, que, en este caso, está también a un punto de ser demasiado didáctico. “5 sangres” corre el peligro de perder en misterio y sugestión expresiva de sus imágenes; sin embargo, el montaje es tan irreverente, su reinvención de los géneros populares tan travieso y sus personajes tan complejos, que la cinta remonta con éxito su lado retórico. Así, detrás de una humorada perversa, Lee contrabandea un inteligente y entrañable manifiesto tan contracultural como contrahistórico.
LA FICHA
Título original: “Da 5 Bloods”.
Género: drama, comedia, aventura, bélica.
País: Estados Unidos, 2020.
Director: Spike Lee.
Reparto: Delroy Lindo, Clarke Peters, Norm Lewis, Isiah Whitlock Jr.
Calificación: ★★★1/2.