Una grata sorpresa es sin duda el estreno, vía Netflix, del primer largo de Melina León. Se trata de “Canción sin nombre”, una de las pocas películas peruanas de ficción que logran reconstruir una época caótica, oscura y convulsa, como la de los años ochenta, con una imaginación, delicadeza y refinamiento –sin la ayuda de grandes presupuestos– que no veíamos desde “Las malas intenciones” (2011), de Rosario García-Montero.
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