El genial basquetbolista Michael Jordan es recordado por su incursión junto a los Looney Tunes en la cinta "Space Jam", pero solo su colega Kobe Bryant logró ganar un premio Óscar. Ni más ni menos. Al menos en el campo fílmico, el duelo lo ganó la exestrella de Los Ángeles Lakers, que acaba de fallecer en un accidente en helicóptero, a los 41 años.
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La obra se llama "Dear Basketball" ("Querido baloncesto"), y se quedó con el galardón a mejor cortometraje animado en los premios de la Academia del 2018. Fue escrito, protagonizado y narrado por Bryant, a partir de un poema que él mismo publicó en el diario "The Player's Tribune", para anunciar su retiro del deporte en noviembre del 2015.
Y es sin duda una obra emocionante. Hecha con bellos trazos animados, la película recorre la vida y trayectoria de Bryant desde que era un niño que improvisaba balones hechos con calcetines y se conformaba con soñar con las grandes competencias de la NBA que veía por televisión.
UNA PASIÓN
Pero más que un retrato autobiográfico, que por supuesto lo es, "Dear Basketball" es una de las más hermosas odas al deporte que se hayan filmado recientemente. Porque recoge el espíritu de la competencia, de la superación, de la nobleza y el compañerismo.
"Mi amor por el básquetbol es tan profundo que le di todo de mí: mi mente y mi cuerpo, mi alma y mi espíritu. Me enamoré del deporte siendo un niño de seis año y nunca imaginé lo que encontraría al final del tunel. Solo me veía a mí mismo tratando de salir de él", señala en el poema y en la narración del cortometraje.
Y remata con una idea que se cierra de forma cíclica: "No importa lo que venga después, siempre seré ese niño que enrollaba sus medias y las lanzaba al cesto de basura: 5 segundos en el reloj; el balón en mis manos. 5... 4... 3... 2... 1...".
Como si no fueran suficientes dos medallas de oro olímpicas, dos premios a mejor jugador de la final de la NBA, 18 títulos del mismo torneo y formar una pareja de ensueño junto a Shaquille O’Neal, Kobe Bryant logró colgar los botines y llevarse un Óscar a casa. Pocos pueden darse tamaño lujo. Que la gloria siga siendo suya.